Esta dolencia puede tener un origen congénito (desde nacimiento) o bien sobrevenir en algún momento de la vida.
En este último caso, también puede ser pasajera o permanente. Una infección u otra enfermedad pueden desencadenarla, a veces con carácter irreversible.
Los que padecen la intolerancia a la lactosa (de forma definitiva o temporal) no producen la enzima conocida como lactasa, presente en el intestino y encargada de transformar la lactosa, que es el azúcar de la leche, para su correcta digestión y asimilación.
El cuadro clínico va desde cólicos, diarreas crónicas o erupciones cutáneas hasta dolor abdominal agudo que requiere hospitalización. Por si esto no fuera poco, la erosión que la lactosa va produciendo en los intestinos hace que se vayan perdiendo otras enzimas.
Cuando hay una intolerancia hay que eliminar por completo de la dieta la leche de origen animal y todos sus derivados. También hay que estar atentos a la lista con los productos alimenticios reseñados al final de esta nota, ya que, los fabricantes introducen derivados lácteos en su elaboración.
La alternativa, si seguimos una dieta sin lactosa, es Consumir leche animal (vaca, cabra u oveja) con la lactosa totalmente eliminada tras un proceso químico.
Sustituir éstas por las vegetales: soja (de sabor poco sofisticado), avena (deliciosa y nutritiva), arroz (menos calórica y menos valiosa en lo que respecta a los nutrientes.
Eliminar yogures, natillas, cuajadas, quesos, y derivados lácteos tradicionales. Aquí también entra la nata para cocinar.
Productos con lactosa
Aunque no hay razón para ello, buena parte de los productos elaborados y precocinados llevan lactosa. Los fabricantes la utilizan para dar textura y mejor consistencia. La encontrarás en:
Sopas de sobre y purés precocinados.
Bases de pizzas.
Salchichas, embutidos, fiambres o jamones cocidos.
Pan, rosquillas, dulces, bollería y pastelería diversa. No obstante, las panaderías tradicionales suelen tener pan sin trazas de lactosa.
Galletas y cereales elaborados.
Mayonesas, kétchup y salsas preparadas.
Patés y productos para untar.
Si necesitas una dieta sin lactosa recuerda que casi todas las margarinas (a no ser que se indique lo contrario), helados, cremas de cacao y sorbetes llevan también lactosa.