Un estudio pionero del MIT Media Lab ha encendido las alarmas sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en nuestra capacidad cognitiva.
La investigación, que monitoreó la actividad cerebral de estudiantes durante cuatro meses, revela que el uso de ChatGPT está vinculado a una reducción significativa en la conectividad neuronal y la capacidad de recordar información, planteando serias dudas sobre el futuro del pensamiento independiente en la era digital.
Deuda cognitiva
Los hallazgos, liderados por la Dra. Nataliya Kosmyna, experta en interfaces cerebro-computadora, son contundentes: el 83% de los usuarios de ChatGPT fueron incapaces de recordar el contenido de ensayos que acababan de escribir. El estudio, que empleó electroencefalografía (EEG) de alta densidad, encontró que los usuarios de ChatGPT mostraron hasta un 55% menos de conectividad neural en comparación con quienes escribieron sin asistencia.
La investigación introduce el concepto de «deuda cognitiva», una condición donde la dependencia repetida de sistemas de IA reemplaza progresivamente los procesos cognitivos necesarios para el pensamiento independiente y la formación de memoria. Es decir, cuanto más usamos ChatGPT para pensar por nosotros, menos capaces somos de hacerlo por nosotros mismos.
Menos conexión, menos memoria
El estudio del MIT identificó tres grupos distintos de estudiantes con patrones neurales dramáticamente diferentes. El grupo que usó solo su cerebro mostró las redes neurales más fuertes, el grupo que usó Google mostró un compromiso moderado, y el grupo de ChatGPT exhibió la conectividad cerebral más débil.
Lo más alarmante fue el deterioro dramático de la memoria. El 83,3% de los usuarios de ChatGPT no pudieron citar una sola frase de los ensayos que habían escrito minutos antes, en comparación con solo el 11,1% en los otros grupos. Este hallazgo sugiere que la IA puede eludir los procesos cognitivos necesarios para codificar información en la memoria a largo plazo.
Disminución del pensamiento crítico en jóvenes
Los profesores que evaluaron los ensayos generados por IA los describieron como «sin alma» y carentes de pensamiento original, con una alta homogeneidad entre ellos. Esto plantea interrogantes sobre la capacidad de la IA para fomentar la creatividad y el pensamiento crítico.
La Dra. Kosmyna decidió publicar estos hallazgos preliminares antes de la revisión por pares, citando preocupaciones sobre la implementación prematura de políticas educativas sin comprender los riesgos cognitivos.
«Los niños y adolescentes con cerebros aún en desarrollo pueden ser particularmente vulnerables a estos efectos», advierte el estudio.
A pesar de que algunos estudios han encontrado efectos positivos de la IA en ciertos resultados de aprendizaje y en aplicaciones de salud mental, la investigación del MIT subraya la necesidad urgente de comprender a fondo los impactos cognitivos de la IA.
