Recuerdo nuevamente a mis lectores la cita de Lenin respecto al diálogo y del trato de los regímenes totalitarios y dictaduras brutales del mundo en el siglo XX y que, por desgracia, en lo que llevamos del siglo XXI se han vuelto más sofisticadas, pareciera menos brutales, pero atacan la mente y la conciencia para que los ciudadanos se sientan que “no hay nada que hacer”, tienen las armas, tienen los dólares del petrólep y los bolívares del IVA y otros impuestos, como el del único peaje (Yaracuy), engañando con los “aumentos de sueldo mínimo” que se evaporan al día siguiente pues permite que los empresarios suban los precios y por tanto aumenta la recaudación del régimen por IVA.
Cuando a un católico militante, como es nuestro caso, nos corresponde analizar el comportamiento o participación de sus clérigos en actividades públicas con influencia del componente político, se convierte en una tarea nada fácil.
Desde el momento en que el Cardenal Jorge Mario Bergoglio fuera investido como Su Santidad el Papa Francisco, máximo jerarca de la Santa Iglesia Católica, siempre se comentó desde su natal Argentina, su casual atractivo hacia la izquierda socialista y revolucionaria.
•La religión nos enseña a prepararnos para lo peor. De modo que el menos sorprendido de lo sucedido en la mesa de diálogo ha debido ser el representante del Vaticano
Mientras pedalea con fuerza para no distanciarse de una hermosa ciclista que le rompe el viento, el empresario Adrián Meléndez desde El Vigía siente que en Venezuela no hay Gobierno, ni oposición, llega a más: siente que no hay Estado, que los venezolanos vivimos una nada envolvente que como agujero negro va disolviendo a las instituciones en un vacío mortal.
Se acerca la fecha del cumpleaños de Jesús. Todos lo sabemos, porque es Navidad. Pero ¿de veras nos damos cuenta de quién es el cumpleañero?
Festeamos, adornamos, nos divertimos, damos y recibimos regalos. Pero todo entre nosotros. ¿Y el cumpleañero? ¿Le damos regalos a El? El podría decirnos que al menos en esta fecha de su cumpleaños nos acordáramos más de El y le diéramos algún regalito. Algo de lo que a El le gusta que le demos, como nuestra fe en El, nuestra obediencia a sus mandatos, nuestro deseo de imitarlo…