#Opinión: Hacia dónde vamos (II) Por: Jesús Antonio Rodríguez U.

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Creo que nuestras universidades se encuentran bajo tales presiones y amenazas que muchas de ellas ya no pueden ser consideradas santuarios adecuados para grupos de jóvenes, que necesitan de una paz relativa para el estudio y la contemplación, que lleva a las grandes conquistas creadoras.

Sólo un nuevo gobierno comprometido en brindar una oportunidad a todos los venezolanos pudiera comprender mejor los mecanismos que influyen en el desarrollo y consolidación de la Sociedad civil, y para conocer el impacto que Venezuela pudiera tener sobre la comunidad internacional.

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Quiero expresar aquí nuestro más cálido agradecimiento y reconocimiento a todos los actores de la sociedad venezolana y en especial a los medios de comunicación que, con su tiempo y generosidad, han asumido junto con la sociedad civil en la defensa de las universidades, una actitud valiente.

El mundo está experimentando una transformación fundamental que está llevando a la sociedad industrial, que marcó el siglo XX, a gran velocidad hacia una Sociedad de la Participación e información, del siglo XXI. El sector privado, por su parte, juega un papel activo, junto con los gobiernos y la sociedad civil, al ofrecer un modelo económicamente viable para lograr los objetivos de desarrollo que nuestro país exige.

La convivencia y el diálogo, así como el libre ejercicio de los medio de comunicación, serán las mejores políticas para, crear un marco democrático a escala nacional y global. El debate es el alma de la convivencia nacional. En él se recogen las voces experimentadas de personas y organizaciones que llevan muchos años trabajando en proyectos que mejoren calidad de vida a las personas. Cada una de las ponencias y ejemplos que se incluyen en un debate político dan una pincelada que enriquece y marcan el camino a seguir en la participación social que muestra un paso firme en la construcción del país que todos los venezolanos deseamos.

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Me atreví a escribirles con una mente, activa y desinteresada en función de estimular en los actores políticos el ánimo de escuchar la voz de la ciudadanía, pero no solamente con buenas intensiones, sino también con el ánimo de transformarla en normas legislativas, en disposiciones constitucionales.

Los conceptos y el resultado de este clamor que resuena hoy en el ámbito nacional, pidiendo a la elite del gobierno que permitan la participación social en la toma de las decisiones comunes. Es decir, queremos un estilo de gobierno obligadamente comprometido en aceptar nuestra pluralidad, Hoy mi voz de ciudadano no se escucha, no se incluye y no se traduce en políticas públicas. Hoy el vacío de participación ciudadana está corriendo el riesgo de ser ocupado por el autoritarismo, por la represión, o lo que es todavía más doloroso, por la improvisación o la ocurrencia.

En Venezuela, tal vez el reto mayor, es el de la injusticia. Más que ser un país pobre, hemos sido un país injusto. Las brechas de desigualdad en materia de ingreso, en el acceso a las oportunidades, por las brechas de desigualdad en el ejercicio de la libertad, en el reconocimiento a la dignidad y al pensamiento del otro, en la imposibilidad de construir acuerdos con la urgencia que lo demanda el país. Necesitamos un gobierno donde el Ejecutivo asuma el compromiso y el deber que tenemos de responder y de trabajar, no solamente para todos, sino con todos.

Hoy los ciudadanos, tenemos que recordarles cotidianamente a los dirigentes oficiales, ya con cansancio, que están aquí para servirle al país. Sólo pedimos un gobierno sereno plural y tolerante, que trabaje para crear el escenario ideal para discutir abierta y libremente y así incorporar nuevos enfoques al activo político de nuestra sociedad, para discutir aspectos críticos de la vida común, para poner en relieve hechos y condiciones subyacentes de la misma, para establecer nuevas alianzas entre los diferentes actores políticos y para decidir estrategias para minimizar el impacto tal como sucedió en las recientes medidas económicas que tomó el gobierno y hagan más equitativas y participativas las decisiones que afectan a la sociedad.

No pueden desechar los anhelos y la invaluable experiencia de hombres y mujeres que desde la sociedad civil han sido punta de lanza y pioneros en la democracia que hoy vivimos. Sería injusto no reconocer que ha sido la sociedad civil quien se ha adelantado incluso a los gobiernos en muchas tareas y batallas que hoy podemos compartir los venezolanos en paz, estabilidad y evidentemente en el ejercicio de la libertad.

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