Las tres erres ecológicas: reducir, reutilizar, reciclar

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Desde la década de los 50, muchas compañías han implementando estrategias de venta que procuran convencer al público de que necesita abundantes productos, de que tiene que comprar cosas nuevas regularmente.

Toda la población del mundo abarca alrededor de 7 mil millones de personas, las cuales están comprando y tirando desperdicios exactamente al mismo tiempo. La manufactura de tanta mercancía, utilizando los métodos actuales, resulta una carga muy pesada para el planeta en todos los aspectos.

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Los recursos naturales se agotan, el medio ambiente sufre por la gran carga de contaminación producida en el proceso de manufactura y los ecosistemas se desequilibran, finalmente los seres humanos se enfrentan a las consecuencias como el cambio climático.

 

La regla de las tres erres, también conocida como las tres erres de la ecología o simplemente 3R, es una propuesta sobre hábitos de consumo, popularizada por la organización ecologista Greenpeace, que pretende desarrollar hábitos generales responsables como el consumo responsable.

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Este concepto hace referencia a estrategias para el manejo de residuos que buscan ser más sustentables con el medio ambiente y específicamente dar prioridad a la reducción en el volumen de residuos generados.

Durante la Cumbre del G8 en junio de 2004, el Primer Ministro del Japón, Koizumi Junichiro, presentó la iniciativa tres erres que busca construir una sociedad orientada hacia el reciclaje. En abril de 2005 se llevó a cabo una asamblea de ministros en la que se discutió con Estados Unidos, Alemania, Francia y otros 20 países, la manera en que se puede implementar de manera internacional acciones relacionadas a las tres erres.

Todos somos consumidores, por tanto, es importante comprender y reconocer la relación que existe entre nuestros hábitos y actitudes de consumo y la repercusión que tienen para el medio ambiente.

Es necesario adquirir conciencia de cómo nuestras acciones individuales, familiares y colectivas, pueden acentuar los problemas ambientales, o bien, marcar el rumbo para resolverlos.

El consumo sustentable forma una conciencia para hacer uso racional de todos los bienes que provee la naturaleza; pensando en que las generaciones futuras tienen el mismo derecho para disfrutar y usar los recursos del planeta.

Las sociedades de inicio del tercer milenio, como en ningún otro momento histórico, consumimos irracionalmente generando mayores volúmenes de basura, cada vez más tóxica, convirtiéndose en un grave problema.

Como resultado de lo anterior, las reservas naturales de materias primas, las fuentes energéticas y el agua potable, disminuyen mientras los costos de su extracción aumentan y son motivo de graves impactos ambientales y desequilibrios sociales.

RECICLAJE (68)

Reducir

Si se reduce el problema, disminuye el impacto en el medio ambiente. Los problemas de sensibilización, habría que solucionarlos empezando por esta erre. La reducción puede realizarse en dos niveles: reducción del consumo de bienes o de energía y eliminar la cantidad de materiales destinados a un uso único.

Además, se puede contribuir comprando siempre productos con la menor cantidad de envases, evitando adquirir cosas que contengan sustancias peligrosas y si son súper necesarias, asegurarse de tener lo justo y no más que eso.

Procurando no desperdiciar alimentos y evitando los productos desechables que son el enemigo N° 1 del ambiente.

Comprar menos reduce el uso de energía, agua, materia prima como madera, metal, minerales y químicos utilizados en la fabricación de los productos; disminuye las emisiones producidas en el transporte del producto, y también minimiza la contaminación producida por su desecho y desintegración.

Utilizar menos recursos, agua, energía, gasolina, se puede lograr con focos y electrodomésticos más eficientes, una casa bien mantenida y buenos hábitos como desenchufar los aparatos eléctricos cuando no están en uso, cerrar el agua de la ducha mientras te enjabonas y compartir tu coche.

Recordar que la mayoría de los elementos podrían resultar útiles para otra persona u organización. Por eso, antes de deshacerse de algo, es importante tomarse un momento para entregárselo a alguien que lo pueda aprovechar.

Rechazar las bolsas plásticas y optar, en cambio, por las de tela reutilizables, canastas o los antiguos carritos. Según la asociación ecologista Amigos de la Tierra, se emplean alrededor de 1 millón de bolsas plásticas por minuto en el mundo, mientras cada una demora alrededor de 500 años en degradarse por completo.

También utilizar los dos lados de una hoja al imprimir. Según el Programa de Reciclado de papel de la Fundación Garrahan, reciclar una tonelada de papel, o usar una tonelada menos, impide la tala de 17 árboles medianos.

 

Reutilizar

La segunda erre más importante, igualmente debido a que también reduce impacto en el medio ambiente, indirectamente. Ésta se basa en reutilizar un objeto para darle una segunda vida útil.

Todos los materiales o bienes pueden tener más de una vida útil, bien sea reparándolos para un mismo uso o con imaginación para un uso diferente.

Reutilizar significa alargar la vida de cada producto desde cuando se compra hasta cuando se tira. La mayoría de los bienes pueden tener más de una vida útil, sea reparándolos o utilizando la imaginación para darles otro uso.

Por ejemplo, una botella de refresco se puede rellenar o se puede convertir en portavelas, cenicero, maceta o florero. Reutilizar también incluye la compra de productos de segunda mano, ya que esto alarga la vida útil del producto y a la vez implica una reducción de consumo de productos nuevos, porque en vez de comprar algo nuevo lo compras de segunda mano.

Se trata, en definitiva, de una forma más de reducir los residuos y de evitar los contaminantes procesos de manufactura.

Si se ejerció eficazmente la reducción, a través de un consumo sustentable, entonces no existirá mayor problema para reutilizar la mayoría de los objetos que generalmente se van a la basura, adaptándolos como sustitutos de otros objetos que podemos necesitar.

 

Reciclar

Esta es una de las erres más populares debido a que el sistema de consumo actual ha preferido usar envases de materiales reciclables, pero no biodegradables. De esta forma se necesita el empleo de personal y energía en el proceso.

Quiere decir utilizar un material u objeto en forma similar a su uso original o usar su materia prima para fabricar otro.

Existen materiales que pueden ser reciclados, es decir, vueltos a utilizar como materias primas en procesos productivos diversos. Tal es el caso del papel y el cartón, las maderas, los vidrios, varios metales, entre otros. Existen programas de recolección de latas de aluminio de los cuales el colegio o escuela puede participar.

Pero también existe la posibilidad de “reciclar” ciertos residuos utilizando el ciclo biológico de la materia. Buenos ejemplos de materiales reciclables son los metales, el vidrio, el plástico, el papel o las pilas.

Son muchas las razones para reciclar: se ahorran recursos, se disminuye la contaminación, se alarga la vida de los materiales aunque sea con diferentes usos, se logra ahorrar energía, se evita la deforestación, se reduce el 80% del espacio que ocupan los desperdicios al convertirse en basura, se puede disminuir el pago de impuestos por concepto de recolección de basura y al mismo tiempo se genera empleo y riqueza.

La mayor parte de los desechos son reutilizables y reciclables, el problema se encuentra en que al mezclarlos se convierten en basura.

Así que una de las soluciones al problema es no hacerla, separando los desechos para poder reciclar. Hay que tener en cuenta también que resulta prácticamente imposible que la basura desaparezca por sí sola; basta con saber el tiempo que necesitan algunos materiales para deteriorarse en la naturaleza: un tallo de bambú puede tardar en desaparecer de 1 a 3 años, pero los plásticos o las botellas de cristal pueden permanecer intactos de 500 a 1.000 años.

Por último, el compostaje es la forma que tiene la naturaleza de reciclar sus propios residuos. Se trata de la descomposición controlada de materiales orgánicos por la acción de varios microorganismos e invertebrados. Más del 50% de los residuos domésticos pueden reciclarse con este método.

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