“El poder de la imaginación…
…nos hace infinitos.”
John Muir.
“El amor infinito es la única verdad.
Todo lo demás es ilusión.”
David Icke.
“Solo dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez humana…
…y no estoy seguro de la primera.”
Albert Einstein.
“El eterno silencio de estos espacios infinitos me asusta.”
“La naturaleza es una esfera infinita cuyo centro está en todas partes
y la circunferencia en ninguna.”
Blaise Pascal.
- Historia Sin Fin
La historia, pienso, es como la energía, solo se transforma, pero jamás se destruye. Hablo de la historia universal astral y la historia de la humanidad. Una se cuenta en eones, la otra se calcula cerca de un par de millones de años terrestres. Y aunque aseguran que la historia la escriben los vencedores, las historias aparentes, han venido robando cámaras. Y, es el vencedor, normalmente, el que gasta más de lo que tiene. Eso se debe al sacrificio que involucra si lo que se quiere con derecho es hacer algo especial, lo que sea, para ganarle a la tormenta del caos y la entropía de la vida y a las impertinencias del vacío y el silencio.
El asunto, en las historias de la humanidad, se resume al decoro de las decisiones de quien elige, y los arbitrajes, como los modales, no tienen medias tintas, es decir, o los tienes, o no los tienes. Con los modales es como con la gravidez, o estás preñado, o no. No hay eso de estar medio preñado o tener modales a medias.
En resumen, los malos modales conllevan, a menudo, a malas decisiones. El ejemplo palmario de ello, es el robo de las soberanías por gobiernos ilegítimos que saltan adelante porque para atrás, ensartan; en el brete se suma más de un candidato al descaro para pasar por home y cobrar doscientos, como en el juego del monopolio. La lista del descaro es larga, y vergonzosa, tanto como los lustros sisando a lo largo y ancho del predio nacional, y de los erarios públicos, malgastados. Ni hablar de los burlescos aludidos en el inventario de judas. A los políticos sin modales se les olvida expeditamente las reglas. Solo las usan cuando les convienen. De resto, son letra muerta o mirones de piedra como estatuas de Isla de Pascuas.
Los maleducados en dos platos son la mala hierba de la sociedad y de los planes de un mundo posible, no un mundo feliz, pues la felicidad es un estadio efímero, en cambio, la paz de un mundo posible, es un estadio sostenible en el tempo, entonces es como un campo garante de una paz periódica que iría en beneficio de todo el orbe. Dentro de los diecisiete objetivos del desarrollo sostenible, la paz y la democracia tiene su propio número, el N° 16.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), también conocidos como Objetivos Globales, fueron adoptados por las Naciones Unidas-2015 como una llamada universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para el 2030 todas las personas disfruten de paz y prosperidad.
La ONU-UNESCO (1) indica que los conflictos violentos, usuales y nuevos, del mundo, extravían el camino global hacia la paz y la consecución del Objetivo 16. Resulta alarmante que en el año 2022 se produjera un aumento mayor al 50 % en el número de muertes civiles relacionadas con los conflictos, debido, en gran parte, a la guerra de Ucrania.
A finales de 2022, se registraron 108,4 millones de desplazados forzosos en todo el mundo, lo que supone un aumento de 19 millones respecto a finales de 2021 y dos veces y media la cifra de hace una década. En ello, Venezo-landría está entre los primeros del podio.
En 2021, el mundo fue testigo de las últimas décadas con la mayor cifra de crímenes dolosos. Injusticias, desigualdades y nuevos retos en materia de derechos humanos, están dificultando el beneficio de sociedades pacíficas e integradoras, muy diferente a la nuestra…
El Objetivo 16 se ajusta al marco más amplio de los derechos humanos al promover sociedades respetuosas que defiendan los derechos individuales, así como el derecho a la intimidad, la libertad de expresión y el acceso a la información.
La paz es un requisito básico para el desarrollo socioeconómico. Sin paz, la sociedad suele estar plagada de conflictos, violencia, inestabilidad, lo que dificulta el avance y culmina en la pérdida de vidas humanas y recursos. El acceso igualitario a la justicia es esencial para proteger los derechos de los individuos, resolver disputas y garantizar que las poblaciones vulnerables no sean marginadas ni maltratadas.
Los delitos que amenazan a la raíz de las sociedades pacíficas (incluidos homicidios, trata y otros tipos de delincuencia organizada, así como leyes o prácticas discriminatorias), afectan a todos los países. Para poder cumplir con el Objetivo 16 (2030), es necesario actuar en reponer confianza y reforzar la idoneidad de los organismos oficiales, para garantizar la justicia a todos y facilitar progresos democráticos y pacíficos hacia el desarrollo sostenible.
- Fin de la Historia
Está demás decir que, quien escupe para arriba, le cae. Pero ese es sin ninguna duda el caso de la peque Venezia y sus regentes. Carmencita decía que al niño malcriado pegarle no resuelve la dificultad. Hay que hacerle entender con ejemplos y buenos modales lo que es el deber ser y el sentido común, y entonces crear una base para ir formando el carácter empático y los buenos oficios, es decir, los modales educados o de buena urbanidad.
La historia, como la energía, se transforma y se adapta a los tiempos y a los entornos. En este proceso de metamorfosis, es crucial que las sociedades y sus líderes comprendan la importancia de la paz y la justicia como pilares fundamentales para el desarrollo sostenible. La historia nos ha enseñado que los malos modales y las decisiones erróneas pueden llevar al declive y al caos, pero también nos ha mostrado que, con empatía, educación y buenos paradigmas, es posible construir un futuro mejor.
Es imperativo que cada uno asuma la responsabilidad de sus acciones y decisiones, entendiendo que estas tienen un impacto directo en la sociedad y en la historia que estamos edificando. Solo así podremos adelantar un mundo más justo y pacífico, donde los derechos humanos sean respetados y donde cada uno tenga la oportunidad de prosperar. En última instancia, la historia no es solo un relato de eventos pasados, sino una guía para el mañana. Cursemos de ella, transformémosla y hagamos del ahora un legado digno para las proles venideras. Porque, al final del día, la historia sin fin es la historia de nuestro planeta, y está en nuestras manos escribir los próximos capítulos con conciencia y devoción.
Marcantonio Faillace Carreño