No sé cuantos de mis apreciados lectores, les ha tocado recibir en sus oídos esta insistente observación, venida especialmente de personas muy allegadas. Tal vez con preocupación sincera por la nueva figura que exhibes. Gracias, a los buenos oficios de este gobierno. Y si somos vegetarianos desde hace años y activistas permanentes del running, ya entrados en edad, entonces el énfasis aumenta. Estoy convencido que en estas actitudes puede haber sinceridad verdadera. Alguna preocupación. Pero debe haber también prudencia, por cuanto a veces por su insistencia, se vuelven contraproducentes. Al parecer, los paradigmas y los valores sociales, sobre todo de la cultura latina, de creer que la gordura es sinónimo de salud, influyen en estas actitudes. Pero sabemos que la ciencia médica ha demostrado que eso no es así.
Sin embargo, en lo que a este servidor respecta, siempre tengo una actitud de tolerancia. Tratamos de buscarle el lado positivo. Y al final me causa gracia y me río. Contesto, que eso se lo debemos a la llamada «Dieta Nikolay». Igualmente acoto, que nunca he visto un vegetariano obeso y menos a un maratonista gordo. Y así sobrellevamos la causa. Pero igual, tenemos que escuchar pacientemente a algunos, que hacen las veces de consejeros. Fungen de dietistas o nutricionistas. Otros nos mandan al médico o al laboratorio. Y los más extremos, sugieren que debemos dejar de correr. ¿Cómo les parece? Esto último nos obliga a citar la SANTA BIBLIA y recomendarles revisen por la RED todos los beneficios del running.
Obviamente, quienes practicamos deportes y hacemos ejercicios permanentemente. Que corremos y quemamos muchas calorías semanales, debemos tener buena alimentación y control médico adecuado. Pero lo último que debemos hacer, es abandonar la actividad deportiva. Pese a lo difícil y costoso que se ha tornado adquirir los alimentos recomendados, para una alimentación acorde, nunca debemos contemplar abandonar. Por cuanto está ampliamente demostrado que ejercitar el cuerpo periódicamente es algo bueno. Incluso, a riesgo de que me llamen fanático, sustento la necesidad de seguir con el hábito de hacer ejercicios, de correr, con la Palabra de Dios. «A aquel, pues, que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado»Sant.4:17.
Para quienes corremos, esto es un estilo de vida. Hemos entendido, que somos partícipes de un combo excelente para la salud física, mental, moral y espiritual, donde combinamos de manera positiva los llamados 8 remedios naturales. Y creemos, que cuidar el cuerpo es un mandato de Dios. «¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, … por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios» 1Cor.6:19,20. Y esto, definitivamente es literal. Por ello, la estética que a muchos les preocupa. La apariencia exterior, que tal vez les incomoda, quienes esperamos la gloriosa venida de nuestro Dios por Segunda Vez, no nos preocupa eso. Más bien nos ocupamos de estar a tono con sus mandatos, con sus recomendaciones y ser obedientes a su Palabra. Por cuanto sabemos, que estemos muertos o vivos. Flacos o gordos. Bonitos o feos. La Biblia promete que todo eso cambiará «Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad»1Cor.15:53. ¡Esa, es una promesa que nos activa! ¡Hasta el martes Dios mediante. Próximo título «La carrera de la UCLA»
William Amaro Gutiérrez
