Los países miembros de la agencia de migración de Naciones Unidas eligieron el lunes a la estadounidense Amy Pope como su próxima directora general.
Pope asumirá el cargo de su jefe, el portugués Antonio Vitorino, como directora general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y se convertirá en la primera mujer en dirigir la agencia con sede en Ginebra que fue fundada en 1951.
Pope actualmente se desempeña como adjunta de Vitorino y se postuló contra él para el puesto. Comenzará su mandato de cinco años el 1 de octubre, indicó la OIM en un comunicado.
El enfrentamiento resultó inusual dado que Pope buscaba derrocar a su jefe en una contienda entre aliados: Estados Unidos y Portugal son miembros de la OTAN.
El gobierno estadounidense, que apoyó fuertemente la candidatura de Pope, recibió la noticia con agrado.
“La elección de Pope refleja un amplio respaldo por parte de los Estados miembros a su visión de mantener a las personas en el centro de la misión de la OIM, al tiempo que implementa reformas de gobernanza y presupuestarias clave para garantizar que la OIM esté preparada para enfrentar los desafíos”, dijo el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken en un comunicado.
Ocho de los 10 directores generales de la OIM desde que se fundó la agencia hace 72 años han sido estadounidenses.
Vitorino, exministro del gobierno portugués, asumió el cargo en 2018 después que los países miembros de la OIM rechazaran a un candidato presentado por el gobierno Trump, que retiró a Estados Unidos de la principal agencia de derechos humanos de la ONU, rehuyó el globalismo y adoptó una política de “Estados Unidos primero” que irritó a muchos.
La OIM cuenta con casi 19.000 miembros del personal en 171 países que brindan a los migrantes alimentos, agua, refugio y ayuda con el papeleo, y responde a crisis migratorias masivas en lugares tan diversos como la frontera entre Estados Unidos y México, el Mediterráneo central, Bangladesh, Ucrania y Sudán.