Cabe recordar que el líder de la Unidad, Henrique Capriles, solicitó inicialmente la auditoría tras perder por un reducido margen de 1,49% puntos porcentuales ante Maduro, pero desistió de participar en el proceso debido a que el CNE se negó a revisar los cuadernos de votación e impugnó los resultados ante el máximo tribunal por supuestas irregularidades.
Capriles había solicitado inicialmente una auditoría que incluyera la huella, el conteo de las papeletas, la verificación de las actas y de los cuadernos de votación. La oposición consideró que esta sería la única forma de demostrar que las identidades de personas fallecidas, por ejemplo, no hubiesen sido utilizadas como votantes en el proceso del 14 de abril.
Denunció Lucena que sobre el sistema electoral venezolano se desarrolla una campaña basada «en mitos, en generación de dudas a partir de relacionar este sistema electoral con el sistema de trampas y engaños que prevaleció hasta los años noventa».
El CNE insistió no obstante en que lo correcto era comparar el número total de comprobantes de votación con el acta de escrutinio impresa por la máquina. Lucena aseguró este martes que hacer otra cosa «sería ilegal».
En este contexto, mencionó que «quienes atacan el sistema electoral han asegurado que en la elección presidencial se habría cometido el delito de usurpación de identidad de personas fallecidas activas en el Registro Electoral. Es decir, que los muertos votaron gracias a las condiciones que habrían sido puestas para que esto sucediera».
Recordó que los partidos políticos participan en todas las auditorías que se realizan al sistema de votación, por tanto, esta afirmación «es falsa».
«Los partidos políticos conocían cada detalle del Registro Electoral, sus particularidades, incluyendo datos como los homónimos existentes, la relación de inscritos sin registro de huella dactilar, así como la relación estadística de quienes, por causa de su edad, podían estar fallecidos a la hora de la elección del 7 de octubre y del 14 de abril».
Señaló que para el día de la elección, los partidos conocían las incidencias en el Sistema de Autenticación Integrado (SAI), dispositivo que se utiliza para identificar a los electores con la huella dactilar y con ello dar paso al desbloqueo de la máquina.
«Todos saben que la máquina de votación no puede ser desbloqueada de manera indiscriminada por el presidente de la mesa».
