Planteamientos – Elogio de la insensatez política

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Podríamos comenzar preguntándonos: ¿Existe la sensatez? En el sentido común encontramos la respuesta, aunque como suele advertirse, no siempre es el más común de los sentidos. Lo de elogio viene al caso, para rememorar el estilo sarcástico, irónico y la creatividad que imprimió Erasmo de Rotterdam (1467-1536), en un legado imperecedero a la posteridad, en esa excelsa y casi impecable pieza literaria que tituló: Elogio de la Locura o Encomio a la Estulticia, remarcado, como para que no quedara duda acerca de sus reflexiones acerca del tema. Por lo demás, según reconocen los difusores de su obra al publicarla, en un contexto social y cultural donde los cansancios, las esperanzas, las dudas y las ambigüedades que se viven, la califican como turbada e incierta.
Rasgos que también hoy, guardando las distancias temporoespaciales, están presentes en un mundo cada vez más convulsionado e interrelacionado, si nos atenemos a algunas evidencias: España, Brasil y nuestro país.
La insensatez se expresa en diferentes órdenes. En el caso político español muestra la imposibilidad de un acuerdo para formar gobierno, entre los depositarios de un mandato popular, cuyas desavenencias revelan, a su vez, la incapacidad, los intereses personales de grupos partidistas y el debilitamiento institucional que acentúa la crisis económica.
En Brasil, a las puertas de un “impeachment” o defenestración de la presidenta electa, lo contradictorio está en el discutible juicio político, pero supuestamente apegado a la Constitución. Promovido por representantes electos, actores políticos, cuya actuación tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo está contaminada por la red de corrupción entre el gobierno y los empresarios. El uso del poder para provecho personal prevalece sobre la sensatez.
En nuestra latitud, Antonio José Monagas, articulista de un diario nacional, (Palabras carcomidas), recién afirma que “en política la fatuidad es expresión de castración ideológica. De ahí que hay quienes actúan como agentes de la ambigüedad pues la indecisión propia de su proceder, muchas veces determina, paradójicamente, el curso de los hechos políticos. En la misma onda, Teódulo López Meléndez, (Efervescencia), observa que: “Se fermenta la producción de frases estereotipadas y seudopendencieras”. Recordándole a los diputados que “legislar sin luces es contraproducente y que las respuestas debidas son las únicas que pueden alumbrar a los parlamentos de aquellos y de estos tiempos sin electricidad”.
¿Cuál es el saldo a futuro de tal insensatez? El déficit político que se va acumulando es directamente proporcional al costo económico, a la desintegración social y a la pérdida de legitimidad institucional. Si hoy no hay acuerdo para reconstruir el país, mañana el esfuerzo será mayor. La gobernabilidad requiere de decisiones sensatas. En términos del juego de poder implícito, pasa por estrategias de ganar – ganar. El juego suma-cero conduce a una gestión insostenible que destruye las capacidades y oportunidades, tanto de la presente generación como de las futuras.

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