María Esperanza de Bianchini, la mensajera de la Virgen de Betania, partió de este mundo el 7 de agosto, no sin antes dejar un sólido legado de fe y esperanza en el Movimiento de Espiritualidad Betania, fruto de una intensa formación religiosa a su familia –considerada por muchos una verdadera iglesia doméstica– y a sus hijos espirituales.
El Movimiento de Espiritualidad Betania, fundado por ella, lleva adelante una extraordinaria labor evangelizadora desde Venezuela y sus 21 sedes en diferentes países del mundo.
La familia y cientos de hijos espirituales de la sierva de Dios María Esperanza, dispersos por distintas latitudes, han recibido un enorme legado espiritual, además de una vocación de servicio y una entrega total a Dios y al prójimo, siempre con un sensible toque de simpatía, bondad y alegría. Son testimonio vivo de que ser cristiano y mariano es posible en el variado y exigente día a día.
Propósito de esa preciosa iniciativa fue ayudar a un grupo de jóvenes, que incluía a los propios hijos de la sierva de Dios, a materializar su motivación de servir a Dios, a la Iglesia y a la sociedad. El MEB ha difundido el Evangelio y el mensaje de paz, amor y reconciliación de María Reconciliadora de Todos los Pueblos, aparecida en Betania, con su vida y trabajo diario.