Cronista Municipal de Iribarren
19. Rafael Armas.
Este fue otro patriota venezolano presente en la infausta jornada bélica de Tierritas Blancas, en las cercanías de Barquisimeto el 10 de noviembre de 1813 donde, luego de ser capturado, fue remitido a Coro y después a Puerto Cabello donde se le abrió juicio de infidencia junto con 22 compañeros más de los cuales tres fueron sentenciados a muerte y veinte a diez años de destierro a Puerto Rico y a Cádiz.
Armas había pertenecido al Escuadrón de Agricultores formado por antiguos oficiales y soldados españoles y canarios, convencidos en 1813, por Bolívar, de unirse a la revolución de Venezuela y hacer de ésta su patria, libre y soberana.
En 1816, la esposa de Armas, María Josefa Punzel, solicitó acreditar la conducta política de Armas de cuyo resultado se tiene información.
20. José de Acosta.
El 10 de noviembre de 1813 este joven patriota de origen cubano, nacido en La Habana, se encontró en la batalla de Tierritas Blancas cuando las tropas libertadoras al mando de Bolívar y Urdaneta intentaron, y casi lo lograron, ocupar Barquisimeto que, entonces, se encontraba en manos del brigadier español José Ceballos.
Acosta fue uno de aquellos sorprendidos soldados que debió emprender la fuga luego del aun no explicado toque de retirada que se dio en las filas patriotas cuando éstas realmente triunfaban contra sus enemigos. Por tal razón, Acosta debió estar poco después en la batalla de Araure, ganada por el Libertador y donde los derrotados en Barquisimeto dieron pruebas de incomparable valor frente a fuerzas superiores a ellos.
En la carrera militar de este joven cubano, que a los 23 años ostentaba el grado de Teniente Graduado del Regimiento de Infantería de Granada y que luego recibió de manos del Libertador el despacho de Teniente con grado de Capitán de Caballería, participó en otra extraordinaria jornada libertadora el 12 de febrero de 1814 en La Victoria.
Capturado por las autoridades españolas se le siguió juicio y fue sentenciado a muerte el 8 de septiembre de 1814, sentencia que se ejecutó en San Carlos la mañana del 16 del mismo mes y año.
21. Juan Alvarez.
Que el fervor independentista y las ansias populares de libertad habían emprendido un rumbo ya indetenible, lo prueba este joven caroreño quien con otros bravos combatientes por la soberanía de Venezuela, participó en 1813 en un intento revolucionario que en Barinas organizó el alcalde de aquella población, Juan José Briceño.
Alvarez había nacido en Carora y ejercía allí el cargo de capitán de la Primera Compañía de Fusileros que era parte del batallón Numancia.
Descubierta la conspiración las autoridades españolas detuvieron a Alvarez junto con 16 compañeros y acusados de infidencia, esto es, de conducta desleal al rey, se les abrió juicio el 2 de mayo de 1813.
Ocho de los enjuiciados, entre ellos Juan Alvarez, fueron sentenciados a muerte, lo que se cumplió en el cementerio de Barinas, el 22 de ese mismo mes y año.
22. Domingo Cienfuegos.
El periodo posterior a 1813, una vez que las autoridades españolas recobraron nuevamente el poder y los patriotas, aquel terrible año de 1814, fueron derrotados en casi todo el país, las penas de muerte se multiplicaron para aquellos luchadores que habiendo servido al rey, asumieron como propia la liberación de Venezuela y casi siempre la muerte era la sentencia final aplicada a los acusados de infidencia.
Con pocas excepciones, siendo una de ellas la de este pardo caraqueño de 29 años quien, al parecer en estado de ebriedad, nada menos que en la casa del jefe político y militar español de Barquisimeto, Francisco Oberto, lanzó gritos pidiendo que el rey se fuera a la m…, por lo cual fue detenido y llevado a la cárcel a donde llegó con varias heridas de las cuales no supo decir cómo se las hizo o se las propinaron.
Cienfuegos era de oficio platero y como tal había servido en Guarenas durante ocho meses en la caballería real.
En el juicio que se le siguió negó ser desertor confesando haber llegado a Barquisimeto el 25 de abril de 1813, venía de Guanare a donde había llegado procedente de Calabozo y Barinas. Declaró que había salido de Caracas en junio de 1810 en busca de trabajo y luego de este recorrido por las ciudades mencionadas, buscando trabajo se encontró en Quíbor donde después de almorzar en una pulpería llamada De Rebote, ingirió guarapo el cual siguió bebiendo sin saber cómo ni cuándo había llegado a la casa del comandante Oberto.
Quienes testificaron a su favor dijeron que Cienfuegos había ido a casa de Oberto no para insultar al rey sino para ponerse a las órdenes del gobierno español.
Se le sentenció a servir en la guarnición española de Valencia.