La comunidad católica de Venezuela está de luto tras confirmarse este lunes el fallecimiento de monseñor Mario Moronta, obispo emérito de la Diócesis de San Cristóbal, a los 76 años de edad.
El deceso se produjo en la ciudad andina de San Cristóbal, donde por más de 25 años ejerció un ministerio pastoral marcado por la entrega, la firmeza y la defensa de los más vulnerables.
La noticia fue confirmada por el cardenal Baltazar Porras a través de sus redes sociales, donde compartió un emotivo mensaje de despedida.
“Despedimos con profundo dolor a un hombre grande y luchador, pastor entregado y testigo fiel del Evangelio. Que el Señor lo reciba en su Reino eterno, y que María Santísima mire con ternura el amor que siempre tuvo por sus hijos”, escribió en su cuenta de Instagram.
En la publicación, Porras recordó el legado espiritual y pastoral de monseñor Moronta con palabras cargadas de admiración:
“Pastor fiel del Pueblo de Dios. Tu voz resonó con fuerza profética en tiempos difíciles, recordándonos que la verdad se defiende con amor. Nos mostraste que la fidelidad no es rigidez, sino entrega constante. Decías con firmeza: ‘Ser cristiano es vivir con el Evangelio en el corazón y las manos abiertas para servir’”.
Una vida al servicio del Evangelio
Ordenado sacerdote en 1975, Mario Moronta se convirtió con el tiempo en una de las figuras más reconocidas de la Iglesia venezolana, tanto por su cercanía con el pueblo como por su postura crítica frente a las injusticias sociales. Fue nombrado obispo en 1992 y en 1999 asumió la Diócesis de San Cristóbal, cargo que ocupó hasta su retiro pastoral.
Durante su episcopado, Moronta se caracterizó por una voz clara y firme en defensa de los derechos humanos y por promover el diálogo en medio de las tensiones políticas que han marcado la historia reciente del país. Su cercanía con las comunidades y su compromiso con la formación de los nuevos sacerdotes lo convirtieron en una figura respetada dentro y fuera de la Iglesia.
Un pastor con voz
Con su partida, la Iglesia venezolana pierde a un pastor que nunca temió alzar la voz por el bien común. Su legado queda sembrado en cientos de comunidades que acompañó y en las muchas generaciones de fieles a quienes inspiró con su ejemplo. Como reza la cita bíblica compartida por el cardenal Porras:
«¡Bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré. Entra en el gozo de tu Señor.» (Mateo 25, 21)
Las exequias de monseñor Mario Moronta se llevarán a cabo en la Catedral de San Cristóbal en los próximos días. Diversas personalidades del ámbito religioso y social han comenzado a expresar sus condolencias y a rendir tributo a quien fue, sin duda, uno de los más firmes referentes espirituales de las últimas décadas en Venezuela.