Inexplicables coincidencias avalan el milagro de José Gregorio

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El neurocirujano Alexander Krinitzky habla de varios hechos que sucedieron en torno de la cirugía de la niña Yaxury Solórzano Ortega hace casi tres años


Como «un episodio de una coincidencia tras otra y una menos explicable que la otra» cataloga el neurocirujano, Alexander Krinitzky, el proceso que llevó a que la cirugía que hizo a la niña Yaxury Solórzano Ortega convertiría en beato al médico trujillano.

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Este domingo se cumple un mes que la comisión de médicos del Vaticano concluyó que la curación de la pequeña venezolana es un hecho inexplicable para la ciencia, dejando constancia que se trataba de un milagro.

Aunque confiesa que es un católico no practicante, que se encomienda a Dios cuando opera para que todo salga bien y que tampoco es devoto del Venerable nacido en Isnotú, admite que su mediación estuvo presente en el caso de la pequeña guariqueña.

Así lo expone en dos audios con su voz, de más de cinco y tres minutos, que circulan desde el pasado enero por las redes sociales, cuya veracidad constató La Verdad. En ellos narra a colegas amigos detalles de la intervención quirúrgica que realizó hace casi tres años a Yaxury Solórzano Ortega en San Fernando de Apure.

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Cuenta que casi al final de la tarde del 10 de marzo de 2017, estando en Caracas, recibió una llamada desde el Servicio de Pediatría del hospital Pablo Acosta Ortiz, de la capital apureña, notificándole de la necesidad de operar con urgencia a una menor que permanecía en la unidad de terapia intensiva infantil con una herida por arma de fuego en la cabeza. 

Comenta que se trataba de una niña con una herida mortal en la región parieto occcipital derecha causada por un disparo con una escopeta corta a una distancia de menos de tres metros.

Según informó después una fuente eclesial, la pequeña de 10 años recibió el balazo esa mañana cuando unos delincuentes llegaron a robarle la moto a su papá en el caserío Mangas Coveras, en el estado Guárico, a tres horas de San Fernando de Apure.

Video de Krinitzky

Krinitzky relata el difícil traslado de la niña herida hasta el centro asistencial de la capital apureña. Primero, fue llevada en brazos, después «a lomo de bestia», en canoa a través del río y luego en carro hasta que llegaron a un pueblo «donde había una ambulancia».

«La primera atención médica la recibió en el hospital a las cinco o seis horas después de herida por arma de fuego y pasó a terapia intensiva». 

Pero, el hospital carecía de neurocirujano. El especialista ya no trabajaba allí. Es director médico del Centro Médico de Los llanos.

Krinitzky indica que al conocer de la emergencia salió de Caracas, llegando a San Fernando a eso de la medianoche.

«Operamos a la niña al día siguiente. Nunca la vi consciente. Estaba intubada, en condiciones críticas. Venía de la unidad de terapia intensiva infantil», relata.

Explica que se realizó una «cirugía de control de daños» con retiro de tierra, hueso y esquirlas metálicas, aunque tuvieron que dejar algunas «para evitar más daño cerebral». 

Prosigue que “unos 10 a 12 días después”, llegó a su consultorio una señora con una niña caminando, con un gorrito en la cabeza, que no reconoció hasta que la madre le recordó que era la de la cirugía por arma de fuego.

«Viendo la extraordinaria evolución, en cuanto a la calidad y a lo corto del tiempo», decidió hacerle un video con su teléfono celular, por si lo necesitara para exponer después en un congreso la extraordinaria evolución de la paciente.

Casi dos años después

Sigue contando el médico que, año y medio después de esa consulta, «un sábado», comentó el caso a un sacerdote amigo en el estado La Guaira. Este le preguntó si había escuchado a los familiares hablar de alguna petición de intercesión a algún santo. Ante su respuesta negativa, el padre le insta a preguntárselos si los vuelve a ver.

Narra el neurocirujano, cómo coincidencialmente, ese lunes siguiente, «sin haberlos llamado ni nada por el estilo, se presenta la mamá con la niña a la consulta para una revaloración de rutina, casi dos años después». 

Le pregunto, entonces, a la mamá y ella le cuenta «que sí, que ella le pidió el milagro a José Gregorio Hernández, que ‘cuando íbamos a entrar a quirófano’ ella sintió la presencia de José Gregorio que le tomaba un hombro y le decía que no se preocupara que todo iba a salir bien».

Y agrega: «Que ella le había ofrecido una muñequita de plata, pero que no sabía a dónde llevarla, porque no conocía Isnotú». 

Al recibir esa información, Krinitzky llama a su amigo sacerdote para contarle, y este pasó la información a la Iglesia y «comenzó este camino».

La tomografía

Y continúa contando otra extraordinaria «casualidad» que sucedió durante el estudio del supuesto milagro por el tribunal eclesiástico, con expertos venezolanos del clero y laicos, que instaló la Iglesia venezolana en San Fernando de Apure en diciembre de 2018, unos 21 meses después del hecho.

«No conseguíamos la tomografía inicial, la preoperatoria, la buscamos por todas partes y no aparecía», rememora.

Recuerda que estando una mañana en el baño recibió una llamada del padre Gerardino Barracchini, vicario episcopal por la Santidad de la arquidiócesis de Caracas, quien fungió como promotor de justicia en el referido tribunal.

El presbítero iba llegando de Roma, en Italia, y le llamaba desde Maiquetía para informarle que había que conseguir el estudio, porque en el Vaticano le habían indicado «que era estrictamente necesario conseguir la tomografía preoperatoria, porque sin ella todo el caso se caería».

Cuenta que, después de terminar la llamada se dispuso a afeitarse y mirando al espejo, dijo, «de manera jocosa y hasta irrespetuosa: ‘Bueno, José Gregorio, mete tu mano para que aparezca la tomografía porque a ti te conviene».

«Habrían pasado dos minutos cuando mi mujer me dice que los niños, menores de tres años, jugando sobre unos escombros de albañilería en la casa, consiguieron el CD de la tomografía, que no sé ni cómo llegó ahí».

Sigue: «Lo metí en la computadora y estaba como recién hecho. Llamé al padre Gerardino que seguía en el aeropuerto y le doy la noticia. Me dice que está pagando un café y que detrás de la caja había una imagen de José Gregorio de cuerpo entero y con las manos extendidas, como diciéndole: «Bueno, ahí tienes, para que continúes».

Asevera que ese evento coincidencial llama mucho su atención. «Es impresionante. Me dejó sin palabras».

Una vida normal

Fue así como, con la intercesión del «médico de los pobres», todo fue fluyendo para el estudio del milagro en la Congregación para la Causa de los Santos de la Santa Sede.

Se espera que en los próximos meses la comisión de teólogos determine que el milagro ocurrió por la intercesión del doctor Hernández, para que el colegio de cardenales y arzobispos lo ratifique y el prefecto del dicasterio notifique la decisión al Papa, quien decretará la tan esperada declaratoria de beato.

A casi tres años del hecho, Yaxury Solórzano Ortega estudia en el colegio Casa Hogar San Fernando, en la capital apureña, según reseña El Pitazo.

Agrega que, pese a que aún conserva restos de esquirlas metálicas en su cabeza, lleva una vida normal. «No sufrió secuelas neurológicas, habla y se relaciona fluidamente”.

Así lo corrobora el video colgado por Alfredo Gómez, biógrafo de José Gregorio, en su cuenta en YouTube el pasado 12 de enero.

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