La mayoría de los venezolanos estamos confundidos. Ha sido un diciembre raro, triste, lleno de incertidumbre, de esperanzas muertas, todo lo contrario a lo que debe ser el mes de la esperanza y la fe por conmemorarse el nacimiento de Jesús, la Segunda Persona del Dios Trinitario. He combatido en mi ánimo esa desazón.
Desde toda Iberoamérica nos preguntan con frecuencia, cómo es posible que con todo el mal que el chavismo le ha proporcionado a Venezuela, esa dictadura no acabe de caer. Los venezolanos, no estamos luchando para derrocar un autoritarismo cualquiera. Estamos enfrentados a una medusa, que en nuestro caso es un monstruo de tres cabezas: un régimen militar, comunista y narcotraficante.
Para recordar: “Mas tú, Belén Efrata, pequeña para ser en los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de los siglos” (Miqueas 5:2)
Es muy triste que algunos seres humanos, políticos u otros por el estilo, se vean movidos a decretar la Navidad. Este fue el caso del presidente Nicolás Maduro, quien decretó que la navidad arrancaría el 1º de noviembre y “habría parrandas y se repetirían en toda Venezuela” (http://www.el-nacional.com/politica/Maduro... html, 01/10/16).