Efecto dominó de expropiaciones debe ser corregido en Venezuela

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La política de intervención de tierras que adoptó el Estado venezolano fue nefasta para la producción nacional. Se llevó a cabo bajo una supuesta guerra al latifundio, que no existía, porque se intervinieron tierras productivas, que llevaban comida a los venezolanos. En la actualidad el resultado es lamentable y aún se sufren las consecuencias.

Así lo expuso Aquiles Hopkins, vicepresidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro), quien lamentó que las tierras expropiadas, actualmente no produzca alimentos para la población. Citó como ejemplos el grado de deterioro que presentan el Valle del Turbio y el Valle de Aragua, cuyas precarias condiciones pueden ser palpadas por cualquier ciudadano que transita por dichos espacios.

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Subrayó que se trata de fincas desmanteladas, un acto agresivo, contra el aparato productivo que se mantiene vigente a través de las invasiones a territorios de producción agropecuaria en Barinas y Guárico.

Hopkins sostiene que la medida envió un “mensaje nefasto” al resto de la producción nacional, “porque aniquiló la confianza en la producción agrícola”. Se preguntó que si un productor no siente seguridad en la actividad económica que realiza, cómo se le puede convencer para que invierta en el campo.

A esto comentario se sumó José Ricardo Álvarez, presidente de la Federación de Asociaciones de Cañicultores de Venezuela (Fesoca), quien manifiesta que estas medidas expropiatorias han hecho un “terrible daño” sobre la actividad agrícola, generarse “un efecto dominó” que tuvo repercución a escala nacional.

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Cuenta que muchos agricultores, al apreciar lo que ocurría, pusieron en práctica el viejo dicho que reza: “cuando veas las barbas del vecino arder, por las tuyas en remojo”. Al observar la oleada de expropiaciones “los productores no se sintieron entusiasmados para invertir en las fincas”, lo que también generó problemas en otras tierras no expropiada, ocasionando aún más pérdidas productivas.
Subrayó que hubo una pérdida de la inversión en el campo, por el “temor” de los agricultores.
-Mientras no exista confianza en el campo, no habrá posibilidades de salir adelante ni de recuperar la actividad agrícola.

Retomar la confianza

Hopkins sostiene que esto ha resultado de la modificación de la Ley de Tierras que desconoce la propiedad privada de los precios rurales.

Como un primer paso para incentivar la confianza, ambos productores coinciden en señalar que las tierras expropiada debería ser devueltas a sus antiguos dueños.

“Si aquí se quiere recuperar esa producción se debe recuperar la confianza y garantizar seguridad jurídica a quienes estén dispuestos a invertir en el campo venezolano, y de ninguna manera volver al pasado”, comentó Hopkins, quien subrayó que en días recientes funcionarios del gobierno, han vuelto a hablar de intervenciones y expropiación, lo cual rechazó rotundamente por ser parte de las “políticas erradas” que tanto daño han causado a Venezuela.

Señaló que sería sensato de parte de los gobernantes entender que se cometió un error y rectificar en este.

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