Sentí una profunda tristeza cuando me informaron el doloroso suceso de la partida de un amigo querido. La noticia ha llegado como un golpe devastador, dejando un vacío en nuestros corazones y llenando de pesar el aire que respiramos.
Mi amigo, con su espíritu amable y su generosidad infinita, era una fuente constante de alegría y apoyo incondicional. Su presencia iluminaba cada espacio que ocupaba y su ausencia deja un silencio ensordecedor que resuena en nuestras almas.
Los momentos compartidos, las risas compartidas y los consejos sabios son recuerdos imborrables que permanecerán grabados en mi memoria para siempre.
Su compañía era un bálsamo en los momentos difíciles y un motivo de celebración en los días de felicidad.
Ahora, en medio del luto y la despedida, me aferro a esos recuerdos con gratitud y amor, recordando la increíble persona que fue y el impacto positivo que tuvo en mi vida y en la de tantos otros. Su legado perdurará más allá de su partida, sirviendo como guía y ejemplo de bondad y nobleza.
En este tiempo de duelo, encuentro consuelo en la certeza de que su luz seguirá brillando en su hijo Antonio, en sus nietos, en su esposa Larisa y aquellos que lo conocieron y lo amaron.
Aunque su ausencia se sienta abrumadora, su espíritu vive en cada gesto de amabilidad, en cada palabra de aliento y en cada acto de generosidad que inspiró en nosotros.
Descansa en paz, Félix Jiménez Tardío, querido amigo, médico y vecino. Que tu viaje hacia la eternidad esté rodeado de paz y serenidad.
Tu recuerdo quedará grabado en nuestros corazones, guiándonos con tu sabiduría y calidez en los días por venir.
Hasta que nos volvamos a encontrar en algún lugar más allá de esta vida, te llevaremos con nosotros, honrando tu memoria y celebrando la dicha de haberte tenido como amigo.
Siempre estarás presente en nuestros pensamientos y en nuestro agradecimiento por haberte conocido.
Descansa en paz, amigo mío. Te recordaré con cariño y gratitud infinita.
Natividad Castillo P. ( Natty)
nattymport @gmail.com
