Sorteando la zozobra que producía el mal estado del tiempo, devotos salieron al encuentro de San Antonio de Padua. El cielo encapotado no amilanó el fervor que cubrió a sus anchas la Catedral de Barquisimeto y otros templos de la ciudad. El santo de los pobres, situado en el corazón del altar, se encontró con la mirada satisfecha y suplicante de los fieles, quienes lo abrazaron y envolvieron en ofrendas.
Las muestras de amor hacia el patrono de los larenses se avivaron a lo largo de la eucaristía que presidió el padre Ángel Castillo, párroco del citado recinto religioso. A las 10:00 de la mañana comenzó la homilía que contó con la participación de Aragüés, agrupación musical que le imprimió ese matiz autóctono a la tradición que encontró especial morada en el estado Lara.
Diversos conjuntos de tamunangue, músicos, cantadores y bailadores se acercaron a la Catedral para venerar, junto al pueblo y más de 500 niños de las escuelas del estado, la memoria del santo que recobra los objetos perdidos.
Los jóvenes de la Asociación Larense para el Síndrome de Down (Alasid) también asistieron a la ceremonia que organizó la Gobernación del estado Lara a través de Concultura.
Seguir su ejemplo
El sacerdote, asegurando estar muy contento, invitó al colectivo a seguir el ejemplo de San Antonio de Padua. «No sé ustedes pero yo estoy muy alegre… esta fiesta nos reúne cada año para honrar al santo de los pobres.
La ocasión también es propicia para reflexionar y hablar un poco sobre San Antonio… no se trata sólo de tamunangue y cocuy, hay que volver la mirada hacia la vida que construyó este santo ejemplar. Así lo estipula el evangelio: el que enseñe uno de estos preceptos, así sean menores, será grande en el reino de los cielos, el que los cumpla y los transmita… eso hizo San Antonio, enseñó y aplicó los preceptos», dijo el padre Ángel Castillo.
Recordó que San Antonio se llamaba Fernando, no obstante, al ingresar a los cánones de San Agustín, adoptó el nombre que lleva hoy. «San Antonio no bailaba tamunangue porque era portugués. Se trata de una tradición que los venezolanos y particularmente los larenses fundaron y es importante reconocer ese trabajo ya que la cultura evangeliza, eso sí, es necesario purificar nuestras tradiciones, hay que saber quién es San Antonio para que no lo confundamos, tenemos que rememorar qué fue lo que hizo el santo para que no lo bañemos en cocuy, porque a San Antonio no le gusta eso, él quiere que nosotros sigamos su ejemplo, es decir, predicar la palabra de Dios».
Eterno predicador
San Antonio, dijo el párroco, nunca se cansó de predicar. «Si nosotros nos acercamos a una urbanización para platicar sobre la obra de Dios y nadie nos presta atención, no volvemos más nunca… San Antonio no actuaba de ese modo. Si a San Antonio lo sacaban por la puerta se metía por la ventana. Muchas anécdotas existen sobre esta perseverancia del santo».
Añadió que una de esas historias comprende que una vez San Antonio andaba predicando en un pueblo y nadie le prestó cuidado, éste no se cansó ni se desanimó, por el contrario, se fue al río del lugar y allí le predicó a los peces que iban pasando, deteniéndose éstos delante de San Antonio… la gente del pueblo al enterarse del acontecimiento, corrió inmediatamente al torrente para conocer qué sucedía, al ver cómo los peces se alineaban, quedó la muchedumbre enmudecida atenta a lo que el santo tenía que decir».
Así, reiteró, San Antonio evangelizó a mucha gente. «Esto no es fábula, ni leyenda, esto ocurrió».
Amigo de los pobres
El padre también recordó que San Antonio ayudaba de manera incondicional a los pobres. Por esta razón, aseguró, tanto en Venezuela como en Padua, se bendice el pan. Esto está relacionado con la solidaridad. «Para seguir el ejemplo de San Antonio es indispensable predicar el evangelio y compartir lo que tenemos con los más necesitados. Aunque el pan es algo simbólico, todos tenemos que hacernos partícipes del gesto. Y no dar de aquello que nos sobra ya que muchas veces compartimos migajas, hay que dar de lo que tenemos. Cuando alguien se nos acerca a la puerta de la casa pidiendo comida le servimos en una lata y en ese envase comen los animales… quienes creemos en San Antonio no podemos hacer eso. Hasta el indigente merece ser tratado con dignidad, démosle ese trato».
Mirar la vida de San Antonio
Es muy importante estudiar la vida de San Antonio, predicar la palabra de Dios y ayudar a los más necesitados. Entre anécdotas el sacerdote aseguró que el patrono de los larenses consigue los objetos perdidos. «Cuando usted no consiga algo pídale a San Antonio con fe… a mí se me perdió una vez la cartera y a los tres días la recuperé con todos los documentos… gracias a San Antonio, cómo no quererlo y seguir su ejemplo», concluyó.
Luego de la reflexión acerca del evangelio, se efectuaron las ofrendas en la voz de la profesora María Fátima de Fernández del consejo directivo de Concultura, quien fue llamando a los encargados de asistir con las diferentes dádivas al santo.
Honores en el centro de la ciudad
También en la iglesia San José, en la carrera 22, como es tradición, se realizó la misa y procesión por el centro de la ciudad.
La Concepción albergó a cantidad de devotos, quienes se congregaron para la eucarístía de las 10:00 de la mañana y posteriormente efectuar la procesión por los alrededores de la Plaza Bolívar y de la Justicia junto a los tamunangueros que invitó el Instituto Municipal de Cultura y Arte (IMCA). Cerca del Teatro Juares otro grupo de músicos recorría las calles y avenidas de la entidad. Se trató del grupo de la parroquia Unión.
Se conoció que la semana que viene se realizará un homenaje y su respectivo tamunangue en la localidad de Santa Rosa.
Las fiestas tradicionales de San Antonio se extenderán a lo largo de la semana en diferentes municipios de la capital musical.
Los promeseros, cantadores, velorieros y bailadores se reunirán para venerar al santo.
Fotos: Edickson Durán
