#OPINIÓN Buena Nueva: Escucha #31Oct

-

- Publicidad -

Un buen conocedor de la Ley le preguntó una vez a Jesús cuál era el primero de los mandamientos. Jesús le respondió: Escucha, Israel… Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas”. (Dt. 6, 2-6)

Pero no se queda allí el Señor, sino que le da un toque nuevo a este precepto, agregando que hay un segundo mandamiento también: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. (Mc. 12, 28-34).

- Publicidad -

El letrado que había hecho la pregunta a Jesús dice estar de acuerdo con Él. Pero agrega otra frase más al precepto: Amar a Dios y al prójimo “vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. Y el letrado también tenía razón, pues estaba recordando palabras de los Profetas: “A Yahvé no le agradan los holocaustos y sacrificios, sino que se escuche su voz.” (1 Sam. 15, 22). “Misericordia quiero y no sacrificios” (Os. 6, 3-6).

Pero… ¿Cómo es esto? ¿Es que Dios no quiere nuestros sacrificios? Significa que Dios sí desea nuestras ofrendas, pero primero y ante todo desea que lo amemos a Él sinceramente y que amemos a nuestros hermanos, como Él nos ama.

Nos dice el Evangelio que al concluir el diálogo Jesús encontró muy razonables los planteamientos del letrado, por lo que terminó con este elogio: “No estás lejos del Reino de Dios”.

- Publicidad -

No es casual que el mandato que Yahvé dio a Moisés comience con esa orden de “escuchar”. Porque para vivir bien la Palabra de Dios y sus mandatos no basta hablar y pedir, sino que hay que escuchar. Hay que escuchar a Dios. Es necesario orar, escuchando, para poder dejar que la Palabra de Dios penetre y se haga vida en nosotros, para poder ir haciendo la Voluntad de Dios en cada instante de nuestra vida.

No hay que orar siempre pidiendo y pidiendo. Hay que orar amando. ¿Cómo oramos amando a Dios? Amar es darse. Debemos orar buscando darnos a Dios. Y ¿qué es darnos a Dios? Es entregarnos a los designios que Él tiene para nuestra vida. Es aceptar su voluntad y buscar hacer su voluntad en todo. Eso es amar. Mejor que pedir esto o aquello, es decirle a Dios: aquí estoy, Señor, para aceptar y hacer lo que Tú tengas dispuesto. Quiero seguirte en tu camino. Dime qué quieres de mí para hacerlo, Señor.

Si oramos así con sinceridad, amando a Dios “con todo el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas”, vamos bien. Si nos damos a Él, y si amamos a nuestros hermanos “como a nosotros mismos”, vamos bien. Si los tratamos como deseamos ser nosotros tratados, haciéndoles el bien, perdonando aunque seamos ofendidos, tal vez Jesús pueda decirnos como al letrado: “no estás lejos del Reino de Dios”.

Isabel Vidal de Tenreiro

www.homilia.org

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -