Tanto los colombianos como los venezolanos necesitamos saber el fondo del proyecto de la Zona de Paz, Unión y Desarrollo Binacional, acordado por Gustavo Petro y Nicolás Maduro, cuyo memorando de entendimiento fue firmado recientemente, en el Palacio de Miraflores, entre la ministra de Comercio, Industria y Turismo colombiano, Diana Marcela Morales; y la vicepresidenta de la República, Delcy Rodríguez, ya que el área a ser tratada abarca más de 171 mil kilómetros cuadrados y una población combinada de más de 13 millones de personas.
El planteamiento es hecho, al entrevistarlo El Impulso, Macario González, profesor universitario en Derecho Internacional Público, quien afirma que aunque la intención de ese proyecto parece muy buena en lo que respecta a buscar la seguridad, profundizar la integración fronteriza y alcanzar avances en los sectores económicos de ambos países, se está abordando una materia muy sensible y en cierta forma riesgosa.
La idea es llevar a cabo una serie de programas de desarrollo en los departamentos Santander, Norte de Santander, Guajira y Cesar, que en su conjunto tiene 97.730 kilómetros cuadrados y los estados Zulia y Táchira, que conforman 74.200 kilómetros cuadrados y mientras la población colombiana que va a ser incorporada es de 6 millones 599.966 personas la de Venezuela es de 6 millones 421. 021, datos extraoficiales estos porque no se han actualizados. De todas formas en lo que concierne a nuestro país viene siendo aproximadamente una cuarta parte de su población y, por tanto,amerita que haya una información confiable de parte de las autoridades.
Dentro del área colombiana que se está contemplando tratar se encuentra la región del Catatumbo, la cual tiene salida por el lago de Maracaibo y cuya fama es muy lamentable porque, por una parte, se caracteriza como región productora de cocaína y, al mismo tiempo, ha sido escenario de una feroz violencia entre grupos armados ilegales, como el ELN y la disidencia de lan FARC, y bandas criminales, que se disputan territorios y han ocasionado desplazamientos de miles de familias; pero, hasta ahora, no han podido el ejército y fuerzas policiales acabar con esos enormes focos de violencia. De allí que los entendidos en seguridad hayan dicho que esa área es muy explosiva y, por consiguiente, ha ocasionado una grave crisis humanitaria.
La firma del memorando de entendimiento ha originado desde hace dos semanas una serie de reacciones por parte de los sectores políticos y de la propia sociedad civil colombiana, quienes han denunciado la violación a su Constitución de los artículos 150 y 189 referido el primero a la competencia de aprobar o no un proyecto de esa naturaleza , y el segundo a la competencia del presidente de la república para tomar la decisión cuando haya cumplido las formalidades del caso.
Cada día son más las personalidades colombianas que solicitan transparencia para determinar lo que en el fondo tiene el memorando de entendimiento, expresa Macario González. Las últimas opiniones que han sido emitidas son las del economista Mario Zambrano y la internacionalista Sandra Borda, quienes temen que haya un trasfondo en ese acuerdo que incluiría la sobrevivencia de grupos armados irregulares, amparándose en una zona como la proyectada.
Ya he dicho, manifiesta, que el título del memorando de Paz, Unión y Desarrollo aparenta tener buenas intenciones, pero desde hace miles de año está vigente aquel advertidor refrán de que de buenas intenciones está empedrado el camino hacia el infierno.
Macario González insiste en que a simple vista parece un proyecto como el que se tiene previsto como de buena intención porque los países están obligados a conversar el destino de sus fronteras para habitarlas, impulsar su desarrollo económico, cultural y, en general, destino común, también hay que considerar muy seriamente todo lo relacionado con las regiones que a lo largo de los años se han convertido en áreas peligrosas por la inseguridad, la actuación de grupos al margen de la ley y sobre todo por actividades ilícitas.
La situación de mejorar la zona fronteriza de Colombia y Venezuela, dice nuestro entrevistado, no es novedosa, ya que es un viejo anhelo tanto en materia económica como en el aspecto limítrofe, que por cieto es un legado que dejó Pompeyo Márquez, quien hasta ahora ha sido el único ministro para las Fronteras, nombrado por el presidente Rafael Caldera en su segundo mandato.
Pompeyo Márquez formuló propuestas muy concretas para desarrollar el crecimiento demográfico y llegó incluso a proponer, mediante serios estudios, reubicar venezolanos y colombianos que residen en Venezuela en zonas de mucho riesgo en una frontera que tiene 2. 219 kilómetros y crear las condiciones para que pudieran vivir con dignidad.
En ese mismo plan se concebía una política amplia de seguridad para meter en cintura a grupos irregulares que operan en gran parte de esa zona desde hace unos ochenta años a raíz de la violencia que se desató tras la muerte del líder político Jorge Eliecer Gaitán Ayala en Bogotá, pero esos grupos degeneraron en organizaciones criminales y lo más grave es que penetraron al territorio venezolano no sólo para establecer sus centenares de campamentos, sino para proseguir sus fechorías en varios de nuestras entidades federales.
Todo el proceso destinado a resolver situaciones que reclamaban la atención del Estado venezolano quedó paralizado abruptamente, pero el legado de Pompeyo Márquez sigue vigente y un anhelo.
Si los colombianos piden transparencia a Petro, nosotros tenemos que pedirle al gobierno venezolano que no haya opacidad porque para que el proyecto sea exitoso y no sea aprovechado por sectores fuera de la ley, tiene que haber claridad en todos los aspectos que se pretendan abordar, concluyó diciendo Macario González.