Reflexión – Vacaciones de agosto

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Dedicado especialmente a mi amado nieto David, hoy en su primer cumpleaños.
Trabajo para los abuelos. Es el principio de causa efecto aplicado a las relaciones familiares. Pero no nos quejamos. De entrada nos sorprendemos. La quietud de la vida de los abuelos en una compañía mutua, cargada de pasividad, es algo que después de tanto trajinar en el mundo, la esperamos con ansias. Es una etapa de la vida, que cuando se vive asido de la mano de Dios y su palabra, todos los encuentros diarios y sobre todo el último de la noche, son una bendición. Sin negar, por supuesto, las desavenencias que a veces surgen, pero definitivamente es la etapa de la vida más bella, cuando se vive guiado por el manual de Dios. Las Sagradas Escrituras.
Asistir a los nietos cuando se enferman y no pueden ir al colegio, o ahora, en vacaciones escolares, es un verdadero desafío. Por cuanto lo que sale de nuestro corazón es un amor que no quiere reprender. Con pesar corregimos. Pero de ninguna manera reprimirlos, como lo hacíamos con los hijos. Entonces, viene la queja de la mamá que nos acusa de apoyadores. Y no es eso. Es que los nietos asaltan sin darnos cuenta el fortín de nuestros sentimientos. Con inocente picardía descubren la debilidad en nuestros corazones y atacan. Agotados de regañar y castigar. Cansado de “latir” la eterna corrección, como baluartes paternales del pasado, buscamos el momento solaz con los nietos. Y eso, es un derecho adquirido.
El nieto representa una nueva dimensión del amor en el humano. Es una experiencia nueva que llega cuando ya estamos cargados de años y hay que aprovecharla. Vivencia la cual debemos tener para poder entenderla. En ellos, vivimos un amor que no pudimos dárselo a los hijos debido a los avatares propios de una vida cargada de trabajo, estudio y superación. Y es que esa manía correctora necesaria, el estrés diario y hasta la ambición de hacerlos mejores que los hijos de los demás, nos impidió disfrutarlos a plenitud. El anhelo loco que estuvieran por encima de sus amiguitos, compañeros de estudio y hasta de sus primos, encegueció la vista espiritual y nos privamos de disfrutar los hijos en su infancia y juventud. Y no vamos a permitir que nos vuelva a suceder.
Encontrarnos con ellos, admirar sus caritas y la sonrisa de alegría. Oírlos decir “…llegó mi abuelo”. Cargarlos, acariciarlos y dejar que nos “malluguen” como quieran. Que nos digan con lengua mocha “avello villa” , “avella techa” o “abue”. Que nos abracen fuerte y pidan dinero a escondidas de sus padres, de verdad estremece nuestras entrañas. Trastoca nuestra existencia. No en vano dijo Dios “Corona de los ancianos son los nietos” Prov. 17:6. Es una distinción que ellos nos regalan. A falta de cariño de los hijos, por las distracciones normales de sus ajetreadas vidas. En ausencia de uno de los dos, por la lógica desaparición física de alguno. A falta de estima en la sociedad, por parte de una juventud que cada día es más irreverente y mal educada. Y, ante el abandono de los gobiernos de turno, los nietos nos honran, nos coronan con su amor y su ternura. Nos convierten en reyes y eso definitivamente es un regalo de Dios.
Pero, no nos llamemos a engaño. Lo abuelos no estamos capacitados para educar a los nietos. Podemos disfrutarlos, aconsejarlos y ayudarlos hasta donde nos den las fuerzas. Pero son sus padres, por naturaleza, a quien Dios dio esa misión. “Tened cuidado de no entregar el gobierno de vuestros hijos a otros. Nadie puede adecuadamente tomar vuestro lugar en esa responsabilidad dada por Dios. … Las madres nunca debieran permitir que sus hermanas o madres interfieran en el debido manejo de sus hijos. Aunque la madre haya recibido la mejor educación posible de su madre, sin embargo, en nueve casos de diez, como abuela echará a perder a los hijos de su hija al complacerlos y alabarlos con poco juicio. … los abuelos no están capacitados para educar a sus nietos. Los hijos deben tributar todo el debido respeto a sus padres; pero en lo que atañe a la educación de sus propios hijos,… deben mantener en sus manos las riendas del gobierno” Libro. La Conducción del niño. Elena de White. ¿Cómo les parece? !Nos encontramos el martes que viene, con el permiso de Dios! “Para el cristiano, es la Biblia la que toca las fibras de su corazón e imparte firmeza a sus convicciones” Friedrich Hegel. Filósofo alemán

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