El Grupo Teatral Lara, un libro de Ramón Querales #11Nov

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Propicia la ocasión de este 13 de noviembre del Día Nacional del Teatro en Venezuela para referirnos a este libro escrito por el cronista Ramón Querales, publicado en 1991 con los auspicios de la Fundación Larense para la Cultura (FUNDACULTURA). Su título completo es El Grupo Teatral Lara, una experiencia cultural en la provincia venezolana 1958 – 1969, conformada por 28 capítulos y 145 páginas

Entre los antecedentes de este arte en el estado Lara, Querales ubica la danza de Las Turas que cada 26 de diciembre se baila en el municipio Urdaneta y estado Falcón. Luego registra las manifestaciones durante la Colonia rigurosamente vigiladas por las autoridades civiles, militares y al servicio de la Corona española. Existía el temor de que degeneraran en protestas y desórdenes callejeros en contra del poder sociopolítico.

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Históricamente hemos sido una ciudad sin tradición teatral.  Más bien El Tocuyo destaca durante la colonia en estas actividades artísticas, reseña Querales citando a la historiadora Ermila Troconis de Veracoechea.

El valioso texto forma parte de la cincuentena obra bibliográfica publicada por el recordado cronista del municipio Iribarren, Ramón Querales. Un trabajo sustentado en una rigurosa investigación, sólida documentación  y metodología científica propia de un cronista que trabaja por procesos trascendiendo el simple dato  al que reinventa para hacer la nueva crónica del siglo XXI. Aunque se trata de un autodidacto ostenta las cualidades de un académico por la excelencia de su trabajo.

Conceptualmente es notable la utilización por el autor de fuentes hemerográficas, documentales y archivísticas. Las hemerográficas son citadas reiteradamente, entre éstas el diario El Impulso de esa época. 

Ello nos lleva a la deducción de que se trata de una obra original distante de las versiones de versiones. Son referencias primarias que exigen un esfuerzo creativo de quien las trabaja para aproximarse a la construcción de una historia. Ésta es además una investigación exploratoria por lo inédito del tema.

La confirmación de la faceta de excelente investigador de las ciencias sociales del orgullo de Matatere, parroquia Aguedo Felipe Alvarado, donde nació el 4 de mayo de 1937 en el seno de una familia de la etnia indígena de los ayamanes. 

El autor sitúa su trabajo en el contexto sociocultural de la región larense donde por primera vez toma forma una institución académica dedicada a  la formación de recursos profesionales para el teatro. 

En 1958 la ciudad sigue dando sus primeros pasos hacia su modernización dejando atrás su condición de rural. Algunos signos son la aparición de abastos y supermercados, la llegada de las discotecas y las ventas de arepas con mortadela y salsa de tomate que traen los italianos ubicados en las esquinas de la avenida Venezuela.

Estamos en una urbe en pañales en materia de artes escénicas por lo que se trata de un organismo oficial precursor. Por ende, aquel es un acontecimiento cultural de primer orden no visto antes en la capital larense, que entonces se consolida como una entidad comercial con El Manteco al frente. 

El libro precisa y analiza una variedad de aspectos que conforman la historia de esta precursora agrupación teatral también en labores pedagógicas. Su fundación tiene lugar el 30 de abril de 1958 por decreto número 48 de la Gobernación del estado Lara que ocupaba Froilán Álvarez Yépez, tras el fin de la dictadura perezjimenista. Se le define como una institución educativa dedicada a la capacitación de jóvenes para las artes escénicas.

También escudriña el aspecto presupuestario generalmente mínimo en el país para el sector cultural. Según esa indagación su primer presupuesto es de 3.000 bolívares. El sueldo del director asciende a 1.800 bolívares,  sustancioso a la luz del cambio en dólares de 4 bolívares. Es el promedio de un docente de educación secundaria en el marco de un país con la bonanza petrolera de entonces. Sin embargo no es sino hasta 1963 cuando el ejecutivo regional lo aumenta. 

Querales hace un minucioso seguimiento a las diversas actividades del GTL en el lapso de 11 años de trayectoria. En una urbe sin tradición de ese tipo es sorprendente la cifra de inscritos en la primera matrícula la cual llega a unos 40 de acuerdo con datos del crítico Leonardo Azparren. 

Se trata principalmente de jóvenes provenientes del liceo Lisandro Alvarado donde  en la década de 1950 hubo una marcada actividad teatral. En los 11 años de existencia el total de alumnos cursantes es de 81.

Entre los inscritos tenemos a: Rafael Cadenas, Armando Gota, José Manuel Briceño Guerrero, Romelia Agüero, Leonardo Azparren, Rubén Monasterios, Humberto García, Jacobo Ramírez y Luis Alfonso Linares.  Se trata de figuras sobresalientes de la literatura, filosofía y el teatro que canalizaron sus inquietudes artísticas en el GTL. También destaca Edgar Morón por la puesta en escena de su magnífica obra El Negro Miguel, la cual escribe y dirige y quien también sobresale por sus dotes de buen actor. 

La obra pasa revista a  las deficiencias técnicas de la enseñanza impartida en la nueva institución educativa. Un problema referido por Ricardo Torrealba GIL, uno de sus fundadores y posterior director a partir de 1969.  Una evidencia la constituye el hecho de que es en 1966 cuando es dotada de un profesor de declamación.

El investigador examina críticamente el tipo de público al que se dirigía el GTL. Al respecto afirma que no hubo un criterio claro sino más bien cierta anarquía en la relación con el mismo y la falta de una adecuada planificación de las obras presentadas. Otra vez surge la tesis de que se trataba de un público sin cultura teatral. En consecuencia, los dramaturgos universales ocupan las preferencias de las obras montadas por el GTL. 

El grupo se convierte en el epicentro de actividades artísticas y culturales en la ciudad. Son numerosas  y relevantes las acciones realizadas por esta organización entre 1958 y 1969. Las mismas abarcan: danza, títeres, festivales, conferencias  y recitales poéticos y musicales  en  su mayoría gratuitos.

Llamativo el uso que hacen del teatro de la Concha Acústica con la puesta en escena de varias piezas. Es una prueba de la conciencia de sus integrantes de los espacios del arte en la ciudad. Ello visto que el de la Concha Acústica siempre ha estado en el abandono y subutilizado en esas labores. El GTL nos recuerda su existencia y su mejor utilización cultural.

El Grupo Teatral Lara llega a su fin en el año 1969 dando paso a la Escuela de Estudios Teatrales con otro enfoque académico. Su nuevo director es Ricardo Torrealba Gil, actor, educador e investigador social miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (CONICIT).

El libro es un testimonio del prolifero trabajo investigativo de un cronista con una reconocida obra alejada de los  prestidigitadores de datos. En vida fue cronista del municipio Iribarren y socio correspondiente de la Academia Nacional de la Historia. 

Freddy Torrealba Z.

[email protected]

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