Jesucristo visualizado por tres pintores del Renacimiento #4Abr

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Jesús, el despreciado carpintero que predicó por el lapso de tres años en territorio palestino, ha ocupado un papel destacado en las esferas del arte. Entre éstas tenemos  las artes plásticas de la modernidad con diversos enfoques del artista que lo aborda con su inventiva.  

El análisis semiótico ubicado en contexto nos enseña que una imagen puede ser positiva o negativa. Las de El Salvador oscilan en ambos extremos desde las corrientes plásticas del realismo, figuración, expresionismo, barroco, simbolismo y surrealismo. 

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Variadas imágenes

Las imágenes más tratadas y universales presentan los acontecimientos de la Semana Mayor que principia el Domingo de Ramos con un Jesucristo montado en un asno por las calles de Jerusalén.

Lo aclamaba una multitud de judíos, de los bajos estratos sociales a la espera de un Salvador, que los libere del yugo del imperio romano encabezado por el dictador Poncio Pilato. 

Dichas efigies muestran también a un Jesucristo sufriente con la corona de espinas en la cabeza tras ser torturado por los soldados romanos, luego caminando con la cruz a cuesta, crucificado y la resurrección cuando derrota a la muerte. 

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A la Iglesia Católica siempre le ha inquietado las imágenes de un Cristo vencido físicamente como ocurre con la crucifixión. Pues niegan al airoso y lúcido hijo del hombre víctima  de la muerte por torturas hasta la mutilación por la soldadesca romana.

Con Jesús cobran fuerza los misterios de la vida y muerte. Su muerte establece una contradicción con la misión a la que vino al mundo. Él decía: “Yo soy la resurrección y la vida”. De allí la pertinencia y cuidado de las imágenes que se proyectan desde las artes plásticas.

Principios y religiosidad

En el Renacimiento surgen el óleo y los principios de la pintura que permiten una labor  más minuciosa del creador al tiempo que supera la falta de profundidad en el cuadro imperante antes. Ahora el creador puede desplazarse en el cuadro con mayor destreza y ventaja por un mejor dominio de la técnica. Desaparece la estática en la obra al superarse la falta de profundidad. Es, si se quiere, una conquista de mayor libertad  del artista cuando está frente al cuadro.

Ello permite la materialización artística de la ruptura con el pasado, mayor libertad de creación y expresión y un espíritu de rebeldía ante el dominante estatus sociopolítico temporal y el pasado de la Edad Media. Técnicamente están mejor dotados  para el desempeño de su labor en el cuadro como la perspectiva con su profundidad.

Estamos ante una pintura interesada en la naturaleza, la vida  del hombre en sociedad  y también el movimiento. No obstante, es un arte en que predomina la temática religiosa por lo que ocupa lugar preferencial entre sus motivos.

Los artífices

Bajo esas premisas será que los pintores del Renacimiento reflejarán al Mesías. En Italia lo hace el genial Leonardo da Vinci con La Última Cena. En España lo abordan Diego Rodríguez de Silva “Velázquez” con Cristo Crucificado y Doménico Theotocópuli “El Greco” su Cristo abrazado a la cruz.

Son tres obras de un impactante realismo por lo resuelto y seguro del dibujo. Por lo que, alcanzan plenamente el objetivo del mensaje centrado en las últimas vivencias del Maestro, antes y después del juicio a que lo somete la justicia romana

Por ende, comportan también un altísimo valor estético que le imprimen sus autores, entre estos la esmerada composición y un dibujo perfecto que a nuestro entender hacen al buen pintor.

También han dejado el testimonio gráfico de un trozo de la historia de uno de los máximos líderes religiosos de la humanidad considerado un revolucionario del amor. 

Un componente de la cultura cristiano occidental que a mil años después sigue suscitando interés  y polémica.

Éstas afirman la realidad histórica  de la cual fue protagonista negando la tesis del mito religioso. Es decir, nos muestran los rostros de su existencia real. 

Arturo Michelena en Venezuela

En Venezuela, durante la segunda mitad del siglo XIX, el valenciano Arturo Michelena dejó inconcluso su cuadro de La Última Cena, una extraordinaria versión de esos hechos del mundo cristiano.

En julio de 1997 dijimos para la revista Magazine del diario El Informador, dirigido por Edecio González, lo siguiente: “La obra presenta una composición en simetría confluyendo hacia El Salvador todo el foco de atención cuando sus discípulos observan imperturbables lo que dice y hace. Todo ello mientras Judas Iscariote permanece cabizbajo ajeno a lo que sucede.  El Maestro con los brazos levantados presagia el desenlace de la entrega por Judas y la posterior crucifixión. La atmósfera de tensión y angustia es magistralmente captada por el autor.”

En todas las iglesias católicas no faltan estas imágenes del redentor de la humanidad tanto en la  pintura como la escultura, sobre todo  la de El Nazareno del Miércoles Santo.

Son los hechos bíblicos de la vida del Maestro abordados desde las artes plásticas en momentos históricos específicos. Una conjunción de historia, religión y arte con su inevitable carga de temporalidad. 

Freddy Torrealba Z.

Twitter: @freddytorreal11

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