Jubilados aseguran que están destinados a morir

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“Estamos destinados a morir si no se aprueba el pago del bono de alimentación”, expresó el presidente de la Asociación de Jubilados de la alcaldía del municipio Iribarren, José Rodríguez, en una concentración que efectuaron los jubilados ayer en la plaza La Moneda.

La manifestación formaba parte de las acciones de calle que los jubilados realizan desde hace algunos meses para exigirle al Gobierno nacional que decrete el pago del bono de alimentación y medicamentos que aprobó la Asamblea Nacional.

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Rodríguez asegura que el sueldo que actualmente devengan los jubilados (27.000 bolívares) no cubre sus gastos médicos y de alimentación, puesto que los momentos que hoy día se viven en el país son bastante dramáticos. “Mientras los ministros comen cochino frito con sus familiares en esta época navideña los más de 3 millones de pensionados que hacemos vida en el país comemos puro cable pelado”.

La diputada ante la Asamblea Nacional y miembro de la Comisión de Desarrollo Social Bolivia Suárez se encuentra en pie de lucha junto a los jubilados. Indicó que el Estado está obligado en garantizarles alimentación y salud a todos los adultos mayores, pero lo único que han demostrado es que no tienen piedad; ante eso los jubilados seguirán ejerciendo presión hasta que se promulgue esta ley.

Igualmente, Suárez se refirió a que la medida tomada por el presidente Nicolás Maduro de sacar de circulación el billete de 100, principalmente afecta a los ancianos quienes tuvieron que hacer largas colas en los últimos días para cobrar su salario, dado que los bancos tan solo hacen entregas diarias de 5.000 o 7.000 bolívares, por la falta de dinero circulante. “Le pedimos al Gobierno que extienda la circulación del billete de 100, que no sea hasta el 2 de enero porque los billetes de mayor denominación no han llegado al país”.

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Bomba de tiempo

Suárez comenta que se ha perdido la cuenta de cuántos jubilados han fallecido en todo el país, al no tener recursos con los cuales comprar sus medicamentos. Como ejemplo de eso, Pedro Celestino, quien se encontraba en la plaza, narró que desde hace algunos años sufre de psoriasis (enfermedad crónica de la piel que causa descamación e inflamación) y sus medicamentos son excesivamente caros y no son cubiertos por el Seguro Social, igualmente sufre de diabetes e hipertensión y no ha podido medicarse más porque el dinero ni siquiera le alcanza para comer.

“Con lo que cobro me da para comprar un pan y un cambur para pasar el día y ningún familiar me puede prestar dinero porque sabe que jamás tendré como devolvérselos y todos se ven apretados con esta situación de país. Ya he sufrido mucho, estoy aquí aguantándome esta pela y hay días que mi cena es una concha de mandarina. Le presté 28 años de servicio a la educación de este país y en estos momentos no tengo reales para curarme y les aseguro que la salud de todos los jubilados es una bomba de tiempo”.

 

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