La crisis humanitaria en el Catatumbo, que se encuentra en su día 18, sigue deteriorándose a medida que los enfrentamientos sangrientos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las FARC continúan. Esta confrontación ha provocado la muerte de al menos 52 personas (aunque se estima que son cerca de 80) y la desaparición de diez firmantes de paz, mientras que 53.000 personas han sido desplazadas forzosamente de la región.
Ante esta grave situación, el presidente Gustavo Petro decretó un estado de conmoción interior en el Catatumbo, Cúcuta y dos municipios del Cesar, con el objetivo de restaurar la seguridad y el orden público.
Una de las principales causas detrás de la escalada de violencia en esta zona fronteriza de Norte de Santander está relacionada con las lucrativas rentas criminales que los grupos armados han consolidado en la región.
Según documentos secretos obtenidos por El Tiempo de las Fuerzas Armadas de Colombia, el narcotráfico, el contrabando, la minería ilegal, el secuestro, las extorsiones y el lavado de activos son las principales fuentes de financiamiento de estos grupos. La porosa frontera de 467 kilómetros con Venezuela se ha convertido en una vía de salida para narcóticos y otros productos ilícitos, lo que alimenta el conflicto armado.
Una Industria de Miles de Millones
Uno de los documentos más reveladores, clasificado como «secreto de uso exclusivo«, fue enviado al ministro de Defensa, Iván Velásquez, el pasado 23 de enero. En él, se revela que los grupos armados que operan en el Catatumbo han movido alrededor de 5 billones de pesos en los últimos siete años debido al narcotráfico.
El Catatumbo es la segunda ruta más rentable para el narcotráfico en Colombia, con una producción potencial de hasta 469 toneladas de cocaína entre 2022 y 2023. La salida de estos narcóticos hacia Venezuela se ha convertido en un negocio multimillonario, con mercados en Centroamérica, Europa y África.
El informe también destaca la presencia de más de 2.000 miembros del ELN y las disidencias de las FARC en la región, quienes controlan los cultivos de coca y las rutas de narcotráfico. Alrededor de 43.866 hectáreas de coca se cultivan en el Catatumbo, y las facciones armadas se benefician de extorsiones y cobros ilegales a los campesinos que trabajan los cultivos.
La Estrategia de Control Territorial
El informe también revela que los grupos armados están imponiendo extorsiones a diversos sectores productivos, incluyendo ganaderos, comerciantes, palmicultores y trabajadores del sector petrolero. En 2023, se reportaron al menos 48 secuestros, una cifra alarmante aunque con una ligera reducción en comparación con los 45 secuestros ocurridos en 2022.
Los grupos ilegales están cobrando “vacunas” por el paso de transporte de combustible robado, productos comerciales y materiales de construcción.
Los precios de las extorsiones varían según el sector. Por ejemplo, se cobran hasta 2 millones de pesos a los carrotanques que transportan combustible del oleoducto Caño Limón Coveñas, entre el 2 % y 3 % a contratistas de la zona y tarifas mensuales a establecimientos comerciales de todo tipo, desde tiendas hasta talleres de mecánica.
El Contrabando y el Oro desde Venezuela
Los documentos también ponen de manifiesto que el contrabando a través de las trochas en la frontera con Venezuela es una fuente clave de financiación para los grupos en conflicto. El oro proveniente de la minería ilegal en Venezuela, especialmente en la región de la Orinoquía, es transportado hacia Colombia, donde los grupos armados se benefician del control territorial de estas actividades. Además, la frontera porosa entre ambos países facilita el tráfico ilícito de productos y armas, consolidando aún más la red criminal.
Lavado de Activos: Un Negocio que Fluye a Través de Cúcuta
Finalmente, el informe revela una sofisticada operación de lavado de activos en Cúcuta, donde las ganancias del narcotráfico, la extorsión y el contrabando están siendo invertidas en sectores como el inmobiliario, industrial y financiero. Se menciona un caso en el que un banco canadiense operó dos cajeros automáticos en Cúcuta sin los controles debidos, facilitando el retiro de millones de dólares de cuentas asociadas con grupos criminales.
La crisis en el Catatumbo ha puesto en evidencia la complejidad de la situación de seguridad en Colombia, donde el narcotráfico, la minería ilegal y las actividades criminales a lo largo de la frontera con Venezuela siguen alimentando el conflicto armado. Las autoridades colombianas están tomando medidas para desmantelar estas redes criminales, pero la magnitud del desafío es cada vez mayor.