Dictamen – Nuestra postura ante el diálogo

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En La Causa R nunca nos hemos negado a una transición democrática negociada con la dictadura, pero entendemos que para que eso ocurra primero debe derrotarse políticamente al régimen, y este debe tener la intención de entregar el poder, como sucedió en España, Chile y otros casos tan citados. Nosotros creemos que no hemos llegado a ese punto en Venezuela y nos preocupa sobremanera que la negociación en las actuales circunstancias signifique en la práctica una rendición que sirva al continuismo de esta tragedia.
Para alcanzar un acuerdo positivo para los fines democráticos se debe contar con una buena representación, una mediación imparcial consensuada y una acertada estrategia. Es por eso que a lo interno de la MUD y delante de los embajadores de los países garantes expusimos nuestro planteamiento de ampliar la delegación, revisar la mediación del ex presidente español Zapatero y el presidente dominicano Medina, así como de llevar como objetivo el cese de la dictadura y no solamente el tema de la elección presidencial, la cual si se da en vigencia de la ilegítima constituyente no tiene ningún sentido. Lamentablemente todo quedó igual, la foto tomada en Santo Domingo prueba que los negociadores y mediadores siguieron siendo los mismos que tienen más de un año dialogando sin conseguir resultados, más allá de la figura de acompañantes técnicos y países garantes, a quienes agradezco en nombre de mi partido (técnicos y garantes) por su desinteresada entrega. El hecho de que no se pudiera ampliar la delegación y no se pudieran cambiar los mediadores nos hace pensar que el Gobierno es quien escoge a sus interlocutores, lo cual de entrada es bastante desalentador.
En cuanto a la estrategia hemos insistido que se debe colocar como objetivos y puntos de honor la disolución de la ANC, la liberación total de los presos políticos y el cese de la persecución, así como el reconocimiento pleno del Parlamento Nacional y sus competencias. Si algo está claro es que lo único que pide la dictadura y que nosotros podemos darle es la aprobación vía Asamblea Nacional de nuevos créditos para un refinanciamiento de la deuda (que nadie se llame a engaño). Es por eso que la pregunta clave es ¿Qué vamos a pedir a cambio? En nuestra opinión, hacer eso solo se justificaría en el escenario de una negociación global que ponga fin a la dictadura y garantice la transición democrática, por lo que resulta insuficiente pedir solo condiciones de cara a una elección presidencial tirando a pérdida gobernaciones y alcaldías y dejando vigente la dictadura constituyente y el secuestro institucional del régimen en el TSJ y demás poderes. Esta ha sido nuestra postura a lo interno de la MUD y de cara a la opinión pública, con el único fin de evitar lo que consideramos el peor escenario posible, que sea la oposición la que le de al régimen lo único que no tiene: dinero y legitimidad.
Nosotros creemos que el llamado G4 ha sido una pésima instancia de dirección política con nefastos resultados, por lo que hemos abogado siempre por la restitución de un reglamento de la Unidad Democrática. Nuestra crítica no es con ningún partido individual, los cuales son todos aliados nuestros y mantenemos las mejores relaciones; nuestro reclamo es a esa instancia que se generó de facto en perjuicio de la institucionalidad y pluralidad debida. Y quienes creen que esos cuatro partidos representan la totalidad de la oposición, tendrán que explicar entonces lo sucedido en el estado Bolívar donde Andrés Velásquez ganó su candidatura en primarias contra tres de esos partidos juntos. Y si de propuestas se trata, en La Causa R siempre las hemos tenido, y ahora estamos proponiendo la realización de elecciones primarias abiertas y autogestionadas para elegir con tiempo a un líder que recomponga la unidad, retome la ofensiva, exija condiciones electorales y nos represente legítimamente en el escenario internacional y ante cualquier negociación posible.
Seguiremos a la orden de la Unidad, con planteamientos claros y transparentes para la discusión. Nunca torpedearemos una negociación que beneficie al pueblo y a la democracia, pero condenaremos cualquier pacto que la perjudique. El argumento de negociar porque no hay más alternativa es de entrada una derrota, mucho más delante de personas como las que nos gobiernan. No le tengamos miedo a seguir resistiendo, entendiendo que la crisis no es de unidad sino de liderazgo, y esa está en nuestra manos resolver. Asumamos sin complejos las diferencias internas que tenemos, incluso sobre el tema de la ANC, y resolvámosla democráticamente reconociéndonos todos. Y en ningún caso, desandemos el camino andado internacionalmente, el cual es clave para el porvenir.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.

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