#OPINIÓN César Andrade, la perseverante búsqueda de la plástica universal #6May

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Seducido por la fama cosechada por Francia  de capital del arte, en 1968, el joven pintor César Andrade (1939-2022) decide  partir a ese país al encuentro de lo nuevo en el campo de las artes visuales. El influjo de las nuevas corrientes del arte de inmediato lo atrapan para residenciarse en la capital gala.

A Andrade lo acompañan otros dos juveniles artistas de la plástica local: Esteban Castillo y Servideo López. La aventura  la emprenden motivados por el firme deseo de aprender algo nuevo. De los tres Castillo y Andrade han perseverado en la pintura con una calificada obra. López, en cambio, se decidió por la política y un infructuoso intento por hacer cine cuando era un privilegiado empleado de la UCLA. 

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En esa decisión influye la crisis registrada en el seno de la Escuela de Artes Plásticas Martín Tovar y Tovar cuyos estudiantes reclamaban cambios en su pensum de estudio y métodos de trabajo. Fue la rebelión contra el añejo academicismo que condujo a la renuncia de su director José Requena. Sus estudiantes clamaban por cambios para acceder a la plástica contemporánea que en Francia se había desarrollado desde el siglo XIX. En Caracas, en la década de 1950, son los miembros del Taller de Arte Libre los primeros en hacerlo entre cuyos líderes tenemos a Carlos Cruz Diez.

En Barquisimeto ocurre en la década de 1960 motorizado por aquellos inquietos estudiantes de la EAPMTT. Lo que entonces Andrade sabía de pintura lo había aprendido en las clases recibidas en la EAPMTT  entre cuyos docentes figuraba José Requena. Una formación académica conformada por el clasicismo con predominio  del paisajismo. 

Venido de Guárico, municipio Morán,  Andrade canaliza sus inquietudes juveniles por los caminos del arte, que una vez más actúa como un salvador del hombre ante las tentaciones del vicio o la delincuencia.

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Cambios radicales 

Una vez se instala en París recibe de inmediato la influencia de las transformaciones ocurridas en la plástica desde el siglo XIX, entre éstas el impresionismo y el abstraccionismo. Lo cautivan las corrientes del constructivismo y cinetismo  quedando atrás el paisajismo. Se lo plantea muy seriamente desde la postura de un estudioso e investigador del arte pictórico, como lo dijera Cruz Diez al referirse a su persona y obra. Es una manera de asomarse al desarrollo científico-técnico-humanístico ocurrido en el mundo durante el período comprendido entre la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. En ese lapso son radicales y trascendentes los cambios en esos ámbitos de la actividad del hombre. Los mismos Andrade conoce y asimila para bien de su obra.

Así pues, en sus series Puntigrama y Linigrama se despliega ampliamente en el plano en diferentes direcciones con la irrupción de diversas figuras geométricas que conoce y maneja magistralmente: líneas, círculos, rectas, curvas, puntos y otros. Apreciamos que el contenido dominante consta de: líneas en sentido vertical, círculos, rectas prolongadas y cortadas a veces, rectángulos abiertos y mini círculos. Otras veces  establece redes a manera de maya.  En algunos casos recurre a los puntos para producir líneas verticales u horizontales que emiten un titileo de luces. La nitidez de las imágenes desencadena  un atrapante e incesante  ritmo visual. Un dinamismo propio de alguien dedicado a la investigación del arte negador del reposo. 

Según nuestro parecer se trata de la expresión de la teoría de sistemas o conjuntos sistemáticos. Una disciplina social que ha facilitado la organización de las diferentes actividades en la vida del hombre luego de la Primera Guerra Mundial. 

Es tal vez la evidencia de la movilidad artística, social, política, económica y filosófica suscitada entre los siglos XIX y XX antes del estallido de la Primera Guerra Mundial. A manera de ejemplo citamos la teoría de la relatividad del judío Albert Einstein. 

En el terreno pictórico se trata de un arte, como el abstraccionismo,  cuya percepción e interpretación va más allá del ojo humano. Estas series plásticas revelan a un artista dotado de conocimiento, criticismo, espíritu investigativo y sentido de transformación permanente.

El mensaje 

Toda obra de arte es un intento de comunicación de su autor. En la pintura la misma se concreta con imágenes visuales mediante la diversidad de valores que la integran.

Andrade lo hace desde la óptica del abstraccionismo, el cual, en las primeras de cambio, podría resultar laberíntico y complicado por lo cerebral y calculado. Por ello, es predominante la línea y el punto con los cuales logra una diversidad sensaciones en el observador pero nunca se sume en el vacío. Tiene la virtud de generar una seductora interacción muy propia del género del cinetismo que cultiva desde hace más de 50 años tras su encuentro con el arte plástico en París donde se ha refugiado.

El movimiento

De acuerdo con el ruso Kandinsky, creador del abstraccionismo, el punto en pintura representa pausa. Con ese principio resuelve la estática y a la vez movimiento en la obra. Pero, resultaría un contrasentido pensar  que Andrade niegue el movimiento en su obra, pues por el contrario creemos lo afirma al plasmar el mismo en la superficie del cuadro, aunque resulte casi imperceptible para el ojo. Esa abundancia de círculos en las cuatro direcciones alcanza esos propósitos subjetivos del autor. Sus obras oscilan entre un leve reposo y un sugerido movimiento. Con las líneas se desplaza alternativamente por el plano de la obra transmitiendo similar sensación con cierta quietud en algún momento. Ello, más vibraciones que genera la energía mediante el empleo de esos elementos geométricos. No en vano ha dedicado tiempo a la investigación de la energía en la pintura.   

Trabajar el arte abstracto comporta una actitud de cambio propio de una mente ajena al dogma petrificante. Con esa manifiesta inclinación al purismo desarrolla su obra cinética y constructivista. De forma eficaz cultiva el valor de lo microscópico que requiere minuciosidad y paciencia. 

La de César Andrade es una obra sintética que estimula la imaginación y curiosidad en el espectador por su inmensa creatividad. Éste ha enfocado su trabajo artístico en el estudio de los efectos que producen diferentes módulos o elementos en la retina del observador de acuerdo al ángulo o la posición en que se encuentre. Unas producciones visuales en las cuales abunda la figura geométrica del punto sin connotaciones paralizantes. El arte de un ciudadano del mundo que no olvida su aldeano Guárico y al Barquisimeto contemporáneo de aires cosmopolitas.

En la segunda mitad de la década de 1980 conocimos a Andrade cuando entrevistamos al grabador, en el servicio informativo de Mundial Tricolor donde laboramos. Posteriormente, desde París, nos hizo llegar una hermosa postal ilustrada con una de sus obras que conservamos en nuestro archivo. Se trata de un Puntigrama consistente en un círculo labrado con líneas horizontales sobre un fondo blanco apoyado en un llamativo colorismo más lo microscópico. 

El 30 de abril llega la lamentable noticia de su deceso a los 83 años, de este oficiante de la estética  por medio de la plástica. 

Freddy Torrealba Z.

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