Crisis global por coronavirus acarrea nuevos riesgos para la economía venezolana

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La crisis económica provocada por el Covid-19 representa nuevos riesgos para la economía venezolana, reducida a la mitad desde que Maduro llegó al poder en 2013


En las últimas semanas el mundo se ha venido paralizando. La actividad de grandes empresas, congresos, vuelos, clases, eventos deportivos y de moda, estrenos de películas, festivales de música, foros y ferias internacionales, conciertos y hasta el emblemático Carnaval de Venecia fueron suspendidos. Los mercados bursátiles vivieron el 9 de marzo el llamado “lunes negro”, la peor jornada desde la crisis financiera de 2008. Ese día los precios del petróleo se desplomaron. La cotización del Texas, el de referencia en Estados Unidos, se situó en 31,13 dólares el barril, su nivel más bajo desde la Guerra del Golfo de 1991.

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Los días siguen pasando y el número de casos ascendiendo. La incertidumbre crece como también el riesgo de recesión mundial. No cabe ninguna duda de que la economía global es uno de los pacientes infectados de coronavirus más débiles en este momento, y la esperanza de recuperación está puesta en las naciones, los organismos internacionales y en las medidas que tomen para controlar la propagación, la cantidad de víctimas mortales y el pánico que ha generado.

Ante la crisis económica mundial desatada por la recién declarada pandemia global, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que el Covid-19 se convirtió en el “riesgo más apremiante” para la economía y que incluso amenaza con “descarrilar” la recuperación si se prolonga y se extiende a otros países.

La crisis provocada por el Covid-19, que para el 13 de marzo sumaba más de 120.000 casos y más de 4.300 muertes, representa nuevos riesgos para la economía venezolana, reducida a la mitad desde que Maduro llegó al poder en 2013, especialmente en los sectores que han venido reanimándose en el transcurso del último año gracias a la flexibilización de controles, al creciente uso de divisas y a la mayor oferta de productos por la liberación de importaciones.

“Paradójicamente, el coronavirus tiene un impacto más fuerte en la economía que en la salud, que por supuesto es terrible y lamentable por la muerte de personas, sobre todo de adultos mayores y de aquellas con problemas de inmunodeficiencia”, señala el economista Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis.

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Lo peor, sostiene, es la amplificación exagerada y desproporcionada del miedo que termina demoliendo economías, negocios y relaciones sociales. “En relativo al problema de salud, los porcentajes son controlados, mientras que en el tema económico es absolutamente sobredimensionado, porque los temores y el miedo normalmente amplifican el impacto negativo en el tema de cierre de empresas, de cancelación de eventos, reuniones y viajes, lo cual tiene un impacto muy severo sobre la actividad económica, y no hay forma de que no impacte en Venezuela”.

Caen los recursos

El pasado lunes 9 de enero Venezuela sintió el más fuerte de los efectos del Covid-19 en la economía, cuando la caída de los mercados arrastró los precios del petróleo y por ende de la cesta venezolana, que cayó 11,85 dólares para cotizarse alrededor de los 24 dólares frente al promedio de $50,83 del mes de enero.

La producción petrolera del país -además- ha caído casi 80% al pasar de 3,2 millones a 900.000 mil de barriles diarios, causando una merma significativa de los ingresos en divisas.

Este precio empeora las ya frágiles finanzas públicas, afectadas por la baja en la producción de Pdvsa y las sanciones de Estados Unidos contra varios organismos de la administración de Nicolás Maduro.

Cálculos de analistas señalan que por la caída de los precios del petróleo y de los problemas de Pdvsa para levantar la producción, el país podría dejar de percibir $9.000 millones en 2020.

Fragilidad extrema

La pandemia está afectando tanto la oferta como la demanda mundial de bienes y servicios. El 4 de marzo, el Organismo de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad) informó que el coronavirus redujo las exportaciones mundiales en 50.000 millones de dólares solo en febrero. Expertos advierten que si el Covid-19 no se controla, su impacto en la economía será más fuerte y que los países en desarrollo serán los más afectados.

La economía de Venezuela, que atraviesa la cuarta hiperinflación más larga de la historia, depende en buena medida del comercio exterior. Por un lado, de las exportaciones del escaso petróleo que bombea, y que no está destinado al pago de deuda, para generar ingresos en divisas. Y por el otro, prácticamente depende de las importaciones de bienes terminados para conservar abastecidos buena parte de los anaqueles de los comercios ante la poca capacidad de la industria de satisfacer la demanda, resultado de la destrucción durante los gobiernos bolivarianos de Hugo Chávez y de Maduro del aparato productivo nacional.

Juan Pablo Olalquiaga, presidente de la Fundación para el Desarrollo Integral (Fundei) y expresidente de Conindustria, señala que Venezuela, dado que el gobierno la ha llevado a una situación de extrema fragilidad al haber destruido la producción local y haberla hecho dependiente de las importaciones, puede pasar por unas carencias muy rápidamente de distintos tipos de productos.

“El país depende mucho de la importación de bienes, y los volúmenes de inventarios que van teniendo las empresas locales son muy bajos consistente con el tamaño de la economía que estamos viendo en este momento”.

En Venezuela, la mayoría de los productos que están en los establecimientos, entre ellos electrodomésticos, aparatos electrónicos, equipos médicos, ropa, zapatos, alimentos y hasta las latas de atún, provienen de otros países, principalmente de China, que es el mayor productor mundial.

Una lata de atún marca Rey de 170 gr. procedente de China comprado en un bodegón ubicado en Los Palos Grandes, Caracas

Para tratar de contener su propagación, muchas fábricas chinas suspendieron sus operaciones y cerraron sus puertas. Además, el país ha restringido el movimiento de sus ciudadanos. Estas medidas generaron que la producción de China, principalmente de insumos y componentes, cayera 2%.

Según León, en Venezuela el coronavirus tiene un impacto por la vía de los sectores que se habían reanimado ante la apertura de facto de la economía, que están importando mercancía y colocándola en el mercado.

“Hay subsectores comerciales y de servicios que se han reanimado luego de tocar piso, en medio de la masificación del uso de divisas. La apertura de facto del cambio y precios ha significado oportunidades para esos sectores. Y es precisamente el tema comercial, que ha sido marcador en la economía venezolana, el que está afectado y se va a afectar mucho más por la crisis del coronavirus”.

De Turquía, que el 12 de marzo reportó el primer caso de coronavirus, también llegan a Venezuela productos básicos como alimentos, principalmente harina de trigo y pasta, y de higiene personal. Además, muchos de los artículos que contienen las cajas CLAP son traídos de ese país.

Por su parte, el presidente de Consecomercio, Felipe Capozzolo, indica que si bien es prematuro hablar de caída de oferta, puede ser que ocurran retrasos en los despachos. «El resto del mundo se mueve en internet y muchos procesos continúan desarrollándose. En las próximas semanas podremos hacer un análisis más detallado».

Sin materia prima

Según la directora de Comercio Internacional de la Unctad, Pamela Coke-Hamilton, China es responsable de 20% de la producción y comercio global de productos intermedios, “lo que hace de este país un actor indispensable en la cadena mundial de producción”.

Venezuela también depende de importaciones de materia prima, sobre todo de China, para mantener a flote lo poco que queda de actividad industrial, que hoy opera a solo 20% de su capacidad instalada de acuerdo con la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria).

El 95% de la materia prima de una fábrica de insumos para la confección, ubicada en la ciudad de Caracas, proviene de China por vía marítima. Es principalmente hilos de distintas calidades, bandas de latón y colorante. En diciembre fue la última vez que pudieron importar del país asiático. Las órdenes de compra fueron suspendidas por los empresarios chinos ya que no pueden acercarse a sus fábricas ni abrirlas por miedo al contagio.

Desde inicios de marzo la compañía está buscando nuevos proveedores, especialmente en México y Brasil, quienes ofrecen la materia prima a precios mucho más elevados que los de China. “Esto causaría un gran incremento en los precios de los productos terminados que nosotros fabricamos”, afirmó una gerente de la empresa, que solicitó el anonimato.

Del país asiático también proviene 70% aproximadamente de las partes y piezas que importa Frigilux, la ensambladora de electrodomésticos más grande de Venezuela. Oswaldo Malpica, director de mercadeo y comunicaciones de la marca, explica que la garantía de partes y piezas, inclusive partes de equipos terminados que han incorporado a su cartera de productos, se ve comprometida porque las fábricas chinas no han tenido la posibilidad de entrar en una operación completa, y eso obedece a que entre las provincias que componen la nación china hay restricciones de paso.

“Estos brotes iniciales, aunque hayan salido de Wuhan, también sucedieron en las celebraciones del año chino. En China hay muy pocas celebraciones donde la gente tenga posibilidad de tener vacaciones largas, entonces de los grandes centros productivos la gente se mueve a sus ciudades y pueblos de origen. Eso quiere decir que hubo una movilización inmensa, y de esa masa de personas gran parte no ha podido regresar a los centros de producción”.

Olalquiaga asegura que China, principal proveedor de insumos terminados para Venezuela, sin lugar a dudas va a tener unos retrasos en los despachos de bienes, insumos o productos terminados de otros tipos por el cierre de las fronteras chinas y la paralización de muchas plantas.

“Esto puede afectar a la industria venezolana, que ha pasado a depender de insumos importados en una medida significativa al haber destruido las cadenas industriales locales”.

Así que Venezuela, asegura Olalquiaga, ingresa a esta crisis mundial en un momento de extrema fragilidad.

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