Gremios empresariales de Lara consideran que este será el trimestre más crítico

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Los presidentes de las Cámaras de Industriales, Comercio y Repuestos del estado Lara coinciden en avizorar que el último trimestre del presente año, será el más crítico que se haya vivido en las últimas dos décadas.

Al ser entrevistados, individualmente, por Elimpulso.com, hicieron énfasis en cuatro factores muy graves: el colapso de los servicios públicos, la aceleración de la hiperinflación, la falta de definición de los programas económicos y, para colmo de males, la inactividad que ha ocasionado la aplicación de medidas restrictivas para las labores, a consecuencia del riesgo del coronavirus.

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Salvó el «delivery»

Eldy Montero, presidente de la Cámara de Comercio del estado Lara, dijo que en comparación con los tres primeros trimestres del presente año, no se ve ningún tipo de mejoría para el sector más expansivo de la economía local.

Los seis meses de restricción de movilidad impuesta por las autoridades, como respuesta para evitar la propagación de la pandemia, han tenido un impacto demoledor para el comercio, ya que la actividad económica ha mermado en más del 60 por ciento.

No sólo hay que tomar en cuenta la obligación de mantenerse en casa, que impide a la mayoría de la población a salir a la calle, sino también la falta de transporte, que también ha sido una medida obligatoria dispuesta por las autoridades tanto regionales como municipales.

Desde luego, la falta de combustible impide que los particulares también se puedan movilizar y la prioridad de las necesidades se ha centrado en la adquisición de los alimentos básicos.

Un gran número de comerciantes se han visto en la necesidad de cambiar de rubros, para subsistir, acotó Montero.

Han existido dificultades para la adquisición y el transporte de materia prima, que aunado a la falta de energía eléctrica, gas y agua han perjudicado el desenvolvimiento de las labores de muchos establecimientos.

Desde el mismo momento en que fue declarada la cuarentena, que se ha venido prolongando continuamente, los comerciantes han mantenido las normativas de bioseguridad para evitar la propagación de la enfermedad.
Contrario a lo que ocurre en otros países de Latinoamérica, el sector comercio no ha tenido apoyo del sector oficial y, en consecuencia, todos los gastos han sido cubiertos por los empleadores, a quienes ahora se les añaden impuestos de servicios muy altos, así como los municipales.

Si hay que buscar algo interesante es de destacar la actividad del delivery o entrega a domicilio, que ha permitido la subsistencia de innumerables establecimientos y, por supuesto, emplear a muchas personas para que entreguen los pedidos que son hechos, sobre todo en los horarios en que se permite el trabajo, dijo Montero. Es lo único que ha aflorado.

No se puede pensar que la situación cambiará con motivos de los días navideños y de año nuevo, porque todo hace pensar que se mantendrá la merma del 60 por ciento de la actividad comercial, porque la gente lo que está preocupada es por la comida más que en otra cosa.

Baja producción

Si en los tres primeros trimestres la producción había oscilado entre el 15 y el 10 por ciento, en el último del año ese porcentaje disminuirá un poco más, según dio a conocer Mohamed Hussein, presidente de la Cámara de Industriales.

No auguramos cambio alguno porque no ha sido posible que el sector oficial atienda los planteamientos formulados por Fedeindustria, ya que las conversaciones que se han venido realizando hasta ahora no han dado resultado alguno y las políticas del Estado se mantienen inalterables.

Por otra parte, las actividades del sector no pueden mejorar porque el modelo intermitente 7+7 dispuesto oficialmente para evitar el contagio de la COVID-19, no es el adecuado para el sector económico, sobre todo porque el colapso de los servicios atenta drásticamente contra la normalización de las labores.

Dentro de ese problema, hemos podido observar que ha aumentado la frecuencia y el tiempo de las fallas eléctricas, uno de los servicios básicos que requiere el sector industrial. Y, por supuesto, no podemos dejar de referirnos a la falta de combustible que no sólo se necesita para la movilización del transporte de carga y de personal, sino para la activación de motores y equipos de trabajo.

Es por ello que si la producción ha bajado considerablemente, a medida que empeoran los servicios, también afectará el trabajo de las empresas.
Es de resaltar que el sector oficial no mide las consecuencias en la forma como se han venido afectado las pocas empresas que aún subsisten, ya que ahora, en Iribarren, han sido aumentados en forma considerable la prestación del servicio de aseo y suministro de agua.

Sobre éste último el incremento ha sido del 6 mil por ciento en relación al metro cúbico, dijo Mohamed Hussein.

«No puedo calificar de que sea justo o no, pero en este momento tan difícil es una carga más pesada para el sector industrial, que mantiene su personal sin apoyo oficial y hace lo imposible por no cerrar las santamarías de sus empresas, que son muy pocas las que quedan».

Pocos repuestos

Elías Bessi, en su condición de dirigente del sector de autopartes, considera que para estos días finales del año no hay sino preocupación, porque las condiciones económicas del sector privado son muy delicadas, ya que ninguno de los problemas que se han presentado tiene solución inmediata.

La Cámara de Importadores de Repuestos del estado Lara (Cidralara) ha venido advirtiendo las consecuencias de falta de disposición para resolver las dificultades, pero no hay respuestas.

De más de 400 empresas que fabricaban autopartes, hoy a duras penas quedan 24 fábricas en todo el país.

Claro está, que la desaparición de esas empresas se debió a que poco a poco fueron yéndose las grandes plantas extrajeras ensambladoras, para las cuales fabricaban los repuestos.

La ley obligaba a que el 40 por ciento de los repuestos tenían que ser fabricadas en el país, pero ya conocemos la realidad y sólo quedan las que producen parabrisas, frenos, tambores y otros equipos.

Son miles de vehículos a los que les faltan los repuestos, pero sus dueños no pueden adquirirlos porque a raíz de la dolarización, el bolívar ha venido perdiendo valor y la moneda estadounidense cada día cobra mayor peso en la conversión, dijo.

Quienes están adquiriendo vehículos en los momentos son muy pocos y generalmente se dice que lo hacen los enchufados o los que en medio de la crisis están haciendo negocios, dijo Bessis.

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