La perspectiva de una guerra a gran escala entre Israel y la milicia libanesa Hezbollah aterroriza a la gente en ambos lados de la frontera, pero algunos la ven como una consecuencia inevitable de la actual guerra de Israel contra Hamás en Gaza.
Una guerra así podría ser la más destructiva que cualquiera de las partes haya experimentado jamás.
Israel y Hezbollah tienen lecciones de su última guerra, en 2006, un conflicto de un mes que terminó en empate. También han tenido cuatro meses para prepararse para otra guerra, incluso cuando Estados Unidos intenta evitar una ampliación del conflicto.
Una guerra entre Israel y Hezbollah “sería un desastre total”, advirtió el mes pasado el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en medio de una oleada de diplomacia itinerante por parte de Estados Unidos y Europa.
Hezbollah, respaldado por Irán, pareció tomado por sorpresa por el ataque de Hamás del 7 de octubre contra Israel, un aliado regional. Desde entonces, Hezbollah e Israel han intercambiado ataques transfronterizos diarios, intensificando gradualmente. Israel también llevó a cabo asesinatos selectivos de figuras de Hezbollah y Hamás en el Líbano.
Los líderes políticos y militares israelíes han advertido a Hezbollah que la guerra es cada vez más probable a menos que los militantes se retiren de la frontera.
El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, no ha amenazado con iniciar una guerra, pero advirtió sobre una lucha “sin límites” si Israel lo hace. Hezbollah dice que no aceptará un alto el fuego en la frontera entre Israel y el Líbano antes de que haya uno en Gaza y ha rechazado una propuesta estadounidense de trasladar sus fuerzas a varios kilómetros (millas) de la frontera, según funcionarios libaneses.