#OPINIÓN Red de Instituciones Larenses: Tiempos de política #10Nov

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“Quien controla el miedo de la gente… se convierte en dueño de sus almas.”

Niccolò di Bernardo dei Machiavelli (03-05-1469/21-06-1527).

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Niccolò di Bernardo dei Machiavelli, mejor conocido como Nicolás Maquiavelo, fue un diplomático, funcionario, filósofo, político y escritor italiano, considerado padre de la Ciencia Política moderna. Fue así mismo una figura relevante del Renacimiento italiano. En 1513 escribió su tratado de doctrina política titulado “El príncipe,” póstumamente publicado en Roma en 1531.

Nació en el pequeño pueblo de San Casciano in Val di Pesa, a unos 15 km de Florencia, el 3 de mayo de 1469, hijo de Bernardo Machiavelli, un abogado perteneciente a una empobrecida rama de una antigua familia influyente de Florencia, y de Bartolomea di Stefano Nelli, ambos de familias cultas y de orígenes nobiliarios, pero con pocos recursos a causa de las deudas del padre.

Entre 1498 y 1512 estuvo a cargo de una oficina pública y visitó varias cortes en Francia, Alemania y otras ciudades-estado italianas en misiones diplomáticas. En 1512 fue encarcelado por un breve periodo en Florencia, y después fue exiliado y despachado a San Casciano. Murió en Florencia en 1527 y fue sepultado en la Basílica de la Santa Cruz, en Florencia, Italia,

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Fuente: Wikipedia.

Maquiavelo ha sido ductor mundial de muchos políticos a través de los tiempos posteriores a su existencia. Sus postulados han sido norte y guía que han sido implementados para el bien y para el mal, al extremo que, cuando se citan hechos políticos deleznables se titulan como “Maquiavélicos.”

Siendo la “Red de Instituciones Larenses” una organización apolítica partidista, de pensamiento plural, que hasta ahora, ha respetado su Visión y Misión para el cumplimiento de sus objetivos, en el marco del respeto de sus sagrados principios y valores, he tomado este tema porque lo considero pertinente estando el país en vísperas de un nuevo proceso eleccionario en el cual, según mi percepción, entre los electores impera la incertidumbre y la duda, no tanto por el sector político por el cual votar, pero si por el proceso electoral en sí mismo.

Los participantes en la contienda electoral deberían tener presente que muchos, tal vez demasiados ciudadanos, están cansados, casi agotados, en las esperanzas a que se retorne a la normalidad en la vida cotidiana y que volvamos a integrar un país próspero dentro de la seguridad jurídica y personal necesaria para lograr el tan esperado bienestar social.

Son más de veinte los años que llevamos en una confrontación injustificable, ocasionada por el choque de dos ideologías completamente opuestas, y los líderes que hasta ahora han asumido la autoridad necesaria para regir los destinos de la República deberían asumir la responsabilidad intrínseca a esa autoridad, mientras que, los electores debemos tomar una decisión sensata, utilizando la lógica y la razón porque muchos sabemos las diferencias entre los dos sistemas, sobre todo, en lo que ha calidad de vida se refiere, y ese conocimiento viene dado por experiencia propia o por la transmitida por personas muy, pero muy allegadas a nuestro entorno, y/o por los resultados en elecciones efectuadas en los últimos veinte años.

Cuando se publique este artículo estaremos a, tan sólo, una semana para la fecha fijada para las elecciones.

Hay procesos internacionales en marcha y estos pueden servirnos para orientarnos en nuestras reflexiones. Siempre he pregonado que soy apolítico, en toda la extensión de la palabra, pero no puedo, ni debo, ser indiferente ante los problemas que nos afectan y han ocasionado la peor crisis conocida desde antes de crearse la República.

He de seguir insistiendo en que:

“La justicia es el camino de la paz.”

Pero a la dama vendada hay que incentivarle los sentidos que le quedan libres, aligerar el peso de la espada y con sabiduría ayudarle a sujetar la balanza; la información oportuna y veraz aligerarán su llegada guiando su proceder y magnanimidad. 

Los electores somos mayores de edad, pero en muchos sectores impera la ignorancia que acrecienta al fanatismo.

Hace algún tiempo aprendí que:

La mejor defensa es… “la Malicia…”

A lo cual añadí:

La mejor herramienta es… “la Prudencia”.

“Todo sea por el bienestar de esta Patria Grande que llamamos Venezuela y que fue apodada “Tierra de Gracia”, la misma que con brazos abiertos dispuestos a ayudar, acogió a inmigrantes de todas las regiones del mundo y los enraizó en su territorio dándoles prosperidad, seguridad jurídica y personal, y ahora ve a sus hijos huir de la crisis; de todos los males suficientemente conocidos y sufridos.

Suya… ¡Es la decisión!

Maximiliano Pérez Apóstol

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