Esposa de GN preso por «golpista» rompió el silencio

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La vida de la familia Alarcón Aguilar dio un vuelco de 360 grados hace poco más de 10 meses a raíz de la “detención ilegal” del capitán de la Guardia Nacional Jesús María Alarcón Camacho, quien se encuentra recluido en el Centro Nacional de Procesados Mi­litares (cárcel de Ramo Verde) en Los Teques, estado Miranda, procesado por el delito de “instigación a la rebelión militar” previsto y sancionado en el artículo  481 del Código Orgánico de Justicia Militar.

Desde su detención hasta la fecha han transcurrido 318 días de pesadilla para su esposa Katiusca Aguilar, sus dos hijas, su padres y allegados. En principio, el caso se manejó en el seno familiar porque se esperaba de las investigaciones corroboraran su inocencia, pero tras una espiral de hechos desafortunados decidieron dar un paso al frente y divulgar “las ilegalidades, torturas, violaciones de derechos y al debido proceso”, a las cuales ha sido sometido el capitán Alarcón.

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Aguilar asegura que Alarcón, con quien lleva más de 10 años de casada, “es inocente y no está involucrado ni es lider de ningún plan de golpe de Estado. Está siendo acusado injustamente, por no pertenecer a ningún partido político y por apegarse siempre a los principios de su función y ejercicio dentro de la Guardia”.

Dice que cuando su familia se percató de que  no había salida posible para Alarcón, decidieron romper el silencio. “Al principio creímos que la  Guardia Nacional, como institución, podría darnos la mano o, al menos, investigar sobre la supuesta falta de mi esposo para luego sancionar. Pero no fue así, nos lanzaron al pozo de los caimanes por decirlo de alguna manera”, dijo durante su visita a este rotativo.

En primera instancia, acudieron al Foro Penal Venezolano y el paso siguiente ha sido la difusión del caso a través de los medios de comunicación.

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-¿Cómo se desarrollaron los hechos?

-Fue detenido el 20 de noviembre de 2015 en Caracas, poco antes de las elecciones Parlamentarias, luego de una reunión ordinaria, por unos 20 hombres de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) que portaban armas de guerra. Ese día fue detenido mi esposo junto a otros 10 capitanes, 4 de los cuales habían asistido desde el estado Lara con mi esposo.

Alarcón es oriundo del estado Zulia y fue criado en Miranda, pero durante su ejercicio en la Guardia Militar conoció a su esposa en esta ciudad y meses antes de su detención, considerada “arbitraria”, se desempeñaba como comandante de la segunda compañía del destacamento 20012 y comando de zona 12, ubicada en el aeropuerto de Barquisimeto, estado Lara.

-¿Eran normales esas reuniones de la Guardia?

-Si, se trató de una reunión ordinaria, era normal, los generales daban sus discursos y se conversaban temas operativos; en esos días los capitanes habían sido convocados a varias reuniones.

 -¿Cómo se enteraron de la detención del capitán Alarcón?

-Desde el momento en que fue detenido ocurrió el primer acto de violación de su derecho al debido proceso, primero porque no se encontraba en flagrancia y no hubo una orden de aprehensión; además fue despojado de sus pertenencias personales y se encontraba uniformado. La camioneta que cargaba fue revisada y retuvieron una computadora personal perteneciente a su padre, quien es coronel retirado de la Guardia Nacional y actualmente es su abogado. Nosotros nos enteramos de lo sucedido porque su hermano, quien también es capitán de la GN, se percató de lo que ocurría en pleno estacionamiento de Fuerte Tiuna e intentó conversar con Jesús, no pudo hacerlo.

-¿Le explicaron los motivos de la detención al capitán?

-Cuando él solicitó explicaciones, los funcionarios del DGCIM le dijeron que debía acompañarlos a la sede para una entrevista.

-Al enterarnos, no entendíamos lo que sucedía y de inmediato me trasladé a la sede del DGCIM, en Boleíta- Caracas, pero allí decían que se encontraba en una entrevista, que estaba ocupado o que estaba  reunido. Fui junto con mi suegro, quien al principio se identificó como padre porque quisimos manejar el asunto en el seno familiar.

-¿Cuándo se permitieron las visitas al capitán?

-En el DGCIM me dijeron: ‘tranquila señora, él no está aquí detenido’ y cuando pregunté a qué se debía todo lo que estaba sucediendo, respondieron: ‘imagínese que él está trabajando con nosotros, que fue cambiado de su centro de trabajo’, como si yo fuese una niña… y  tras mi insistencia se me permitió la entrada, pero previamente me instaron a desnudarme frente a una o dos funcionarias, y a realizar ejercicios físicos; no pude ingresar con cartera, teléfono o reloj.

-Logré verlo el 22 de noviembre, es día volvimos a visitar el organismo y observé que dejaron pasar a familiares de otro militar y pregunté por qué no me dejaban ver a mi esposo. Bajé varios pisos, caminé por muchos pasillos, me percaté de que quienes están detenidos allí se encuentran bajo tierra… lo vi, uniformado y físicamente desgastado, pálido.

El engaño

Aguilar relata que su esposo estuvo 7 días privado de su libertad en ese centro y cuando pensaba que había sido librado de responsabilidades, el Tribunal Militar Tercero de Control emitió formalmente la orden de aprehensión.

“El 27 de noviembre fue enviado a la sede de la Comandancia General de la Guardia Nacional, le dijeron que había sido investigado y sería liberado, aunque le mencionaron que iría acompañado por funcionarios del DGCIM. Acudió a la oficina de la Inspectoría General de la Guardia y cuando estaba conversando con el general a cargo, quien le dijo que la investigación había concluido e, incluso, le preguntó qué haría, a lo que respondió ‘me voy a casa, con mi familia’… En ese momento, tocaron la puerta de la oficina y le comunicaron al general que estaba siendo solicitado por funcionarios del DGCIM, que cargaban una orden de aprehensión. “¡Qué extraño!, dijo el general e hizo pasar al funcionario (que fue uno de los que trasladó a Alarcón hasta esa oficina) y al leer la orden, en voz alta,  mencionó el nombre de mi esposo y dijo ‘esto es para ti… bueno Alarcón, lo siento, resuelve tu problema y luego hablamos’. Fue esposado y trasladado desde la Comandancia hasta la sede del DGCIM. Lo que hicieron fue un show para borrar los primeros 7 días de arresto, en los que pensé que mi esposo moriría”.

A partir del 27 de noviembre, Alarcón estuvo 4 meses recluido en los sótanos del DGCIM, “con poco acceso a la luz del sol (solo una vez por semana y a las 7:00 de la mañana”. Su familia alegó deterioro de su salud y en el mes de marzo de este año fue trasladado a la cárcel de Ramo Verde.

“Golpe Fénix”

-¿Qué pasó con el resto de los capitanes detenidos ese 20 de noviembre?

-Supimos que algunos fueron liberados y otros trasladados a la Comandancia General de la GN. Sin embargo, el 23 de noviembre de 2015, otros dos capitanes fueron detenidos en la Comandancia General: Carlos Luis Jiménez Alfonzo y Pablo José Molina Gil (superior de Alarcón), ambos vivieron el mismo proceso violatorio del debido proceso y fueron vinculados al caso de mi esposo por el supuesto golpe de Estado que se gestaba en el seno de la Guardia Nacional.

-¿El Gobierno hizo público la desarticulación de ese presunto golpe?

-Públicamente nunca se dijo nada.

Aguilar detalla que Alarcón y los otros dos capitanes son catalogados en la cárcel como el grupo del ‘Golpe Fénix’ y asegura que en Ramo Verde también están recluidos militares de otros componentes de la Fuerza Armada Nacional, señalados por estar involucrados en otros presuntos planes de golpes de Estado.

“¿Dónde están las pruebas en contra de mi esposo y las supuestas armas? Y ¿dónde están sus seguidores?”, se pregunta Aguilar y menciona que la residencia de Alarcón en el estado Miranda y su oficina en Barquisimeto, fueron allanadas.

“En los informes y supuestas pruebas en contra de mi esposo figura una denuncia de otro funcionario de la GN, en la que dice que Jesús no estaba con las líneas del Gobierno y que no era del todo chavista; esa prueba está sustentada con un Registro de Información Militar en el que dicen que mi esposo es líder de un golpe de estado dirigido desde la GN, que recorrió en el mes de agosto 11 estados de Venezuela para instigar y buscar más funcionarios que se sumaran al golpe.

Nos preguntamos dónde están esas personas y las boletas de permiso para visitar  todos esos estados, porque para que un militar haga eso debe tener una orden”.

La defensa de Alarcón ha intentado obtener las pruebas que sustentan que en el mes de agosto se encontraba en funciones en Barquisimeto, pero se lo han impedido.

“En varias ocasiones hemos solicitado que se realicen entrevistas a superiores o acceso a los videos de las oficinas, así como copias de los libros de novedades de los puestos que estaban bajo su cargo y que eran supervisados a diarios, por ende reposan allí sus firmas, y todas han sido negadas”. En las más de 40 entrevistas realizadas durante el proceso a sus superiores, subalternos y compañeros, “no existe alguna que acuse directamente a mi esposo de liderar un supuesto golpe”.

Torturas psicológicas

“Mi esposo me contó que fue ubicado en un espacio de 2×2 donde no podía siquiera estirar las piernas durante su estadía en el DGCIM. No lo dejaban dormir y lo interrogaban cada dos horas, le colocaban luces incandescentes. Los funcionarios entraban y le preguntaban ‘¿Dinos quiénes están en el golpe? ¿Qué funcionarios están involucrados? ¿qué militares?’ Y él les decía: ‘¿Cuál golpe?, no estoy involucrado en ningún golpe… investiguen’, a lo que respondían ‘Tú sabes Alarcón, tú sabes’.

Le llegaron incluso a nombrar a su familia, le decían ‘conocemos a tus hijas’ y le mencionaban sus nombres. Él estaba muy debilitado psicológicamente, más cuando le nombraron a sus dos princesas porque es un padre excepcional y cuando ocurrió la detención se las estaba disfrutando plenamente, pues por primera vez en 10 años de casados estábamos viviendo en la misma ciudad, reunidos como familia”.

Además, Alarcón “debió dormir en el piso y uniformado, fue sometido a bajas temperaturas. Durante 7 días no se le permitió realizarse ningún tipo de aseo personal. “Se me permitía verlo cada dos días, durante 10 minutos y rodeados de funcionarios”.

En Ramo Verde, se permiten visitas semanales, pero su esposa no puede costearlas por la situación económica. Sus hijas, de 6 y 3 años, también pueden verlo pero tras estrictas medidas de seguridad.

“Debo mostrar los bolsillos de sus pantaloncitos y después ubicarlas detrás de una cortina para que no vean cuando yo debo desnudarme frente a las funcionarias. Para nosotros esto ha sido una pesadilla, la familia entera está presa… a mi hija menor le dio alopecia y los psicólogos recomendaron escolarización inmediata, gracias a Dios ya ha superado esa condición.

Nosotros estamos aferrados a Dios en este proceso, sabemos que mi esposo es inocente y confiamos en la justicia divina”.

Vicios

Según Aguilar el proceso que se sigue a su esposo ha estado cargado de vicios y, en varias ocasiones, se han violentado los lapsos procesales en la Corte Marcial Militar.

El padre y abogado defensor, el coronel retirado Jesús Alarcón Hernández, ha interpuesto  dos recursos de apelación. La primera apelación de autos en contra medios probatorios, fue declarada sin lugar. El 25 de julio de 2016, se interpuso formalmente el Recurso Extraordinario de Casación contra la materia probatoria admitida por el Tribunal Militar Tercero de Control, sede Caracas, que no ha recibido respuesta.

La audiencia de presentación se llevó a cabo los días 1 y 2 de marzo, allí se dictó el auto de apertura de juicio, pero no se ha definido la fecha. La teniente Lariza María Theís Ferrer, es la juez que lleva el caso.

Entre las violaciones a los derechos de Alarcón se encuentran: el derecho a la libertad; violación a su integridad física, psíquica y morar, contemplada en el artículo 46 de la Constitución; y violación al debido proceso.

 

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