El fenómeno migratorio venezolano continúa creciendo. Según datos actualizados del Observatorio de la Diáspora Venezolana, más de 9 millones de ciudadanos han salido del país desde 2013, lo que representa uno de los flujos migratorios más grandes en la historia reciente de América Latina.
El dato fue revelado por el sociólogo y experto en migración Tomás Páez, durante una entrevista en el programa En Este País de Radio Fe y Alegría Noticias. Páez destacó que los venezolanos se han establecido en al menos 90 países, distribuidos en más de 500 ciudades y unos 1.500 municipios alrededor del mundo.
Destinos diversos y motivaciones persistentes
Según Páez, el interés por emigrar persiste ante la búsqueda de mejores condiciones de vida, seguridad y estabilidad económica, en un contexto nacional marcado por la crisis inflacionaria, el deterioro de los servicios públicos y las recientes sanciones internacionales, especialmente en el sector petrolero.
La diáspora venezolana se ha distribuido en distintas regiones del mundo, con especial concentración en el continente americano. Dos tercios de los migrantes se encuentran en países del Caribe, mientras que el resto se reparte entre América del Norte y Europa.
“El 11% de la migración venezolana se encuentra en Estados Unidos, aunque esta cifra podría estar disminuyendo debido a las nuevas políticas migratorias implementadas por el gobierno de Donald Trump”, advirtió Páez, haciendo referencia a las deportaciones y endurecimiento de requisitos de asilo.
Nueva ola migratoria en puerta
El informe también advierte que Venezuela podría estar al borde de una nueva ola migratoria, según proyecciones recientes de la encuestadora Delphos, que realiza estudios trimestrales sobre percepciones sociales y económicas en el país. El agravamiento de la inflación, especialmente sobre el dólar referencial, y la reinstauración de sanciones al sector petrolero figuran entre los factores que podrían impulsar un nuevo repunte en la salida de ciudadanos.
Un mapa global de la diáspora
El Observatorio propone clasificar a los países receptores según niveles de hospitalidad, aprovechamiento o desaprovechamiento del potencial migrante, y también por su respuesta institucional a la llegada de venezolanos. En este sentido, Páez subrayó la necesidad de crear puentes de cooperación internacional que permitan integrar y proteger a esta población dispersa, al tiempo que se garantice su conexión con el país de origen.
A medida que la diáspora venezolana se consolida como una comunidad global, los expertos coinciden en que el fenómeno ya no puede abordarse como una emergencia transitoria, sino como un componente estructural de la realidad venezolana actual.
