Un juego de 4 horas 8 minutos realmente tuvo su desenlace muy temprano. Néstor Molina llegó como nunca antes, sin fuerza ni control, para enfrentar hasta 13 bateadores, entregar cuatro boletos y recibir seis hits que sirvieron para seis carreras.
Si alguna esperanza de remontar había en la cueva larense, a Luis Lugo le tronaron cinco imparables seguidos en el cuarto y allí Magallanes hizo cinco más para congelar el juego y encaminarse a una paliza histórica, 19-1, cañoneando 23 hits, segunda cifra en los anales del club. Los marinos se dieron un festín con palos de todos los calibres en una noche aciaga para los brazos de Cardenales.
Lo preocupante es que Molina no ha sido hasta ahora el pitcher de alto nivel que el equipo espera, anoche alejado de la zona de strike y por ello desconocido. En dos jornadas seguidas los tiradores crepusculares han permitido 27 anotaciones, luego de la recuperación que llevó al club hasta 4 triunfos al hilo.
Hacía rato que Lara no encajaba una paliza de tales proporciones, si es que antes la hubo. Mario Lissón pegó cinco cohetes y Jesús Valdez cuatro con un boleto negociado, en una fecha en la cual el bando navegante mostró al debutante Jenrry Mejía, tirador de buenas credenciales y sin problemas ayer por la amplia ventaja que disfrutó en los cuatro innings trabajados. A recoger los vidrios y pensar en alzar la frente esta noche contra el líder Aragua en Maracay.
