En el marco de la modernización vial que experimentó Venezuela tras la unión del país por la Gran Carretera Trasandina en 1925, Barquisimeto se convirtió en un punto estratégico con la inauguración del Puente La Ruezga en el año 1928. Esta trascendental obra de infraestructura, adelantada durante la gestión del gobernador Pedro Lizarraga, se erigió como un símbolo del progreso y la conexión regional.
Según información publicada por el El Impulso en su edición del 21 de octubre de 1928, el puente fue inicialmente bautizado como «Puente de la Rehabilitación», reflejando quizás el espíritu de avance y reconstrucción que acompañaba la expansión de la red vial nacional. Hasta entonces, los largos trayectos en Venezuela dependían principalmente del transporte ferroviario y marítimo.
La construcción en concreto de este novedoso puente facilitó significativamente el tránsito hacia la importante población de Duaca, ubicada al norte de Barquisimeto. Esta mejora en la conectividad terrestre impulsó el desarrollo económico y social de esta entidad larense en una época donde los automóviles comenzaban a hacer su aparición en las carreteras venezolanas.
El Puente La Ruezga se sumó así a la red de puentes que formaron parte esencial de la expansión vial en Venezuela, consolidando a la carretera como un medio de transporte fundamental para el crecimiento y la integración del país. Su inauguración en Barquisimeto marcó un hito en la historia local y regional, testimoniando el avance de la ingeniería y la visión de futuro de la época.
