Tanto en el campo político, el de la ciencia y religioso, la gente del común tiene la costumbre de creer que ciertos individuos son más poderosos que otros, dignos de pleitesía y endiosarlos. El adjetivo “Su Reverencia”, “Señoría” “Benemérito” “Majestad” “Excelentísimo señor”, etc., son títulos que los elevan hasta el punto de creerse los más grandes; les gusta que sus seguidores y acólitos se sientan inferiores a ellos.
Finalizando el siglo XX, durante el inicio de mis estudios universitarios en Valera, estado Trujillo, entré en contacto con las ideas de Francisco González Cruz, geógrafo y pensador originario de La Quebrada (Trujillo) y para el momento Rector de la Universidad Valle del Momboy, quien, en ánimo absolutamente pedagógico, le insistía a todos los alumnos, en particular a los estudiantes de Ciencia Política, que existían a su juicio dos fenómenos de indudable importancia para el futuro: La globalización y la lugarización.