Venezuela es el país más frágil de la región #23Sep

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Trabajo de: www.runrun.es

Que Venezuela sea el país más frágil de Sudamérica no debe sorprender a nadie, pero qué implicaciones tiene esto y cuál es su significado fue de lo que se trató la presentación del Índice de Fragilidad del Sistema Social, revelado el pasado 20 de septiembre en la Universidad Central de Venezuela.

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El estudio estuvo a cargo de EstadoLab, un espacio de análisis en la UCV para proponer soluciones a instituciones públicas, mercados, organizaciones internacionales y a la sociedad.

Sus principales objetivos son contribuir a superar la fragilidad estatal, reconstruir la gobernabilidad en Venezuela y transformar la crisis en una oportunidad de desarrollo por medio de intervenciones efectivas.

La investigación, que abarcó un periodo de dos años y arrojó 7.800 datos, concluyó que Venezuela posee una fragilidad política, económica y social superior a las de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay y Uruguay.

Además, permitió desarrollar el Índice de Fragilidad del Sistema Social, una herramienta que ofrece un acercamiento cuantitativo sobre la crisis de gobernabilidad que abarca varias décadas en la región.

El estudio estuvo a cargo de los investigadores John Magdaleno, María Gabriela Ponce, Leonardo Vera, Mauricio Pelan, José Luis Fernández-Shaw, José Huerta y Juan Pablo Goncalves.

La fragilidad y la tormenta política

El analista John Magdaleno expuso que la fragilidad política hace que la posibilidad de una redemocratización en Venezuela sea cada vez más cuesta arriba.

“La fragilidad política tiene que ver con la desaparición de toda estructura básica de autoridad, hay perturbaciones en el sistema que amenazan el entorno de la sostenibilidad política”, dijo Magdaleno.

Para Magdaleno, la existencia de una alta fragilidad del sistema político impide el desarrollo. «Es decir, que una sociedad logre explotar al máximo sus potencialidades de manera sostenible y de forma que garantice oportunidades a sus miembros».

De acuerdo con el estudio de Magdaleno, desde 1998, año de la llegada al poder del fallecido presidente Hugo Chávez, el índice de fragilidad política ha crecido.

“Entre 1998 y 2002 hay una aceleración, entre 2002 y 2004 hubo cierta estabilidad, pero de 2013 a 2020 ha habido un aumento del 14%”.

Según Magdaleno, para 2030 se estima que un tercio de los pobres en el mundo vivan en países con fragilidad.

El analista político expresó que a partir de 1998 hubo un ambiente de gran expectativa por los cambios que se le ofrecieron al país. “Después, vino una crisis económica profunda”.

Magdaleno expresó que para que se produzca una transición en el país es perentorio un cambio en las estructuras de poder. “El Estado tiene que permitir cumplir las reglas del juego por medio de las instituciones, deben haber un conjunto de libertades y derechos e igualmente una sociedad civil vibrante”.

El descalabro económico y la fragilidad

Para el profesor universitario Leonardo Vera la fragilidad económica se produce cuando las personas, las comunidades y los países se exponen a un contexto incierto que amenaza el bienestar material.

El economista aseguró que en las últimas dos décadas Venezuela se ha vuelto una economía más vulnerable e insegura.

“El comportamiento del índice de vulnerabilidad e inseguridad económica para el período 1998-2020 ubica a Venezuela en un alto nivel de fragilidad con una curva ascendente”, dijo Vera.

Vera indicó que en el marco de la fragilidad económica, las personas se exponen a un contexto inverso que amenaza su calidad de vida.

“Los emprendedores se enfrentan a condiciones adversas, como un entramado legal cambiante, hay altos costos transaccionales y pocos incentivos para innovar”.

Mortalidad infantil como sinónimo de debacle

En la investigación de EstadoLab, la socióloga María Gabriela Ponce evaluó la dimensión de desarrollo de capacidades y bienestar de los venezolanos.

Ponce manifestó que desde la llegada del chavismo al poder a finales del milenio pasado, la tendencia hacia abajo es irreversible.

“De 1998 a 2001, hubo un ligero aumento de la fragilidad y tuvo que ver con las expectativas que generaba un cambio de gobierno. En 2003 comienzan las misiones como política social del gobierno generando inestabilidad y cambios, en 2004 se da la bonanza petrolera y se destinó mucho dinero al gasto público de manera volátil que provocó un descenso de la fragilidad. Pero de 2013 en adelante viene un crecimiento sistemático de la fragilidad, siendo 2017 el año más álgido con escasez y protestas”.

Para Ponce, un indicador fundamental es la tasa de mortalidad infantil, que ha experimentado un ascenso en los últimos años. “De 15 en 2010, es decir 15 niños muertos por cada 1.000 nacidos vivos, pasamos a 21 en 2020”.

Entre las variables, Ponce también enumeró acceso a internet como símbolo de inclusión, aumento del empleo vulnerable sin protección laboral y descenso de la tasa de actividad. “Los servicios se deterioran vertiginosamente, comienzan a aparecer figuras de refugiados en otros países, la tendencia es a la caída”.

Conflicto para llegar al bienestar

“Ha habido un aumento de conflictividad social, pero también debo decir que una sociedad sin conflicto está muerta y no se pueden llevar a cabo cambios importantes”, dijo el profesor universitario y también sociólogo, José Luis Fernández-Shaw, encargado de evaluar la dimensión social.

Fernández-Shaw sostuvo que el aspecto social en Venezuela ha estado marcado por una fuerte influencia de lo militar tanto a nivel simbólico como operativo-organizacional, partidización de todo movimiento social y la herencia del Estado mágico y todopoderoso.

“El venezolano tiene la constante percepción de sentirse excluido, discriminado, sin contar con las mismas oportunidades de sus pares en Latinoamérica, esto es algo que termina influyendo en la inestabilidad y las crisis de las sociedades”.

De acuerdo con el sociólogo, Venezuela no solo está polarizada, sino también fragmentada. “Incluso, las interacciones personales suelen darse en un marco de desconfianza mutua, se han perdido referencias comunes sobre las cuales construir la convivencia”.

Según Fernández-Shaw para lograr una restitución del tejido social en Venezuela es necesario sensibilizar la conexión entre los venezolanos.

“La fragilidad del sistema social en Venezuela no es una abstracción y tiene manifestaciones que son tangibles para la mayoría de la población”.

A juicio del sociólogo, reconectar con lo social implica cambios sustantivos en la salud pública, la educación, los servicios, las comunicaciones, la información y el respeto a los derechos fundamentales y humanos.

Para más información: www.runrun.es

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