La caída acumulada de la economía venezolana supera el 20 % y se estima que continuará hasta por lo menos 16 trimestres consecutivos de depresión económica. Asimismo, el Ejecutivo nacional se apunta ciertas medidas a expensas de la población que sufre seriamente el derrumbe de las importaciones. Por ello, el sector privado se ha visto en la necesidad de reajustar su caja para hacerle frente a la merma de divisas.
Por otra parte, el Gobierno intenta apaciguar el panorama político pero no la realidad económica, sujetada a los diferentes controles, por lo tanto, 2017 será una reedición de 2016, así lo planteó el economista Asdrúbal Oliveros durante el VII Encuentro Nacional de Estudiantes de Economía que se desarrolló en el auditorio Ambrosio Oropeza de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA).
Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, destacó que para el Banco Central de Venezuela (BCV) la inflación cerrará en 181%, no obstante, Ecoanalítica realizó un estudio en tres de las principales ciudades de Venezuela: Caracas, Valencia y Maracaibo, registrando una inflación anualizada (octubre de 2015-octubre de 2016) de 412 % con base en los productos regulados, mientras que el cálculo, tomando en cuenta el valor de los productos revendidos, arroja una inflación de 1.008 %.
El caso de Venezuela es inédito porque la contracción del Producto Interno Bruto (PIB) es la más alta de Latinoamérica. El primer trimestre estará marcado por la escasez, sostuvo el ponente, quien agregó que cada vez quedan menos empresas en Venezuela producto de la incertidumbre económica.
A juicio del experto la solución del tema económico pasa por un cambio de modelo que hasta el momento el Ejecutivo se ha negado a hacer por lo cual pareciera que la única salida posible es un cambio político, que puede forzar un giro en lo económico.
“No vas a ver nuevos paradigmas ni nuevas formas de abordar la economía si no se cambia a los actores políticos. Si esto no se produce en 2017 tendremos una reedición de 2016, tal vez no con la misma fuerza en algunas variables pero el país va a continuar en una estructura recesiva con un gravísimo problema de inflación y una grave distorsión de los precios relativos”.
Pese a la crisis aún sobrevivimos porque los países ni se acaban ni tocan fondo siempre pueden estar peor, entonces a pesar que Venezuela ha perdido una capacidad importante y el PIB se ha contraído 20 % en tres años, una de las variables más graves para América Latina, todavía hay un sector privado y ciudadanos en pie de lucha.
“Esta crisis nos dejará un sector privado más pequeño, con una capacidad instalada reducida, personas empobrecidas, capacidad de consumo bastante limitada, entre otros indicadores que son desafíos de políticas públicas que vamos a tener de cara al futuro”.
Acerca del ajuste económico, sobre si debe ser gradual o de shock, mencionó que hay variables en las que se debe actuar de inmediato y en otros puntos se puede actuar gradualmente.
“Más que de gradualidad o de shock prefiero hablar de secuencia. Es muy importante que quien sea el responsable de los cambios en materia económica tenga clara la secuencia, qué acciones hacer primero, qué hacer después, cuál es la hoja de ruta.
Hay cosas que tardarán mucho más, que se deben hacer graduales, por ejemplo los cambios institucionales, así como los cambios en materia regulatoria, pero desmontar los controles debe ser relativamente rápido. Reducir el déficit fiscal que está por encima de 15 % de PIB y hacer que el Estado tenga una situación de superávit no se logrará de la noche a la mañana. La inflación también tardará en reducirse, llevarla a un dígito, sin duda, tardará”.
Ecoanalítica ha identificado tres fases para la recuperación de Venezuela: fase de emergencia; donde lo importante es resolver el problema humanitario, la escasez de medicamentos, alimentos, el poder adquisitivo de los ciudadanos, desmontar los controles, conseguir plata. Luego vendría una segunda fase de estabilización y medidas más amplias y una tercera etapa de reformas estructurales.
Acerca de la prórroga del decreto de emergencia económica señaló que no es más que una mampara que utiliza el Poder Ejecutivo para actuar de espaldas a la Asamblea Nacional, lamentablemente a este gobierno no le gustan las estructuras de contrapeso. El decreto no ha tenido ningún beneficio en lo económico sino simplemente pone al Presidente Maduro de espaldas a la Constitución y a operar con total impunidad.
Apuntó que el reto de la oposición es forzar, de alguna manera, el cambio político, de una manera contundente. Es muy importante que a lo interno resuelva sus problemas de coordinación y comunicación, asimismo, debe rescatar sus equipos técnicos en virtud de lo que está pasando y lo que puede hacer para cambiar esta realidad.
