Dictamen – ¿Se acaba el mundo en 2016?

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Nuevamente asecha la política apocalíptica, esa misma que en 2005 trajo como consecuencia el retiro de las candidaturas de diputados a la Asamblea Nacional. En aquel entonces no se acabó el mundo y en los años siguientes sufrimos las consecuencias de haber renunciado al espacio parlamentario. Ahora algunos comienzan a pregonar otra vez que no hay mañana, borrandode sus calendarios el año 2017 que llegará, pase lo que pase, en menos de cien días.

Convocar un revocatorio este año que traiga como consecuencia una nueva elección presidencial inmediata, es el objetivo de toda la MUD. Fue el camino estratégico escogido por encima de otros como el propuesto por nosotros, la enmienda. En unidad y con determinación hemos hecho de todo: La superación de la etapa del 1%, la convocatoria de decenas de marchas y manifestaciones a nivel nacional (incluyendo la histórica jornada del primero de septiembre), la realización de actos de masas, la consecución del pronunciamiento de la OEA y varios países a favor del cambio democrático, entre tantos otros episodios de lucha. Por su lado el régimen ha intentado todo para evitarlo amenazando con ilegalizar el partido MUD o suspender judicialmente el proceso, limitándose por ahora solo a retrasar los lapsos con el fin de posponerlo al año que viene con la esperanza de que renunciemos a él. Al final todo dependerá de las condiciones para recoger el 20% de voluntades y de la contundencia de esa jornada, y, por supuesto, de la unidad con la que se asuma cualquier reto.

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Sin pretende adelantarme a una decisión que le corresponde a la MUD today que esperamos sea tomada con la mayor amplitud en la discusión y coordinación en la ejecución, creo que es momento de puntualizar algunas cosas. Nosotros hemos advertido suficientemente los problemas de llegar a los dos últimos años del periodo constitucional (10 de enero de 2017) en los que ninguna ausencia absoluta genera elecciones y deja el poder en manos de cualquier vicepresidente, razón por la cual hemos propuesto (e insistimos) una enmienda que corrija ese error constituyente. Pero debemos entender que no se trata de un problema del revocatorio sino de la constitución. A ninguna dictadura le conviene perder una consulta popular, mucho menos si se trata de un referéndum de naturaleza revocatoria. El peso político y el poder deslegitimador de revocar a un presidente por vía electoral es el mismo este año o el que viene, el problema no está en el mecanismo electoralsino en el régimen de ausencias absolutas que impide elecciones presidenciales en los dos últimos años del período. Eso es un problema autónomo que trasciende al revocatorio y que aplica a todas las ausencias absolutas. Si en virtud de este problema constitucional vetamos el revocatorio en 2017, entonces tampoco se podrá pedir el año que viene la renuncia vía presión popular de calle, porque en ese caso también asumiría el vicepresidente. Sea renuncia, muerte, destitución o revocatorio, la consecuencia es la misma porque la constitución prohíbe elecciones presidenciales a partir del 10 de enero de 2017, y eso solo se puede resolver por vía de enmienda. Entonces, ¿Vamos a ponerle una fecha de vencimiento a la lucha política? ¿Si no logramos el cambio de gobierno en los próximos cien días todo está perdido? ¿Se acaba el mundo en 2016? La experiencia nos dice que en política siempre hay un mañana, un día después. ¿Vamos a renunciar al objetivo de revocar a Maduro y ganar veinte gobernaciones para dejarlo todo en manos de los militares? ¿No será eso lo que busca el Gobierno con el retraso del revocatorio? ¿Vamos a renunciar al voto? Quienes creen en el diálogo tendrán que admitir que este será más fructífero a partir de una revocatoria electoral del mandato de Maduro que los dejaría divididos y vulnerables. Igualmente quienes creen en la desobediencia civil tendrán que admitir que ese mecanismo de protesta es mucho más efectivo contra un gobierno ilegitimo y después de una derrota electoral contundente. El revocatorio no tiene pérdida y sólo perjudica al Gobierno y al PSUV. En lo personal no creo en las actuales circunstancias ni en el diálogo y ni en la desobediencia, pero lo tengo plena fe al voto popular, cuando sea.

Sigamos en la rebelión de voto que es a lo único que de verdad le teme este régimen y lo quiere evitar a toda costa para ahorrarse la derrota más humillante jamás vista. Hay que terminar lo que comenzamos el 6 de diciembre pasado, sin desvío ni atajos.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.

José Ignacio Guédez

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Twitter: @chatoguedez

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