Boda Marian Sarabia y Valmy Goitia
El tiempo de Dios es perfecto
En medio de la hermosa naturaleza, con la luna de testigo y el clima de montaña de cobijo, se realizó la romántica celebración de la unión eclesiástica de Marian Sarabia y Valmy Goitia, en una intima reunión junto a sus familiares y sus más cercanos amigos.
Su amor, la compañía de sus seres queridos y la presencia celestial de Dios en lo que fue el recorrido de su noviazgo, fue sin duda alguna lo que conspiró casi en complicidad para permitir que este par de simpáticos enamorados, trazaran su camino al altar.
Valmy, galeno de profesión, conoció a la bella Marian, en el cumplimiento de sus funciones como visitador médico, gracias a este vínculo laboral se multiplicaron las oportunidades de crear una bonita amistad, la que luego de nueve meses se convirtió en una fuerte conexión.
A los dos años y diez meses de noviazgo, este par de enamorados cumplieron su sueño de recibir la bendición de Dios y de los hombres, pero llegar a este día no fue tarea fácil, su amor estuvo literalmente a prueba de heridas, y sólo la paciencia fruto de este profundo sentimiento, les permitió que fuere el tiempo el que decidiera su destino.
Mirían y Vamy planificaron un viaje juntos a Estados Unidos, pero ya en la vía al aeropuerto hacia lo que sería su partida a norteamérica, sufrieron un fatídico accidente en el que él, tuvo fuertes lesiones físicas, pero lo extrañó fue que al recuperar la lucidez Valmy insistía en regresar al sitio del accidente, alegando una importancia de fuerza mayor, lo cual preocupaba tanto a su novia como a los médicos que lo asistían.
Tras la obstinada petición del convaleciente novio, Marían también porfió en indagar el por qué de sus ansias por regresar al lugar del desastre, y su sorpresa fue la confesión de que consigo traía el anillo con el que pretendía pedirle matrimonio en este viaje al primer mundo. La protagonista de esta historia, puso su sexto sentido en alarma y le propuso preguntar en su casa materna, lugar desde donde partieron ambos, por creer que fue allí que podía haber ocurrido la pérdida del preciado objeto, y finalmente su madre pudo corroborar su teoría, al encontrar en el piso el precioso solitario.
Luego de ese traumático episodio, ambos dejaron el tema del enlace de lado, y fue hasta un año después que el novio tomó nuevamente la simbólica sortija, y en una romántica cena le propuso seguir escribiendo su destino unidos, sin el miedo a lo pasado y con la fortaleza de su amor.
Aura Marina Rodríguez
Fotos: Antonio Barbiero
