Transformación en la gestión escolar

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Venezuela está inmersa en un constante reto de transformación educativa y es vital hacer cambios significativos en aquellos elementos que conducen la organización escolar en la obtención exitosa de los objetivos, metas y propósitos, con el menor costo y tiempo posible.

Para lograrlo, la docente Edy Alvarado explica en su trabajo denominado “Gestión gerencial de los directivos que administran las organizaciones escolares, a través del Total Perfomance Scorecard”, que es fundamental que el equipo directivo logre fortalecer a las personas claves comprometidas con la visión, misión y estrategias de su institución.

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Si parte de la premisa de que todo cambio se genera de adentro hacia fuera en cada persona y en la urgente necesidad de disfrutar de un espacio de trabajo abierto, participativo, donde se generen ideas creativas, “surge la necesidad de valorar el aprendizaje, de la mejora y el desarrollo como un proceso cíclico sostenible en el tiempo, en los que la autogestión organizacional y el coaching individual, hacen posible el camino hacia la excelencia”.

En tal sentido, es un compromiso de los directivos la aplicación de herramientas gerenciales innovadoras para promover la participación activa y efectiva de todos los actores que integran el proceso educativo.

En ese proceso, Alvarado propone la utilización del instrumento de gestión Total Performance Scorecard (T.P.S.), una filosofía de gestión, de mejora, desarrollo y aprendizaje continuo que permite crear las condiciones en las instituciones para que los directores, subdirectores, docentes, auxiliares y obreros cumplan con su responsabilidad ineludible de planificar innovaciones que optimicen y garanticen la eficiencia del servicio a los padres y representantes y amplíen la cobertura de atención integral.

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En su trabajo, la docente describe los diversos enfoques que fundamentan la gestión gerencial de los directivos que administran las organizaciones escolares.

“El estudio reviste importancia en lo social, porque las organizaciones escolares, usando el Total Performance Scorecard (TPS) mejoran la gestión en forma integral ofreciendo una educación de calidad en beneficio del alumnos”.

Visión amplia

 

Desde el punto de vista organizacional, el TPS puede brindar una visión amplia sobre el proceso interno y el crecimiento y aprendizaje de los empleados, vinculado con los objetivos personales y los objetivos organizacionales. “Sus resultados pueden ejercer influencia para el cambio y transformación en las organizaciones escolares, ya que una gestión de calidad es vital para la evolución de las actividades que allí se realizan”.

En aspecto teórico, la información obtenida en el trabajo investigativo sirve de apoyo para revisar y mejorar el proceso interno, el crecimiento y el aprendizaje de los empleados.

Alvarado apunta que la educación es la base de la construcción del ser humano, tanto en su aspecto afectivo como cognitivo, por ello, es una responsabilidad de cada uno de los actores claves hacer modificaciones significativas que contribuyan a elevar la calidad educativa.

“De ahí, la innegable necesidad de emprender una profunda inversión en el sector educativo produciendo verdaderos cambios en la búsqueda de una mayor eficiencia y calidad de la práctica educativa, como lo contempla el Ministerio de Educación (1998) en la propuesta de un plan de acción en el cual se privilegia la palabra “reestructuración” con un significado de transformación total desde las operativas, hasta la cima gerencial del sector educativo”.

Actitudes y habilidades necesarias

 

Es necesario que las instituciones educativas cuenten con gerentes educativos con actitudes, habilidades para crear, inventar y valerse de estrategias que sean efectivas ante las dificultades que se les presenten y estar en condiciones de lograr la verdadera transformación del hombre para los hombres.

Romano (2004) manifiesta que la gestión del directivo debe fomentar la obtención exitosa de los objetivos, elaborados con anterioridad, en poco tiempo, al mínimo costo y en un entorno que perdure la armonía en las relaciones interpersonales; de igual manera el Ministerio de Educación (1998) plantea que el gerente educacional debe estar capacitado para promover la participación de todos los autores y actores del quehacer educativo, favorecer el trabajo en equipo que permita la toma de decisiones y el mantenimiento de la comunicación bilateral.

Distintos expertos coinciden en que el perfil del director escolar viene dado por las siguientes características: imaginación creativa; responsabilidad compartida; apoyo a las propuestas que se formulen y mostrar interés porque se lleven a término; hablar y escuchar a toda la comunidad estudiantil comprometida con los objetivos de la escuela; permitir la independencia en el comportamiento de las personas en la organización y en un ambiente colegial apropiado.

Al mismo tiempo, deben ser capaces de tomar decisiones arriesgadas, intentando coordinar los esfuerzos ajenos para la consecución de las metas educativas.

Además, para garantizar la efectividad del proceso gerencial se deben colocar en práctica las cinco funciones establecidas por Kootnz y Weihrich (1998): planeación, organización, integración de personal, dirección y control.

“Conjuntamente, estas funciones deben ser ejercidas por los directivos que administran las organizaciones escolares con conocimientos y destrezas en actividades que suponen la aplicación de métodos, procesos y procedimientos; preparados para trabajar con individuos, esfuerzo cooperativo, trabajo en equipo y poder crear condiciones donde las personas se sientan protegidas y libres de expresar sus opiniones, con capacidad para distinguir los elementos más significativos de una situación y comprender la relación entre ellos y poseer también la valiosa habilidad para diseñar soluciones funcionales a los problemas en respuestas a las realidades que enfrentan”.

El ciclo holístico de gestión denominado TPS está concebido para ayudar a implantar con éxito los resultados individuales y de la organización, está orientado al máximo desarrollo personal de todos los miembros que la integran y se basa en la visión que cada uno tiene de su futuro personal e institucional, es un concepto de gestión inspirador e integrador cuyo punto de arranque es la ambición personal que se refiere a la visión, misión y papeles claves (de la persona) y a la ambición corporativa que se refiere a la visión, misión y valores esenciales (de la institución).

“El concepto TPS comienza con el aprendizaje y formulación de cuáles son las ambiciones personales de cada uno de los que laboran en la organización escolar, para después equilibrar esto con el comportamiento personal y la ambición institucional”.

El TPS es un proceso ordenado de constante aprendizaje y desarrollo. Los tres componentes esenciales en los que se fundamenta este concepto holístico de gestión son: La mejora, el desarrollo y el aprendizaje los cuales tienen que estar interrelacionados armónicamente. Se definen de la siguiente manera:

Mejora, desarrollo y aprendizaje

 

– Mejora

Churchill (2003) afirma que mejorar es cambiar y que esta afirmación a menudo lleva a la perfección del ser, por consiguiente mejora el proceso institucional.

– Desarrollo

este proceso trae implícito el desarrollo y la educación individual a través de la adquisición de conocimiento, mejorando las actuaciones propias de cada individuo en el campo de trabajo. Aquí se pone en énfasis el estímulo que ejerza la institución en el crecimiento individual de los docentes y directivos lo que permite llevar a la práctica las mejores competencias laborales, con esto se evidencia la parte esencial de la filosofía del TPS que es un trabajo orientado a excelentes resultados.

– Aprendizaje

“Es el proceso donde el individuo adquiere ciertos conocimientos, aptitudes, habilidades, actitudes y comportamientos. Supone un cambio adaptativo como resultado de la interacción con el medio ambiente.”

Diccionario de pedagogía y psicología (2000). El aprendizaje trae como consecuencia internalizar el conocimiento para transformar el comportamiento y como efecto una variación en el comportamiento colectivo. Dentro de la institución educativa el conocimiento se debe organizar de manera que estimule el trabajo en equipo efectivo, la creatividad, la mentalidad positiva, donde cada uno de los integrantes se sienta responsable de su actuación a la vez de convertirse en instituciones que crecen y aprenden con todas sus fuerzas para alcanzar los objetivos propuestos.

Estos tres componentes son ineludibles en la gestión escolar y para que sean de éxito no se pueden considerar como un hecho aislado, sino como una unidad, así surgirán las transformaciones positivas dentro de la organización.

La interrelación de las tres potencias: mejora, desarrollo y aprendizaje, forman un campo de fuerza que el denomina el ciclo del TPS.

Comprendiéndose este modelo como cíclico y holístico, siendo de mucha utilidad al momento de implantar los cuadros de mando integrales personales (CMIP) y cuadros de mandos integral corporativos (CMIC) y están compuestos por cinco fases que son: formulación, comunicación y alineación, mejora, desarrollo y por último revisión y aprendizaje:

– Formulación

Esta fase de iniciación consiste en que el equipo directivo toma parte activa en la participación de la formulación del CMIP de cada miembro y una vez este concluida se formula el CMIC de la escuela.

– Comunicación y alineación

Esta fase consiste en un proceso de información coherente, se pueden utilizar folletos, cartelera, reuniones de personal, ir de lo simple a lo complejo, lo importante es que todos los integrantes de la institución comprendan el CMIC. Además hay que alinear el CMIP con el CMIC, y se articule con todos los cuadros de mandos de la escuela.

– Mejora

En esta tercera fase se refiere a las acciones de perfeccionamiento individual o institucional, lo esencial radica en corregir los errores y conseguir nuevas habilidades para facilitar el proceso.

La clave de la mejora consiste en ser eficientes, hacer las cosas bien hechas y conjuntamente incorporar la innovación que consiste en hacer las cosas con eficacia, es reestructurar los procesos, realizar nuevos diseños. En esta fase se encuentran cuatro momentos bien identificables para implantar las actividades de mejora que son: definición y selección de un proceso, normalización y evaluación del proceso, mejora del proceso y mejora del personal.

Hoy las organizaciones tienen que contar con un buen gerente y aplicar un estilo de gestión diferente que esté centrada en las buenas relaciones interpersonales, en el respeto por las habilidades y talentos de los empleados.

De manera que, para ser una institución competitiva tiene que tomar en cuenta a las personas, el compromiso, el grado de motivación e innovación como factores primordiales para la transformación radical de su organización.

– El TPS es un concepto de gestión inspirador e integrador donde su principal punto de partida son las personas que aprenden individualmente y como equipo; donde se encuentran coordinados por un directivo que ayuda y estimula a implantar la mejora, desarrollo y aprendizaje en todas las facetas de la labor educativa.

– Según Ruiz (1990), la gerencia es un eje determinante dentro de la organización, porque en ella se efectúan actividades inherentes de planificación, así como organización, dirección y control, para utilizar los recursos y alcanzar los objetivos.

Si se quiere una gerencia lógica, óptima y oportuna, es preciso que el gerente se comprometa con el logro de los beneficios en común y demostrar permanente interés por la innovación, con capacidad de decisiones eficaces y eficientes, es decir poseer plena conciencia de la responsabilidad que significa dirigir grupos y de envolver su trabajo con un carácter especial, teniendo siempre como norte la búsqueda de la excelencia en sus funciones gerenciales.
– El Gobierno Bolivariano de Venezuela y el Ministerio de Educación y Deportes (2001) establecen que el proceso gerencial debe centrarse en una estrategia de intervención y organización que tenga como característica el consenso activo de los integrantes como paradigma emergente.

De ahí que se haya realizado una conversión educativa que contempla dentro de su concepción una educación de naturaleza humana en la que los individuos están inmersos en un permanente desarrollo, en su condición como seres sociales capaces de dar respuesta y actuar activamente frente a los cambios de la sociedad en la cual viven y se desenvuelven.
– Cruz, Rojas y otros (2005) aseguran que para la organización su mayor caudal es el capital humano que posee y en la medida en que los equipos directivos, logren atraer y mantener a las personas en las mejores condiciones y comprometerlos con la visión y misión de su institución, en esa misma medida lograrán el éxito de la organización y su permanencia en el tiempo.

 

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