#COLUMNA Soliloquios de café: ¡Es Navidad! #25Dic

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Navidad es la fiesta cristiana que se celebra el 25 de diciembre. Para la celebración de la noche anterior, del 24 de diciembre, Nochebuena.

La Navidad (en latín Nativitas, “nacimiento”) es una de las festividades más importantes del cristianismo, junto con la Pascua de resurrección y Pentecostés. Esta solemnidad, que conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén, se celebra el 25 de diciembre en la Iglesia católica, en la Iglesia anglicana, en algunas comunidades protestantes y en la mayoría de las Iglesias ortodoxas. En algunas de estas tradiciones también el 24, la Nochebuena (en inglés, Christmas Eve; en alemán, Heiligabend o Heiliger Abend) y el 26 (Second day of Christmas, zweiter Weihnachtsfeiertag o Stephanstag) son partes importantes de la fiesta de Navidad

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Los angloparlantes utilizan el término Christmas, cuyo significado es “misa (mass) de Cristo”. En algunas lenguas germánicas, como el alemán, la fiesta se denomina Weihnachten, que significa “noche(s) consagrada(s)”. Las fiestas de la Navidad se proponen, como su nombre indica, celebrar la Natividad (es decir, el nacimiento) de Jesús de Nazaret.

La Navidad inicia un tiempo litúrgico llamado tiempo de Navidad, que finaliza con la solemnidad del Bautismo del Señor. Coloquialmente, al periodo que comienza con la Navidad y finaliza con la Epifanía del Señor también se le conoce como pascuas

Los relatos referentes al nacimiento e infancia de Jesús proceden exclusivamente del Evangelio de Mateo (1,18-2,23) y del de Lucas (1,5-2,52). No hay relatos de este tipo en los Evangelios de Marcos y Juan. Las narraciones de Mateo y Lucas difieren entre sí:

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El Evangelio de Mateo no relata ningún viaje previo al nacimiento de Jesús, por lo que se podría suponer que María y su esposo José vivían en Belén. ​ María quedó inesperadamente embarazada y José pensó en repudiarla, pero un ángel le anunció en sueños que el embarazo de María era obra del Espíritu Santo y profetizó, con palabras del profeta Isaías​ que su hijo será el Mesías que esperan los judíos. ​ Unos magos de Oriente en esas fechas llegaron a Jerusalén preguntando por el “rey de los judíos que acaba de nacer” con la intención de adorarlo, lo que alerta al rey de Judea, Herodes el Grande, que decide acabar con el posible rival. Los magos, guiados por una estrella, llegan a Belén y adoran al niño. De nuevo, el ángel visitó a José (Mt 2,13) y le advirtió de la inminente persecución de Herodes, por lo que la familia huye a Egipto, permaneciendo allí hasta la muerte del monarca (de nuevo notificada a José por el ángel, que se le presentó así por tercera vez: Mt 2,19-29). ​ Entonces, José retornó y se instaló con su familia en Nazaret, en Galilea. ​

En el Evangelio de Lucas, se relata que María y José viven en la ciudad galilea de Nazaret. La historia de la concepción de Jesús se entrelaza aquí con la de Juan el Bautista, ya que en este evangelio María e Isabel, madre del Bautista, son parientes, y el nacimiento de Jesús es notificado a María por el ángel Gabriel (lo que se conoce como Anunciación: Lc 1,26-38). ​ El emperador Augusto entonces ordena un censo en el cual cada uno debe empadronarse en su lugar de nacimiento, y José debe viajar a Belén, por ser originario de este lugar. Jesús nace en Belén mientras se encuentran de viaje y es adorado por pastores. Lucas añade además breves relatos sobre la circuncisión de Jesús, sobre su presentación en el Templo, y su encuentro con los doctores en el Templo de Jerusalén, en un viaje realizado con motivo de la Pascua, cuando contaba doce años.

En los Evangelios de Mateo y de Lucas aparecen sendas genealogías de Jesús (Mt 1, 2-16; Lc 3, 23-38). ​La de Mateo se remonta al patriarca Abraham, y la de Lucas a Adán, el primer hombre según el Génesis. Estas dos genealogías son idénticas entre Abrahán y David, pero difieren a partir de este último, ya que la de Mateo hace a Jesús descendiente de Salomón, mientras que, según Lucas, su linaje procedería de Natam, otro de los hijos de David. En ambos casos, lo que se muestra es la ascendencia de José, a pesar de que, según los relatos de la infancia, este solo habría sido el padre adoptivo de Jesús.

Es tradición católica el celebrar el nacimiento del “Hijo de Dios,” deseando lo mejor de lo mejor a nuestros seres queridos, amigos y conocidos, compartiendo obsequios que en Venezuela “llamábamos” aguinaldos…

Ahora, cuando nuestra amada patria ha sido, es, y sigue siendo devastada inmisericordemente, se hace sumamente difícil manifestar la alegría que otrora nos caracterizaba. Las familias están siendo desmembradas por la diáspora infame que impone un sistema político-económico que, comprobadamente, ha sido desfasado y fracasado, en todas las regiones donde se ha pretendido imponer; éxodo infame que ha emprendido la población económicamente activa y lo peor, nuestros jóvenes, que emigran en búsqueda de un mejor futuro y de lograr los ingresos monetarios para remitirlos a sus familiares y poder subsistir.

En oración silente pido a Jesús, el Cristo Redentor, que se apiade de esta “Tierra de Gracia” y que traiga a sus habitantes y a todos aquellos que están lejos del hogar, las ansiadas fortaleza, paz y armonía, especialmente a la Junta directiva de “El Impulso” y a todo su personal, pues a ellos tengo un eterno agradecimiento…

Maximiliano Pérez Apóstol

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