1492. Es octubre y el almirante Cristóbal Colón acaba de descubrir las américas. No lo sabe a primera vista, pero el tiempo se encargará de otorgarle un sitial de honor en la historia, pero también de eclipsarlo.
Cuando los gallos comenzaban la diaria faena de anunciar la aurora, ya don Manuel Gómez se encontraba revisando los cortes de caña de la Hacienda Santa Elena, un extenso predio asentado en el Valle del río Turbio.
Con los destellos del sol sobre la capilla, los vecinos de las Sabanas de Tarabana y algunos allegados de otras latitudes esperan impacientes. Escuchan lejanos cascos de bestias de silla. Al poco, en medio del tan famoso y polvoriento camino, aparecen finalmente dos figuras. Eran el cura del templo San Juan Bautista de Cabudare, seguido de su monaguillo.
aparece transcrito en la relación de viajes de Nikolaus de Federmann, oficial alemán, de la Casa de los Welser, en 1530 en el libro “Historia indiana”.
Una vez instalada la Junta Revolucionaria de Gobierno de los Estados Unidos de Venezuela, sus líderes emprendieron una serie de acciones para “consolidar el cambio político más radical en la historia del país”, según reseña de José Rivas Rivas, en su colosal investigación Historia Gráfica de Venezuela.