La reciente protesta llevada a cabo por un grupo de vecinos de la avenida Baralt, en Caracas, rechazando la toma por asalto y a la fuerza de una panadería a manos del régimen de Nicolás Maduro; así como la organización y determinación de los habitantes de Cabure, en Falcón, quienes al grito de “fuera ladrones” impidieron que funcionarios de la Sundde expropiaran una panadería del sector, debe llamarnos a la reflexión en el sentido de la obligación y responsabilidad con que todos debemos asumir la defensa de la propiedad privada, ya que cuando esta dictadura ataca la propiedad lo que en verdad busca es destruir toda fuente de autonomía del individuo que le permita no depender del Estado y con ello ser artífice de su propio destino, apartándose de toda sumisión y aniquilamiento de su potencial creador.
La crisis estructural derivada del inmisericorde manejo de la economía nacional, con la consecuente fuga de divisas y capitales destinados a engrosar bolsillos de la jerarquía roja y de particulares asociados al gobierno, ha generado la destrucción de las finanzas públicas con consecuencias nefastas en los flujos de caja de las empresas de servicios responsables del agua, la luz, la telefonía, el aseo urbano, el transporte públicos, el combustible, etc.