#OPINIÓN Diarios Libidinosos:  La Femme Fatale: Acto 2: La Ley de la Selva y El As Bajo la Manga #3Feb

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A las Salvajes de la Selva…

«Las mujeres fatales…

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…son las arquitectas de la sociedad.» 

Malala Yousafzai Nobel de Paz, 2014

«Las mujeres fatales…

son el símbolo de la lucha y la esperanza.» 

Aung San Suu Kyi (Premio Nobel de la Paz, 1991)

«Las mujeres fatales

son guardianas del coraje y la resistencia.»

Elie Wiesel (Premio Nobel de la Paz, 1986): 

«Las mujeres fatales… 

son las autoras de nuestra historia compartida.» 

Toni Morrison Nobel de Literatura, 1993

«Las mujeres fatales… 

…son la fuerza detrás de los grandes descubrimientos.»

Marie Curie Nobel de Física, 1903

«Una mujer fatal…

puede levantar un pueblo con su fuerza y determinación.» 

Nadia Murad Nobel de Paz, 2018

  • La Ley de la Selva.

Tras la amenaza y el chantaje, mi vecino decidió que no podía vivir bajo el constante señorío de su mujer. Sin embargo, sabía que cualquier movimiento en falso podría costarle caro. Decidió que, en lugar de confrontar directamente, comenzaría a colectar más pruebas, tanto de sus astucias como de su maniobra. Cada día, se revirtió en un juego de pillería, una batalla muda donde la confianza había sido destronada por la suspicacia y la cautela.

La vida de hogar se había vuelto una jungla, una auténtica selva donde solo la ley de los más avisados permanecía. Mi vecino comenzó a documentar cada uno de sus hallazgos: grabaciones de pláticas, copias de mensajes comprometidos y fotografías de la doble vida de su dueña. Él creía requerir construir un caso firme para protegerse legalmente y asegurar que sus hijos no fueran traídos como peones en el juego brutal que su mujer había iniciado.

La vecina, por su lado, no sospechó de la reacción del vecino. Confiaba enteramente en su capacidad de proteger el control a través del miedo y la manipulación. Pero mi vecino, ahora armado con una creciente colección de pruebas, comenzó a consultar con abogados y expertos para planear su salida de esta red de engaños. Sabía que cualquier error podría llevarlo a perder todo, pero también sabía que rendirse no era una opción. La historia de mi vecino se volvía cada vez más compleja y peligrosa, y ambos intérpretes se preparaban para un cotejo final donde solo uno podría sobrevivir del abismo nupcial.

  • Abismo Nupcial

Mientras mi vecino luchaba por encontrar una salida del abismo en el que se había convertido su matrimonio, decidió confiar en alguien de su entorno cercano: su amiga de la infancia, Isabel. Isabel, una mujer fuerte e independiente, siempre había sido un apoyo incondicional en su vida, aunque sus caminos se habían separado durante varios años. Se reencontraron por casualidad en una reunión de antiguos compañeros de colegio, y desde entonces habían retomado el contacto.

Isabel, que había pasado por un divorcio complicado unos años antes, tenía una perspectiva clara y pragmática sobre las relaciones. Cuando mi vecino le contó la situación, ella no dudó en ofrecer su ayuda. 

Tienes que protegerte y proteger a tus hijos, –le dijo con firmeza- Si ella es capaz de chantajearte hoy, no dudará en hacerlo otra vez si juzga que está perdiendo el control

Isabel se convirtió en pilar de apoyo, ayudando a recopilar pruebas y ofreciéndole contactos de abogados y terapeutas especializados en casos de manipulación y abuso. 

Mientras tanto, el brete del hogar seguía en aumento. La vecina, aunque consciente de que algo había cambiado en su marido, no lograba identificar la fuente de su fortaleza. Mi vecino, armado con orientación de Isabel y un renovado sentido de propósito, comenzó a tomar pequeñas medidas para protegerse y preparar el terreno para el cotejo final. Sabía que la batalla sería espinosa y que el abismo nupcial podría tragárselo por completo si no era minucioso, pero también sabía que no estaba solitario en esta riña.

  • La Vecina Infiel y El As Bajo la Manga

La llegada de Isabel a la historia trajo consigo un personaje significativo: Lucía, la vecina infiel. Lucía era conocida en el barrio por su vida amorosa turbulenta y sus constantes escándalos. Su carácter franco y sus deslices amorosos habían sido tema de conversación en bastante más de una ocasión. Sin embargo, lo que pocos sabían era que Lucía había sido amiga cercana de la mujer fatal, y su relación podría proporcionar información valiosa.

Isabel, valiendo su capacidad de conectar con las personas, empezó a establecer una relación con Lucía. Fingiendo interés en su vida y sus historias, logró que bajara la guardia y compartiera detalles de sus conversaciones con la mujer fatal. Con cada revelación, Isabel y mi vecino construían un caso más sólido, acopiando las pruebas necesarias para enfrentar a la esposa del vecino y finalmente emanciparse de su despotismo.

Con cada día que salvaba, mi vecino e Isabel se volvieron más unidos. Pasaban horas planeando estrategias para desafiar a la susodicha y, en el proceso, compartían confidencias y efemérides de tiempos superiores. Mi vecino, ahora consciente de su creciente afecto por Isabel, topaba en un empalme emotivo. Isabel, por su parte, parecía estar completamente enfocada en la misión, sin notar el interés romántico de su viejo amigo.

Una tarde, mientras revisaban documentos y mensajes en el pequeño despacho de Isabel, mi vecino no pudo evitar sentirse embelesado por su determinación y fortaleza. Cada gesto, cada mohín, crecía su asombro por ella. Decidió que debía confesar sus sentimientos, pero temía que hacerlo podría poner en riesgo su alianza y, peor aún, su amistad. Isabel, sin darse cuenta de la batalla interna de su amigo, continuaba hablando de los pasos legales a seguir y las precauciones necesarias. La tensión emocional alcanzó su clímax cuando Isabel sugirió una reunión con su abogado de confianza. 

Él puede ayudarnos a estructurar el caso -dijo entusiasta-, mi vecino, corazón en la mano, asintió, sabiendo que tenía un As bajo la manga: su pasión por Isabel. Pero, ¿cómo y cuándo podría jugarlo sin poner en peligro todo lo que habían construido juntos?

  • El Corazón del Juego

A medida que avanzaban con su estrategia, los sentimientos de mi vecino por Isabel crecían. Empezó notar los pequeños detalles: la forma que fruncía el ceño, la risa melodiosa que llenaba la habitación, y la calidez de su mirada cuando lo animaba a no rendirse, pero, Isabel seguía impertérrita sin notar las señales, inmersa en la lucha contra la hembra febril. 

Una noche, luego de una larga jornada de preparativo, decidieron un descanso en la terraza de Isabel. Las estrellas brillaban con tal intensidad que parecía reflejar el tumulto en el corazón de mi vecino. Mientras bebían una copa de vino, él decidió arriesgarse y confesar sus sentimientos. 

Isabel, hay algo que debo decirte, -comenzó, su voz temblando ligeramente- Desde que todo inició, me di cuenta de lo importante que eres para mí…más allá de ser una amiga.

Isabel lo vio con asombro, procesando sus frases. El silencio se hizo pesado mientras buscaba la manera de responder. 

Eres valiente al decírmelo, pero ahora, más que nunca, necesitamos mantenernos enfocados respondió sonriendo. Prometo que hablaremos, pero primero, debemos asegurar que estás a salvo y que tus hijos estarán bien. Mi vecino sintió una mezcla de alivio y decepción. Isabel no lo había rechazado, pero tampoco había correspondido a sus sentimientos en ese momento. Aun así, sabía que el as bajo la manga seguía latente, esperando el momento adecuado para ser jugado. La batalla por su libertad y la posibilidad de un futuro con Isabel extendían, y él estaba listo a enfrentar cualquier desafío por ellos.

Marcantonio Faillace Carreño

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