Para recordar: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Un 23 de julio de 2014, el diario EL IMPULSO, reseñó el deceso del insigne
locutor Gerardo Brito, bajo el siguiente titular: “Falleció el general del folklore”; fue el fundador del programa radial “Los venezolanos primero” y tenía a su público acostumbrado
a recitar la copla de Carlos Ramón Cordero: “La cuenta que no da na”; la cual, generalmente la declamaba en ocasión del día de las madres.
En corto espacio, trataremos de hacer un resumen de la misma, donde un hijo mal agradecido o ingrato, hasta dándosela de gracioso, quiso cobrarle los servicios prestados a su madre, y después que ella, con amor, le contó la verdadera historia de su vida, se dio
cuenta que él estaba en deuda con ella. Al final se arrepintió y señaló: “no hay dinero en
este mundo para pagarle a una madre, espero que todos los niños aprendan bien la lección, los de aquí de Venezuela, también los del exterior”.
Hace poco, el gobierno venezolano, por querer tapar “el sol con un dedo”, según ellos, se ha inventado una “supuesta crisis humanitaria” y a pesar del desequilibrio económico, social, político y hasta religioso existente, pretenden que sea “inducida” la diáspora, manifestada en una terrible, insólita, descomunal, inclemente, inaudita, obligada salida de unos 3.5 millones de connacionales para otros países, en los últimos 4 años.
Tras ello, este gobierno decidió “cobrarle una indemnización”, especialmente a Colombia, aduciendo que nuestro país ha “recibido” unos 5 millones de personas “sin nada a cambio” y ese día, el presidente Maduro mencionó a migrantes que han llegado a Venezuela de Ecuador, Perú, Portugal, Italia, España, Arabia, China y otros.
Hoy es al contrario, muchas lumbreras y personas hacendosas se han ido para esos países.
Tal vez, los gobernantes de turno no han entendido que la mayoría de los inmigrantes de otras latitudes han sido y son personas trabajadoras, emprendedoras, inteligentes, tesoneras, habilidosas, comerciantes, de finos rasgos, que han sembrado una vasta cultura, conocimiento y tecnología, y si siguen tratando de cobrar indemnizaciones a
otras naciones, pudieran terminar como el joven de “la cuenta que no da na”.
En Génesis 13 y 14, está la historia cuando Dios protegió a Abram para salvar a su sobrino lo capturado por unos reyes, junto al robo de sus bienes. Y al venir de esa batalla,
dicho patriarca le dio al sacerdote y rey Melquisedec los diezmos de aquel patrimonio
recuperado. Y más adelante, Dios le pidió a Abraham su propio hijo y estuvo dispuesto a
entregárselo (ver Génesis 22).
A veces decimos que Dios está en deuda con nosotros, por lo que le servimos o le damos a él (tal como se muestra que Abraham estuvo dispuesto a entregar hasta su hijo).
Inclusive, hay ocasiones que le echamos la culpa al cielo de los que nos pasa. Pero, según
texto inicial, ¿quién nos ha dado más? Evidentemente que Dios nos ha dado más a nosotros, que nosotros a Él.
El Padre celestial, entregó a su “Hijo Unigénito” por amor a la humanidad, para darnos la oportunidad de obtener la vida eterna, de vivir en un mundo mejor, después que ocurra su Segunda Venida. Tan solo necesitamos creer en él, vivir como él pide que lo hagamos y cumplir lo que él nos indica en su Santa Palabra, para que nunca le saquemos la cuenta a Dios y así deberían hacer los gobiernos del mundo, que igualmente están en deuda con el Señor.
