Lo matan porque ganaba partido de bolas criollas

-

- Publicidad -

El último minuto de sana diversión en el juego que siempre le gustó compartir con sus amigos le llegó con la muerte a Jairo René Piña Virgüez (20), quien vivía en el caserío Las Veras, sector La Plaza, frente a la Escuela Bolivariana Las Veras, parroquia José María Blanco, municipio Crespo, al norte de Barquisimeto.
Nunca se imaginó el joven, a quien amistosamente llamaban “Chispita” entre familiares y allegados a su familia, que comenzar un nuevo encuentro de bolas criollas en el Club Los Gavilanes, cerca de donde residía, terminaría con su crimen ejecutado aparentemente en manos del esposo de su prima hermana, y no precisamente por realizar una mala jugada.
Transcurrían las horas de la noche del viernes, Piña Virgüez se entretenía y arrimaba bolas al mingo, y en ocasiones acertaba en el blanco con boches a las bolas contrarias para separarlas de la diminuta esférica.
El partido se hacía intenso a medida que ganaba la partida, pero la alegría cesó en medio de un reclamo que lo paró en seco, y lo que hasta ese momento había sido un juego entre amigos pasó a ser una tragedia.
“El Chuco”, como le dicen a Javier José Valles (42), quien formaba parte del equipo contrario, no aceptó que “Chispita” le estuviera ganando y se lo hizo saber, no precisamente a través de una conversación, sino lanzándole con furia por la espalda el contenido de cerveza del vaso que agitaba en una de sus manos.
“Chispita” no reaccionó de forma violenta, apenas volteó para saber de quién provino el ataque y “El Chuco” intentó abalanzársele encima, sin lograrlo.
Esta agresividad que pudo llevarlos a los golpes dentro del club fue evitada rápidamente por otras personas que se hallaban en el lugar, y en ese momento la cosa no pasó a mayores y retornó una tensa calma en el ambiente. Eran como las 10:30 de la noche.
“Chispita” continuó en el lugar de distracción, donde acudía los fines de semana, principalmente los viernes.
Aproximadamente media hora después de suscitarse el problema, “Chispita” se despidió de algunos conocidos en el club y se marchó camino a su casa, sin saber que nunca llegaría.
¡Epa chamo ya se fue, va solo!
Ese fue el aviso que puso a “El Chuco” detrás de los pasos de “Chispita”.
Un hombre que estaba con el supuesto asesino le dio la voz de salida, éste arrancó en una moto y alcanzó a su víctima en el sector La Plaza, propinándole un disparo en la parte izquierda del abdomen, al parecer, con una escopeta calibre 44 milímetros.
“Chispita” no logró dar un paso más y herido cayó desplomado en el oscuro lugar, mientras “El Chuco” escapaba para esconderse de la justicia.
Carlos Bautista Piña Díaz fue avisado de lo ocurrido a “Chispita”, su hijo, por personas que pasaron por lugar y lo reconocieron.
Como el hecho sucedió cerca de la que fue su casa, Piña Díaz llegó hasta el lugar y lo encontró boca abajo, respirando, pero no podía hablar. Lo trasladó en su vehículo hasta el hospital de Duaca, donde ingresó sin signos vitales.
Al tiempo que su padre procuraba salvarle la vida a su hijo, a “El Chuco” le negaban el apoyo en casa de sus familiares y su propia esposa, Taír Pérez, también se opuso a ocultarlo y le sugirió que se entregara a las autoridades, porque no le perdonaba lo que le hizo a su primo hermano.
“El Chuco” hizo caso omiso a su mujer y emprendió huida en la moto.
En el camino se habría despojado del arma incriminada en el hecho.
Minutos más tarde el padre del hoy occiso interpuso la denuncia del caso en la Estación Policial de Crespo y una comisión salió a buscarlo en su casa, ubicada en el sector 19 de Abril, sector Las Veras.
Al no encontrarlo en su residencia, su propia esposa, quien sabía donde estaba, acompañó a los uniformados y los llevó hasta la Parroquia Unión, donde fue aprehendido.
El cadáver de Jairo René Piña Virgüez fue trasladado por el Cicpc, subdelegación Barquisimeto, hasta la morgue del Hospital Central Universitario Dr. Antonio María Pineda, donde le practicaron la autopsia de ley.
Su progenitor dijo que él se ganaba la vida sembrando tomate, cebolla y pimentón en el caserío Paso de Tacarigua y dejó dos niñas, una de 5 años y otra de 2.
Era el último de diez hijos, ocho varones y dos hembras.
También le decían “El Mundano”, debido a que aún no comulgaba la religión cristiana evangélica que practica su padre y el resto de la familia.
La información corresponde al padre del fallecido.

Carorita
Como Andrés Rafael Moreno Lovera “El Cucaracho” (22), quien vivía en el sector Carorita Arriba, quedó identificado el joven muerto a tiros la noche del viernes, en la comunidad Carorita Abajo, sector La Playa.
A esta persona le dieron muerte a eso de las 2:00 de la madrugada de este sábado, y no fue sino en la mañana cuando fue encontrado por personas que pasaban por el lugar.
Andrés Moreno lamentó que su hijo estuviera en malas andanzas.
Según una fuente tribunalicia, Moreno Lovera estuvo detenido por problemas de droga.
Richard Alexander Lameda
Fotos: Daniel Arrieta

- Publicidad -

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -