Esta semana la enfermedad del Presidente Chávezha sido motivo de análisis y expectativas, finalmente el señor Presidente reconoció la gravedad de su situación y la posibilidad de dejar el poder. Recomendó a sus seguidores la continuación del proyecto del socialismo del Siglo XXI, bajo la conducción de Nicolás Maduro su Canciller y Vicepresidente. Difícil laberinto para un líder carismático y mesiánico cuya Hibrys lo proyectaba al futuro sin obstáculos ni limitaciones. Pero la Némesis que desde la mitología griega siempre freno a los que se consideraban con el poder absoluto en esta oportunidad se presentó en forma de Cáncer continuado y agravado. Ya lo decía Heráclito en la vieja Grecia, sino esperas lo inesperado no lo reconocerás cuando llegue. Para el Presidente Chávez, para sus amigos y para sus opositores esta terrible enfermedad ha sido un Cisne Negro en su vida. Ahora ha sido el tiempo de la aceptación y de la interrogante del futuro. Para quienes detentan el poder, es difícil separarse de él o resignarse a su perdida. La enfermedad es la advertencia de lo efímero y accidentado de la vida, Jorge Luis Borges no los recuerda que toda vida es una muerte anunciada y toda muerte es una vida vivida.
Ha sido honesto Hugo Chávez consigo mismo y con su pueblo al aceptar finalmente este difícil tránsito de su vida aunque los venezolanos esperamos mayor claridad y transparencia, como si lo han hecho recientemente los presidentes de Colombia, Brasil, Argentina y Paraguay, de quienes siempre sus conciudadanos conocieron la enfermedad y su diagnóstico. Deseando que salga bien de esta prueba, su caso nos obliga a una reflexión sobre los jefes de estado y sus enfermedades.
En su magistral libro En el Poder y en la Enfermedad, el médico y ex –ministro británico David Owen, hace referencia a las enfermedades de jefes de estado y de gobierno desde 1901 hasta el 2007. Recorre la salud de 32 jefes de estado y ausculta las enfermedades de personalidades tan interesantes como la del abogado Franklin Delano Roosevelt, trigésimo segundo presidente de Los Estados Unidos de América, quien quedó paralítico por padecer polio a los 39 años, sin embargo, sus propagandistas, a objeto de proteger su imagen pública, quisieron ocultar esa minusvalía y como él no deseaba que su nación lo asociara con discapacidad, ideó un método para ponerse de pie y caminar unos pasos, dando a sus seguidores la sensación de que podía andar.
Señala también los trastornos de personalidad de LyndonBainesJohnson,del alcoholismo de Nixon y el del presidente ruso Boris Yeltsin, quien además sufría de depresión, tendencias suicidas y ciclotimia; del todopoderoso y disminuido Ariel Sharon, ex primer ministro Israelí, quien desde hace 5 años permanece en estado vegetativo debido a un ataque cerebral-
David Owen pasa también por el cáncer en el estómago de Neville Chamberlain, paisano de Churchill, quien además de su problema cardíaco, sufría de una permanente depresión. No deja de mencionar (el alzhéimer de Reagan).
John F. Kennedy, según el doctor Owen, padecía la enfermedad de Addison, con la insuficiencia crónica de ciertas hormonas, el tratamiento lo volvió adicto a los esteroides, y la procaína la mezclaba con anfetaminas y testosterona. Sufría intensos dolores de espalda por una lesión en su juventud.
David Owen también estudió al soviético NikitaKhrushchev, quien atolondrado por sus enfermedades, se transformó en un político depresivo, vulnerable al alcohol que adoptó una conducta casi surrealista al ser desplazado del poder en octubre del año 64
Owen, en este interesante libro, que recomendamos y se encuentra en español también hace referencia al cáncer de próstata de François Mitterrand. Produjo incidencias negativas en varias acciones del mandatario. Su médico de cabecera, Claude Gubler, en su libro Le Grand Secret, Mitterrand se encontraba incapacitado para ejercer la presidencia.
La Ciudad del Vaticano no escapa de la falta de información: durante la gravedad del Papa Juan Pablo II se impidió todo tipo de foto o dibujo mostrando su estado, debido al antecedente que existía del pontífice Pío XII, cuando uno de sus médicos de cabecera, hizo pública la foto en su lecho de enfermo que consideraron perjudicaba su imagen de santo pontífice.
Recientemente publique un libro El Cisne Negro: El cáncer de Chávez y la enfermedad de los Lideres Mesiánico, donde me refería a la enfermedad del presidente Hugo Chávez y las implicaciones que tendría en el destino político de los venezolanos, en esa oportunidad sabíamos poco salvo lo declarado por el mismo después de la primera quimioterapia en Cuba ahora tenemos más información, se le puede aplicar al señor presidente la frase de John Lennon “la vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes”. Al margen de todo la nación y el estado continúan, los gobernantes y los gobiernos pasan.
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