En un acto cargado de simbolismo y protesta, representantes del Pacto Unitario de Gremios y Sindicatos se congregaron este viernes 9 de mayo en la plazoleta del Rectorado de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA), en Barquisimeto, para realizar lo que denominaron el «fin del novenario del salario mínimo«.
La actividad fue organizada como cierre a las movilizaciones del 1 de mayo y en protesta por los tres años sin ajuste salarial en Venezuela, en lo que califican como «la aniquilación del salario mínimo y la clase trabajadora».
“Acá estamos como en una última noche, recordando qué podíamos hacer cuando la moneda era real”, expresó la profesora Deborah Velásquez de Valecillos, presidente de la Asociación de Profesores de la UCLA, evocando una época en la que los trabajadores podían pagar servicios públicos al día y vivir con dignidad.
Desaparición del salario mínimo
Julio Marín, secretario ejecutivo de la CTV en el estado Lara subrayó que la desaparición del salario mínimo no solo representa una pérdida económica, sino también el desmantelamiento de todo el entramado de beneficios laborales que durante décadas se conquistaron con esfuerzo: vacaciones, prestaciones sociales, servicios médicos y seguridad social.
Con pancartas, consignas y testimonios, los trabajadores denunciaron lo que califican como un “engaño estatal” al sustituir el salario por bonos que apenas cubren necesidades básicas.
“No queremos bonos. Queremos salario, vacaciones, seguridad social”, exigieron los dirigentes sindicales, quienes insisten en que esta política ha pulverizado las convenciones colectivas, los tabuladores salariales y ha dejado a miles de trabajadores activos y jubilados en situación de pobreza extrema.
Condiciones de vida dignas para los venezolanos
Marín narró con pesar cómo se han desvanecido los logros que alguna vez dignificaron la vida laboral. “Se acabaron las navidades felices, las vacaciones familiares, el poder educar a nuestros hijos con dignidad. Aquí se ha perdido todo”.
El acto simbólico no fue solo un adiós al salario, sino una denuncia pública y una exigencia al Estado venezolano para que rectifique su política salarial y restituya los derechos laborales fundamentales.
Mientras la economía se mantiene estancada y los trabajadores continúan sobreviviendo con ingresos insuficientes, el clamor por justicia salarial se hace cada vez más urgente. “Estamos en la última noche del salario, pero no de la lucha”, advirtieron los dirigentes.