Con un fuerte resoplido la locomotora del Ferrocarril Bolívar anunciaba a los pasajeros de la Estación Barquisimeto que ya era hora de abordar. En el segundo vagón, ya estaban debidamente sentados los miembros de la Orquesta Mavare, todos ansiosos y llenos de expectativas, pues emprendían una gira que abarcará varios estados del país como Falcón, Zulia y Táchira.
Era espeluznante ver como niños, ancianos y hasta mujeres, luego de tenebrosos episodios de escalofríos recurrentes y una incesante sudoración, dejaban de respirar y a los pocos minutos parecían, sin que ningún médico o curandero diera con el origen de semejante dolencia. La mayoría de los decesos acontecieron en víspera de Navidad.
Un tema controvertido es el denominado culto a Simón Bolívar, aparte de deificar su figura, intentó por todos los medios ocultar ciertos episodios sobre la vida de nuestro Libertador, así como también magnificó los hechos hasta el punto de mostrarlo como un superhombre, un semidiós, alejándose exponencialmente del hombre de carne y hueso, esto sin mencionar que lo extrajo del contexto y la época en donde se desenvolvió.
A las cinco de la mañana ya el padre Gómez había realizado la celebración eucarística. Su estridente voz durante las misas dominicales se desliza entre los barrotes de la fortificación de San Carlos, un antiguo Castillo construido por los españoles en 1623 para defender a Maracaibo de las embestidas de piratas y mercenarios mercantes.
Cuando el general Antonio Guzmán Blanco fungía como ministro plenipotenciario de Venezuela ante varios gobiernos europeos, firmó un convenio en Londres con Miguel Tejera para la instalación de una nueva casa de la moneda en Caracas. Corría el año 1885.